Rosario – Mensaje ÚNICO
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Mensaje de San Pedro a J. V.
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Habla San Pedro
(Lenguas…)
Y Jesús dijo: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra, edificaré Mi Iglesia”. Sí, soy Pedro.
Una gran autoridad me dio mi Señor y mi Dios, nuestro Salvador. Soy Pedro, un humilde y sencillo pescador, y la Luz del Espíritu Santo me transformó. No era nada y fui el escogido de mi Señor y mi Dios para iniciar la Iglesia, para seguir las Enseñanzas de nuestro Dios en la Tierra, de nuestro Salvador.
Y añadió: “Los poderes de satanás no podrán contra la Iglesia”. O sea, contra Sus Enseñanzas, Enseñanzas Divinas, todo un Dios viniendo a la Tierra a enseñarnos lo que el hombre había olvidado, había dejado a un lado, lo que satanás no le permitía seguir, porque era Amor, Perdón, Salvación.
Satanás ha querido destruir lo que nuestro Cristo Jesús inició. La Iglesia subsistirá hasta el fin del Mundo, porque así como nuestro Dios y Salvador es Eterno, Sus Palabras, Su Vida, Su Amor, también son eternas.
Soy Pedro y sigo protegiendo la Iglesia, la he venido protegiendo contra los ataques de satanás, contra los traidores que han entrado a Ella. Pero también, sigo protegiendo y guiando a los buenos sacerdotes, a los buenos Papas, a aquellos que siguieron tomando mi puesto, el primer puesto Papal que existió, que soy yo, Pedro.
La traición hacia nuestro Dios se ha dado muchas veces a lo largo de estos pocos, más de dos mil años, y ha subsistido, se ha mantenido, porque el Poder Divino es más poderoso que el poder satánico.
Así que, no temáis, mis pequeños, porque otro hombre, guiado por satanás, que está ahora al frente de la Iglesia, no podrá tampoco destruirla. Siguen, siguen tratando de destruir la obra Divina, pero ¿qué puede satanás, o qué pueden los hombres traidores, los hombres, por los cuales, también, murió mi Señor y mi Dios para salvarlos, que también dio Su Sangre Divina por su salvación?, pero no la han querido tomar, aceptar, ni agradecer.
El hombre, sigue en su afán de querer ser más poderosos que el mismo Dios. ¡Cuánta soberbia, cuánta tontería, cuánta sinrazón, teniendo todo el Conocimiento Divino, teniendo el gran Tesoro que hay en la Iglesia, con las Palabras de Dios Padre, con las Palabras de nuestro Dios Hijo, con la Guía preciosa y Divina del Espíritu Santo y, todavía así, creen poder acabar con la Iglesia fundada por mi Señor y mi Dios.
¡No, mis pequeños! errados están de que podrán destruirla. Y con esto que se ha visto a lo largo de estos más de dos mil años en que ha subsistido la Iglesia creada por nuestro Dios y Señor y Salvador, eso nos debe demostrar y nos debe asegurar que no nos separemos en ningún momento de Ella, que sigamos unidos a Cristo Jesús y con eso, aseguraremos, también, nuestra entrada al Reino de los Cielos.
Ciertamente, ya hay mucha maldad aún dentro de la misma Iglesia, del Vaticano, del mismo hombre. Mucha maldad hay en el corazón de aquellos que, primeramente, enamorados de la Iglesia, cambiaron, porque prefirieron seguir a satanás, a sus obras, al mundo, a todo aquello que va en contra de la Santidad que deben llevar los escogidos de Dios para ser sus representantes. No acaban de entender el ser sacerdotes, que ser escogidos de Dios, es un gran honor, y que se debe de llevar con gran dignidad, no con soberbia, sino con Humildad y Sencillez, para que el Espíritu Santo pueda seguir guiándolos a cada uno de ellos y seguir guiando a la Iglesia de mi Señor y mi Dios, Jesús el Cristo.
Mis pequeños, manteneos firmes, en las Enseñanzas de nuestro Salvador y no erraréis el camino.
Yo os bendigo como primer Papa, como el escogido de nuestro Cristo Jesús: en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Soy vuestro Papa, soy el escogido y ustedes son el rebaño de mi Señor y mi Dios. Amén.