Mar 02_2022 No os quejéis pues, de lo que está sucediendo a vuestro alrededor, vosotros también sois autores de ese mal.

Rosario – Mensaje ÚNICO.

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Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

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Primer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

(Lenguas…)

Hijitos Míos, ¿por qué os extrañáis de lo que está sucediendo en el Mundo, si ya se os había avisado desde hace bastante tiempo? Recordaréis que se os avisó que la humanidad y la misma Iglesia tendrían que padecer lo que Yo padecí.

Primero, Evangelización, que ya la ha tenido la humanidad, que algunos la rechazaron y otros la aceptaron, de la misma manera como lo hicieron aquellos que Me escucharon en aquél tiempo; unos la rechazaron, Me blasfemaban, Me tenían por loco, no querían escucharMe a Mí, especialmente, los escribas y fariseos, los que se sentían los sabios en ese momento.

Siguieron momentos difíciles, después de la Evangelización. Ciertamente, durante la Evangelización, muchos Me seguían para que los curara y les diera alimento gratuitamente, que lo hacía con gusto, pero, Yo, viendo sus corazones, los veía vacíos, no había cambio favorable, en lo espiritual, en estas personas, que son los que gritaron un día, que Me querían como su Rey, y una semana después, gritaban el “crucifícaLe”. No hubo amor hacia Mí, no hubo respeto hacia Mí, no hubo cambio en su corazón, solamente querían pasarla bien, estar sanos y seguir pecando, tener alimento sin tener que trabajar. Y así sigue la humanidad, también, en la actualidad.

No quieren tener preocupaciones en lo absoluto; preocupaciones y en principio, las que les dan los Mandamientos, quieren un libertinaje completo, no quieren cambiar, no quieren ser Míos, no quieren pertenecer al Cielo, quieren aprovecharse de las cosas del Cielo, pero para seguir viviendo en la Tierra, en lo material, en lo humano, en lo pecaminoso, son almas que no han cambiado, son almas que si en algún momento escucharon Mi Palabra, y les gustaron, momentos después o días después, las olvidaron y prefirieron seguir su vida, su propia vida, sus deseos particulares, dándole gusto a su humanidad.

Sigue avanzando el tiempo, vienen los últimos momentos Mi Cena, donde Me despido de Mis Apóstoles, los escogidos, los doce escogidos, pero que uno Me traicionó. ¿Cuántos discípulos y apóstoles tengo en este momento en todo el Mundo, en el Universo entero? Pocos. ¿Y cuántos traidores?, muchos. Es triste, Mis pequeños, es triste que Yo, todo un Dios, que Me di por vuestro Bien, por todas las almas presentes, pasadas y futuras, que Me di en sacrificio como Cordero, callado, sin saber qué le va a suceder a ese cordero que va tranquilo al matadero, Yo llevaba esa tranquilidad y deseaba ir al matadero, por vuestro Bien, porque os amo, porque Me lo pidió Mi Padre, que también os ama infinitamente, porque Él os creó y os conoce a cada uno perfectamente.

Todos esos son momentos de sufrimiento, que tuve que pasar por vuestro Bien, pero que también, vosotros ahora los estaréis sufriendo.

Ciertamente, vendrá la crucifixión, después de la traición. Ciertamente, todos los Míos, corrieron en el momento, en el Getsemaní, Me dejaron Solo, Solo, y quedé a merced de la maldad de este Mundo.

Estáis ahora sufriendo, Mis pequeños, alrededor del Mundo, por la maldad de unos pocos que se han vendido a satanás. Lo estáis viviendo todos vosotros, y quiero que lo meditéis y que os deis cuenta, antes de empezar a gritar, nuevamente, contra tal o cual persona, contra tal o cual país, que creéis que son los causantes de lo que está sucediendo alrededor del Mundo y los causantes sois vosotros mismos, porque la maldad sale, brota de vosotros mismos. No habéis cambiado, por más que se os ha avisado durante tiempo, a través de Mis videntes, de Mis profetas, que han repetido lo mismo que Yo padecí, que están en las Sagradas Escrituras.

Ahora os quejáis, se os había avisado y no cambiasteis, se os dio tiempo para arrepentiros y no quisisteis cambiar, seguís siendo los del Mundo, seguís siendo aquellos que queréis seguir viviendo en el Mundo sin preocupaciones, viviendo como vosotros queréis, como se os da la gana vivir, sin tener preocupaciones, sin tener unas Leyes Divinas sobre vosotros que os ayudan a mejoraros.

Los Diez Mandamientos se os dieron para que vosotros, al llevarlos a cabo, al vivirlos, se os hiciera más fácil regresar al Reino de los Cielos. Pero, ¿qué habéis hecho con ellos? olvidarlos, hacerlos a un lado, pisotearlos, y ahora ¿os quejáis de lo que está sucediendo?, qué tontos sois.

Os amaMos, pero, también, os lo merecéis, os merecéis todo lo que está sucediendo, porque no pertenecéis al Cielo, la gran mayoría en el mundo, no queréis pertenecer al Cielo.

Meditad cómo es vuestra vida, qué habéis hecho con ella, qué habéis hecho con lo que se os ha pedido, como para tener derecho a que venga Yo, vuestro Dios, vuestro Salvador, al final de vuestra existencia, a acompañaros a entrar al Reino de los Cielos, porque vivisteis dando ejemplo de tenerMe a Mí en vuestro corazón, vivisteis como Yo os enseñé, disteis un gran ejemplo de Virtud, de Amor, de unión familiar con el Cielo, Conmigo, con Mi Padre, con Mi Madre. ¿Qué habéis hecho de vuestra vida?

Vuestros corazones, muchos de ellos dan asco, sois los hijos pródigos, estáis entre los puercos, porque habéis perdido todo lo bueno que se os dio. Salisteis del Cielo, bajasteis a servirNos a la Tierra, veníais llenos de Amor, de Virtudes, erais pequeños y os guiábamos para que fuerais grandes al seguir Mis Pasos en la Tierra, ¡pero no!, quisisteis vivir en el Mundo, como el Hijo Pródigo, perdisteis todo lo bueno que se os dio, hicisteis a un lado todas las Enseñanzas que se os dieron, para que pudierais vivir perfectamente en la Tierra, dando ejemplo, salvando almas, empezando con la vuestra, pero no. Seguisteis cayendo, cayendo, os juntasteis con aquellos, que también eran del Mundo, y ninguno de vosotros quiso mejorar, ninguno de vosotros quiso mejorarse, cayeron hasta llegar al estercolero y ahí os habéis quedado, alimentando a los puercos.

Así está la humanidad, ni siquiera volteáis a verMe, ¡son tan pocos los que oran, los que interceden por los vuestros!, y los demás, critican, porque les están quitando su medio de vida, comodina, y sin ningún bien espiritual. Se molestan, la gran mayoría de todos los países, porque está sucediendo esto o aquello, en tal o cual lugar, no quieren saber de ruidos, no quieren saber de muertes, no quieren saber nada que les moleste, solamente quieren estar en una paz terrena, sin ningún bien para el Cielo, sin ningún bien para sus hermanos, para ayudarse los unos a los otros para llegar a Mí. Sois como un rebaño de puercos: camina uno por aquí y ahí van todos, haciendo lo mismo, sin mejora espiritual, sin mejora humana, simplemente, queréis vivir a vuestra manera y llevados por aquél que os ha engañado, y que pronto aparecerá, para que os siga engañando, para que os dé lo que estáis buscando: vuestra paz terrena, que os apoye en vuestros pecados, en vuestra forma de vivir, totalmente opuesta a lo que Yo os enseñé, y lo seguiréis y lo alabaréis, porque os gustará su forma de hablar, porque os dará alimento de puercos. No os dará Alimento Divino, no os dará alimento de crecimiento para vuestra vida espiritual, para que os podáis ganar el Cielo, ¡no!, os llevará todavía más abajo de lo que ahora estáis, pero lo alabaréis, porque detendrá todo, aparentemente, os dará salud de cuerpo, os dará paz, no más guerras, aparentemente, y moriréis, y moriréis en la mentira que os va a traer, y moriréis eternamente, porque no supisteis seguir al Maestro, no quisisteis seguirMe, no quisisteis negaros a vosotros mismos, evitar la maldad que traíais en vosotros mismos, que traían los que os rodeaban. Os apoyabais los unos a los otros en vuestra maldad, y así, vivisteis como puercos.

Os quejáis, cuando no tenéis ninguna base para hacerlo. Cuando se queja uno, es porque se le está quitando algo bueno, lo que vale, pero vosotros no tenéis nada que valga en vosotros. Habéis escogido el camino del mal, y así moriréis.

¿Por qué no volteáis hacia Mí? ¿Por qué no pedís perdón?, ¿por qué no queréis tomar Mi Lugar, que fue de Amor, de Salvación, de Redención, de Vida Eterna?

No os quejéis pues, de lo que está sucediendo a vuestro alrededor, vosotros también sois autores de ese mal.

Gracias, Mis pequeños.