Jun 01_2022 ¡Arrepentíos, Mis pequeños, arrepentíos!, cosas tremendas estáis ya viviendo y vendrán peores.

RosarioMensaje ÚNICO

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Mensaje de La Santísima Virgen María a J. V.

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Habla La Santísima Virgen María.

Visión: Veo a la Virgen, está cargando al Niñito Jesús, chiquito, en Su Brazo izquierdo, nos lo está enseñando. Es una imagen muy bella, y los dos, bellísimos.

J.V.- Aquí estamos, Madre, y gracias por traer al Niñito Jesús Contigo.

Hijitos Míos, os traigo a enseñar a Mi Hijo, el que vino a salvaros, el que vino a redimiros. ¡Ved, qué belleza, qué perfección de Bebé!, es Nuestro Dios, es Pequeñito, pero es inmenso, es Dios Verdadero, pero también Hombre, como Nosotros, y vino a estar entre los hombres, creció y en Su tiempo, en que enseñó al Mundo los Tesoros que se guardan en el Cielo, el Conocimiento Divino, los hombres no Lo entendieron y éste, Mi Pequeño y bellísimo Bebé, Lo clavaron en la Cruz.

Mucho dolor, mucho dolor de una Madre, ver a este Pequeñito, Hermosísimo, que creció Hermosísimo y murió irreconocible, por tantos golpes, salivazos, pedradas, latigazos.

Dios Mismo, en medio de los hombres y no apreciaron este Tesoro del Cielo, traído a la Tierra para el Bien de la humanidad.

¡Cuánto dolor de una Madre, de Mí, la Madre del Salvador!, gozando a Mi Pequeñito, desde el momento en que vino el Espíritu Santo y Me cubrió con Su Sombra. Desde ese momento empiezo a gozar la Maternidad Santísima en Mí, Maternidad Divina, porque Divino es Mi Hijo, porque Divino es Mi Señor y Mi Dios, que se quiso Encarnar en Mí.

¡Cuánto dolor de una Madre, al ver el desprecio de los hombres!, y ya no hablando de aquél tiempo, sino actualmente. ¡Cómo se han olvidado de Mi Hijo, de Sus Enseñanzas, de Su Donación, por el bien de la salvación de todos vosotros! Y se Le sigue haciendo a un lado de la vida de cada uno de vosotros.

Mi Pequeñito, Mi Bebé. ¡Cuánto dolor!, ¡cuánto dolor Mío, ofrecido al Padre!, porque sabiendo, que tarde o temprano, moriría por todos, ciertamente, gozaba Su Presencia como Dios, pero también, sufría Yo, como Madre, al saber que, en algún momento, tendría que entregárteLo, Padre, pero entregárteLo con mucho dolor, pero para el Bien de los hombres.

La humanidad está dormida, la humanidad no tiene idea de lo que Le hicieron a Mi Hijo, pero sobre todo, no tienen idea de lo que se perdieron y se siguen perdiendo, al despreciar a Mi Hijo, al haberlo, aparentemente, destruido, y que ahora, se Le sigue haciendo a un lado, se Le sigue destruyendo, porque no quieren saber de Sus Enseñanzas, no quieren saber del Conocimiento Divino que Él os trajo a todos vosotros. Sigue sufriendo, ya no está crucificado, porque Resucitó, también, para mostraros que Él es verdaderamente Dios. Pero al hacerLo a un lado, Le seguís haciendo daño, Lo seguís matando, porque no queréis saber de toda la Vida que os trajo, para que vosotros crecierais en Amor y pudierais entrar al Reino de los Cielos, sin dificultad.

Estáis desperdiciando un Tesoro Divino, os peleáis por los bienes de la Tierra, que solamente os llevan, a veces, a vuestra propia autodestrucción, o pleitos personales o a batallas inmensas por querer tener más de los bienes de la Tierra. ¡Y tenéis el Tesoro más grande, que es Mi Hijo y Sus Enseñanzas!, que vale muchísimo más que cualquier tesoro de la Tierra y aún del Universo entero. Y Mi Hijo es Dueño de toda la Creación, de todos sus tesoros, pero sobre todo, del Amor, que no le habéis sabido comprender ni vivir.

Satanás, ha llenado vuestra mente y vuestro corazón de mentiras, de maldad, os ha hecho despreciar a Mi Hijo, a vuestro Dios y Salvador, y vosotros os habéis tragado sus mentiras y seguís despreciando y eliminando de vuestras vidas a Mi Hijo, a este Pequeñito Hermoso, que os traigo ahora a enseñar, y que creciendo se dio por vosotros, muriendo Él, para daros Vida a vosotros.

¡Cuánto dolor causáis al Cielo, despreciando a vuestro Salvador, al Amor de los Amores, al Santo, al Divino!

Ciertamente, tendréis un momento de reflexión, que Mi Esposo, el Santo Espíritu de Amor, os dará a conocer para que os deis cuenta de vuestro error tan grande y haberLe cerrado vuestro corazón y vuestra mente a Mi Hijo, y le abriste vuestro corazón y vuestra mente al que os quiere destruir, al que os ha venido destruyendo a lo largo de la historia, y vosotros, tontamente, le seguís sirviendo al que es el malo, al que es la maldad y la mentira absoluta.

¡Qué ciegos estáis! ¡Qué tontos sois!, Mi Hijo os trajo la Luz y vosotros preferís las tinieblas, el error, la maldad, las guerras, el desprecio entre unos y otros, Él os ha traído la Paz, el Amor, la Unión, el Respeto, tantas cosas bellas que habéis ya perdido, porque vuestro corazón se ha vuelto de piedra.

Implorad, implorad a Mi Hijo que os perdone, regresad a Él, pedidLe a Mi Santo Esposo, el Espíritu de Amor, que os haga recapacitar, que os haga entender este Misterio de Amor, la venida de Mi Hijo a la Tierra para serviros. No vino como un rey orgulloso, un rey como los actuales, que os apabullan, que os desprecian, que os ponen la bota encima, que os quitan libertad, que os quitan vuestros bienes, sino todo lo contrario, Mi Hijo, siendo el Rey del Universo, se hizo Pequeñito, y aquí Lo tenéis, en Mi Brazo. Siendo Humilde, siendo Sencillo, vino, a tratar de convenceros a seguirLe, y tomar el camino correcto para llegar directamente al Reino de los Cielos, cumpliendo con vuestra misión de Amor, como Él os vino a enseñar, pero no queréis actuar en el Amor, no queréis vivir en el Amor.

¡Arrepentíos, Mis pequeños, arrepentíos!, cosas tremendas estáis ya viviendo y vendrán  peores. Apartaros de aquél que os quiere destruir, de aquél que os ha estado causado tanto mal a través de los siglos. ¡Arrepentíos, antes de que sea demasiado tarde!

No Le hagáis más daño al Corazón de Mi Hijo y al Mío.

Gracias, Mis pequeños.