Jun 23_2023 El tiempo de la gran liberación, para las almas buenas, está ya a las puertas. Alegraos, Mis pequeños.

Rosario – Mensaje ÚNICO.

.

================================

Mensaje de La Santísima Virgen María a J. V.

================================

.

Habla La Santísima Virgen María

(Lenguas…)

Visión: Veo una Luz que baja del Cielo, ilumina a Nuestra Madre Santísima, que está cargando al Niñito Jesús, yo la veo muy elegante, creo que, como nunca la había visto, con una corona muy bella y sus ropajes son exquisitos, de color café con los ribetes de Sus ropajes, en dorado, de una Reina. El Niñito Jesús, también, muy adornados. Se ven muy bonitos, sobre todo, porque esa Luz que baja del Cielo los está iluminando.

Hijitos Míos, Mi Pequeño está Conmigo, os lo traigo nuevamente, para que conviva entre los hombres. Es un regalo muy grande, pero os pregunto una cosa ¿os lo merecéis? ¿Queréis que realmente esté con vosotros? Es Mi Hijo, es vuestro Hermano, es vuestro Dios.

Os pregunto nuevamente, ¿vuestra espiritualidad y el amor que lleváis en vuestro corazón, son lo suficientemente grandes, como para daros cuenta de que este regalo tan grande, bajado del Cielo es para vosotros?

Si a un rey en la Tierra, que es hombre, como vosotros, le rendís pleitesía, os arrodilláis ante él, os vestís con vuestras mejores vestiduras, tomáis una posición de recato, de educación, de respeto, y eso que es un hombre, entonces, ¿cómo podréis recibir a Mi Hijo, nuevamente, si ya la gran mayoría de vosotros no creéis en Él, no lo respetáis como Quien es, vuestro Dios y Salvador?

¡Cuánto habéis perdido, Mis pequeños, por haberle hecho caso a satanás, que os ha llevado por caminos de perdición, pero, sobre todo, de un irrespeto a Mi Hijo, vuestro Dios!

Vivís vacíos en espiritualidad, ¿cómo podéis vivir así?, porque vuestra alma necesita un apoyo espiritual, vuestra alma necesita alimentarse. Diría Yo, que vuestro corazón se ha secado, como se seca la tierra en el desierto, así está ahora vuestro corazón, porque no hay agua, en este caso, Sangre Preciosa que lo riegue y que crezcan en vosotros plantitas de Amor.

¿En quién creéis ahora, Mis pequeños? ¿Cómo podéis vivir sin un apoyo espiritual?, y cuando se os presentan problemas graves, ¿a quién acudís?, porque no hay nada ni nadie que os pueda sacar de un problema fuerte, más que Mi Hijo, vuestro Dios.

Vengo con Él, y Él quiere estar con vosotros, pero ¿realmente, Lo trataréis, como Quien es? Como os dije, si ante un rey humano le rendís pleitesía, ¿cómo trataréis a Mi Hijo, vuestro Rey, vuestro Dios, vuestro Salvador, el Dueño de todo el Universo?

Muchos de vosotros ya no sabéis siquiera cómo amarLo, porque no Le conocéis, ciertamente, se dice que no podéis amar a alguien si no le conocéis, porque conociendo a la persona, sabéis cómo amarle, pero con Mi Hijo, vuestro Dios, si vosotros no os interesáis en buscar lo que Él hizo por vosotros, desde enseñaros a amar la Creación, a enseñaros a que os améis como hermanos, a enseñaros a que Lo acompañéis en Su Vida pública, y que aprendáis de la Sabiduría Divina. A enseñaros a comprender Su Pasión, Su Muerte, Su Resurrección. A enseñaros a aprender a amaros los unos a los otros, con un Amor Divino, con un amor que perdona, un amor que salva, un amor que todo lo perdona.  Si realmente, no hay en vuestro corazón ese sentimiento de error, de un sentimiento que os lleve a un arrepentimiento profundo, por vuestros pecados, Lo volvéis a crucificar.

Ya muchos de vosotros ni siquiera acudís a Él para agradecerLe lo que tenéis, porque el Don de la vida lo tenéis por vuestro Dios. Lo que tenéis de todos los días, lo tenéis gracias a vuestro Dios, la protección que tenéis, porque vivís en un mundo en donde satanás os quiere destruir de múltiples formas y os quita todo aquello que os puede dar felicidad y amor, y vosotros, no agradecéis esos detalles, no os dais cuenta cómo os ama, cómo os cuida, cómo os busca.

Son tan pocas las ovejitas que se acercan a Mí. ¡Tantas, tantas almas en el mundo, y son tan pocas las que vienen a Mí, vuestra Madre que vengan a saludar a Mi Hijito, vuestro Dios!

¿Cómo buscáis realmente los favores Divinos, si vuestro corazón está lleno de pecado, de blasfemias hacia vuestro Dios y Señor, si vuestro corazón está seco de un verdadero Amor y nada más vivís en pasiones desordenadas, que no os llevan hacia la salvación eterna? Vivís en un mundo de egoísmo, de maldad, de corrupción, de un deseo grande de enriqueceros con las cosas del mundo y pasar por quien sea, con tal de obtener dinero, dinero mal habido, bienes, muchos de ellos, bañados en sangre. Os asesináis los unos a los otros, y a veces, por querer tener de lo material que tiene el otro.

Ya no hay amor, Mis pequeños, ya no os acercáis a Mi Hijo a pedir perdón, porque ya no os interesa vivir en Pureza y en Santidad. ¿Cómo queréis llegar al Reino de los Cielos, si vuestra alma está cargada de podredumbre, de pecados que os jalan hacia el Infierno?

El tiempo de la gran liberación, para las almas buenas, está ya a las puertas. Alegraos, Mis pequeños. ¡Alegraos!, vosotras pequeñas ovejitas, pocas, pero llenas de Amor, que venís a ver a Mi Hijo y a saludarMe también, a Mí, vuestra Madre. Os seguiré cuidando, os seguiré llevando por buenos caminos, os protegeré contra toda la maldad de satanás, de sus artimañas y mentiras, para llevaros hacia el mal.

Os llevo por caminos de predilección, caminos que aseguran vuestra entrada al Reino de los Cielos. Ciertamente, son, también, caminos pedregosos, difíciles, dolorosos, porque como se os ha dicho antes, no podéis separar el dolor del Amor, y así como se entregó Mi Hijo, con mucho Amor, también fue con mucho Dolor. Mis ovejitas, las que seguís el Llamado del Buen Pastor, Mi Hijo, también sufriréis un poco, pero para que quedéis purificados y podáis entrar a este Nuevo Mundo que se os dará.

Que vuestras lágrimas, vuestros dolores, los aceptéis con gusto, como Mi Hijo aceptó con gusto Su Cruz para salvaros, y vuestras lágrimas y dolores, os llevarán, también, al arrepentimiento de vuestros pecados, para que podáis entrar a esas Tierras Nuevas que se os darán, que son bellísimas y que solamente, en esta forma, ganaréis esas Tierras Nuevas, con dolor y amor.

Recordad a la parturienta, duele, llora, antes de que el bebé nazca, y al momento en que nace, todo es felicidad. Así será también con vosotros, Mis pequeños, que vuestros dolores y lágrimas, se unan a los Dolores de Mi Hijo, y así, conjuntamente, tendréis gran felicidad.

Os amo, Mis pequeños, y venid, venid con alegría, a alabar, a gozar, a cantarLe a Mi Hijo, vuestras alegrías y agradecerLe por Sus Bondades, por tanto Amor que derrama por todos. Pero, también, acompañadLe en la tristeza de aquellos que no vienen a agradecerLe, porque, también, ellos reciben de Sus Bondades, pero no saben agradecerLe ni amarLe.

Gracias, Mis pequeños.