Oct 04_18 Os sigo cuidando, el Mundo está en Mis Manos, no en las de satanás, confiad en ello.

Rosario vespertino Mensaje ÚNICO.

===============================

Mensaje de la Santísima Virgen María a J. V.

===============================

 

Primer Misterio. Habla la Santísima Virgen María.

Sobre: Recibid Mis Bendiciones, os sigo cuidando, Mis pequeños, el Mundo está en Mis Manos, no en las de satanás, confiad en ello, Mis pequeños. Los que se han alejado del Bien, sucumbirán, orad por aquellos que todavía pueden regresar a Mi Señor y Mi Dios.

Antes de empezar, J. V. tiene una visión, ve a la Santísima Virgen María en el espacio, de tamaño muy grande, y está sosteniendo el Mundo con sus Manos, frente a su cara; y aquí empieza a hablar:

Hijitos Míos, Yo sostengo el Mundo con Mis Manos, lo voy cuidando, lo voy protegiendo contra los ataques del enemigo. Vedlo, lo tengo entre Mis Manos y lo voy preparando para que sea purificado y se lo pueda Yo presentar a Mi Hijo, como regalo por Su Redención.

Ciertamente, ahora, el Mundo envuelto en pecado, en mal, está sufriendo mucho, pero más sufre Mi Hijo al veros.

¡Ha hecho tanto por vosotros, y vosotros le habéis pagado muy mal! Infinitamente agradecidos debierais estar con Mi Hijo, porque Se dio por completo para aplastar las fuerzas del mal, para restaurar vuestra Creación y para abriros las Puertas del Cielo nuevamente. El Pecado las cerró, la Gracia de Mi Hijo las abrió, pero no meditáis lo suficiente este regalo tan grande. ¡Le costó tanto! Le costó Su Vida entera y fue por cada uno de vosotros, pero vosotros seguís pecando.

Quisiera que cada uno de vosotros, tomara como propio este Regalo de la Redención de Mi Hijo, para levantaros del mal. Ya no penséis en las multitudes, pensad en vosotros mismos. Pensad que eso Lo hizo en lo particular, por cada uno de vosotros. A ver si así se mueve vuestro corazón en amor, en compasión hacia Mi Hijo, que sufrió y sigue sufriendo la maldad de satanás en sus verdugos, en las multitudes que Le gritaban que Lo crucificaran.

Poneos en el lugar en donde sucedió todo esto. Estáis entre la multitud y lo que antes, días antes, eran gritos de júbilo, de alabanzas hacia Mi Hijo, reconociéndoLo como el Mesías, y gozando de Sus Milagros, ahora, en Su Pasión, los rostros cambiaron en la multitud, ya no eran rostros de alegría, eran de odio, ¡satanás se había introducido a sus corazones! Yo, estaba presente y sufría, sufría tanto, al ver, cómo Mi Hijo, Mi Dios, el Dios de todos ellos, ahora Lo trataban como a un criminal. ¡Cómo, en unos pocos días, pasó de ser el Mesías, a criminal!

Así de cambiantes sois vosotros, un día hacéis muchas promesas a vuestro Dios, a Mi Dios, os arrepentís, prometéis no pecar más, y no pasan unos cuantos días, cuando ya Le estáis traicionando nuevamente.

La naturaleza del hombre es muy traicionera, especialmente, cuando estáis alejados de la Gracia de Nuestro Dios y Señor. Os queréis mover por vosotros mismos en el Mundo, queréis arreglar todo con vuestras capacidades y dais consejos humanos, más no Divinos y, de esta forma, no ayudáis tampoco a vuestro prójimo.

Se os ha dicho que estáis en el Mundo, pero no pertenecéis al Mundo, y ésta debiera ser vuestra actitud en todo momento, la de presentar a Mi Hijo y Sus Enseñanzas en vuestra persona. Vinisteis al Mundo a mover corazones, a salvar almas, a dejar vida espiritual y un comportamiento de acuerdo a esa vida espiritual. Pero, ¿cuántos de vosotros lo hacéis, realmente? ¡Es tan poca la cantidad de almas que se han consagrado a Mi Hijo, a Mi Dios!, el resto, dejan tanto qué desear, que aquellas almas que tratan de vivir en pureza, en santidad, en amor, son apartadas del camino, ya no le interesa a la mayoría de los hombres vivir en Dios, conocer más de Sus Enseñanzas y menos, darse al Bien. Por eso, satanás va ganando la batalla entre vosotros, va destruyendo corazones, va destruyendo vuestra vida espiritual y, lo peor de todo, es que lo vais aceptando. Ya no tratáis de imponer en vuestra vida, la Virtud, el Amor, la búsqueda de la Verdad, os habéis dejado mover por satanás, por la mentira, por el error, por el pecado.

Mucho mal os está rodeando y no hacéis gran cosa para tratar de eliminarlo, simplemente, lo veis pasar y no os dais cuenta de que éste mal volverá y se tratará de posesionar de vuestra alma y, en la mayoría de los casos, sucumbís a los ataques de satanás.

¡Cuánto error hay en vuestras actitudes! Donde debiera haber Amor, hay odio. Donde debiera haber Pureza, hay lujuria. Donde debiera haber Verdad, la mentira. Vivís en un error, vivís en un pecado, que éste se va haciendo más grande cada vez, porque, al no combatirlo, va creciendo y creciendo su maldad dentro de vosotros. Cuando combatís el pecado, la Virtud crece y os vais fortaleciendo.

Mi Dios y Señor vuestro, ayuda a aquellas almas que no están contentos con lo que se vive a su alrededor, las protege, las guía, les comparte de Su Sabiduría y, a pesar de que su alrededor sea nocivo para el alma, el alma crece.

Por eso, las almas de este momento de la humanidad, son almas que vencerán, porque se han ido fortificando con los embates del enemigo pero, sobre todo, porque esas almas, que son el resto fiel, no se han dejado contagiar por el pecado, porque contraatacan con la Virtud y el Amor. Si por un lado estáis viendo tanto mal contra vosotros, por otro lado, el Poder de Nuestro Dios y Señor, se manifiesta fuertemente en esas almas escogidas de estos tiempos.

¡Ciertamente, que satanás no vencerá, pero cuánto mal ha hecho en las almas! Tenéis todas las armas necesarias para combatirlo, satanás os ataca continuamente, pero el resto fiel vencerá, porque Yo lo voy guiando, lo voy protegiendo, lo voy preparando para la Gran Batalla y venceréis, venceréis los que estáis con Mi Señor y Mi Dios y también, Conmigo, Mis pequeños.

Recibid Mis Bendiciones, os sigo cuidando, Mis pequeños, el Mundo está en Mis Manos, no en las de satanás, confiad en ello, Mis pequeños. Los que se han alejado del Bien, sucumbirán, orad por aquellos que todavía pueden regresar a Mi Señor y Mi Dios.

Os Bendigo, Mis pequeños, Mi Corazón es vuestro Refugio seguro para vuestra salvación. Gracias, Mis pequeños.