Ago 09_18 El valor de la oración, es el contacto con Nuestra Santísima Trinidad.

Rosario vespertinoMENSAJE ÚNICO

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Mensaje de Dios Padre y de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

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Primer Misterio. Habla Dios Padre y Nuestro Señor Jesucristo.

Sobre: ¡Cómo quisiera que todas las almas tuvieran esa intimidad de oración Conmigo! PedídiMelo, Mis pequeños y os la daré pero, más quisiera que buscarais la perfección en la unidad Conmigo y también os la concederé si Me la pedís.

Hijitos Míos, muchas veces os he dicho que la oración es la forma en que vosotros intimáis Conmigo. Es una forma de llegar a Mi Corazón y, también, Yo llego al vuestro. ¿Por qué os preocupa el que veáis todo a vuestro alrededor en problemas, si Yo Vivo en vuestro corazón?

Ciertamente, por la hermandad con vuestros hermanos, os debe preocupar su estado espiritual, que solamente conozco Yo; pero vosotros, al ver lo que hacen, si no es bueno a Mis Ojos, os ruego pidáis por ellos.

Lo importante, Mis pequeños, es que os mantengáis orando Conmigo. Yo hacía eso con Mi Padre, cuando estuve caminando sobre la Tierra. Yo hacía lo que el Padre Me pedía y para seguir conociendo Su Voluntad, Me retiraba a orar. Eso es la oración, Mis pequeños, ese es el valor de la oración, es el contacto con Nuestra Santísima Trinidad.

Se os ha dicho muchas veces que vosotros no podéis caminar solos sobre la Tierra, Yo Mismo os he puesto el Ejemplo. Yo, siendo Dios, oraba, platicaba con Mi Padre, Le contaba lo que sucedía, Me guiaba y Me pedía qué hacer.

Esto Yo lo hacía siendo Dios, por obediencia, y por Amor. Haced esto, también, por la ayuda que siempre, vosotros, podréis obtener de alguien que sabe más que vosotros.

Soy Dios y tengo el Conocimiento Infinito y aun, así, Yo platicaba con Mi Padre, esto es un acto de Humildad pero, sobre todo, un acto de Sabiduría, reconociendo que siempre se puede mejorar, que siempre se puede aprender algo que vosotros no conocéis.

Os falta mucha oración, Mis pequeños, ciertamente, decís, que platicáis Conmigo, que oráis, que Me ofrecéis, pero el resultado es mínimo, es todavía mediocre y perdón que os lo diga así, Mis pequeños, pero cuando aprendáis a orar, al nivel que Yo quiero que lleguéis, os daréis cuenta, entonces, de lo que Yo quería y de lo bajo que andabais todavía en vuestra oración.

Nunca será suficiente la oración, especialmente con vosotros, que sois una nada. Quiero ser claro, también, Mis pequeños, sin ofenderos, y os tenéis que dar cuenta de esa realidad, sois una nada y, al reconoceros como una nada, habréis avanzado mucho, porque es la Humildad la que va a hacer que Yo llegue a vuestro corazón.

Ese es el primer paso, pero el paso más importante es el que se llega después, saber que necesitáis de Mi Sabiduría. Sin Mi Sabiduría, Mis pequeños, no os podéis mover, a la perfección, en el Mundo que os tocó vivir. Estáis rodeados de cientos, de miles, de millones de hermanos vuestros y así como decís, que cada cabeza es un mundo, es una realidad, cada quien piensa como quiere, cada quien toma su vida como quiere, y eso os pasa porque no estáis unidos a la Cabeza, que Soy Yo. Sin Mí, no sois nada, os lo vuelvo a repetir.

Ciertamente, cada quien tiene una personalidad propia, pero eso os lo di para que seáis como las flores del campo que, al tener vuestra propia manera de pensar y de ser, podáis compartir, ciertamente, de las capacidades espirituales que Yo os concedí, pero esas capacidades espirituales, tienen que estar envueltas de Amor y ahí es donde empieza a actuar la Sabiduría. Sí, actuaréis bajo vuestra propia personalidad, pero Me halagaréis, Me agradeceréis, Me amaréis cada quien, con vuestra propia personalidad.

Fuisteis creados en Mi Amor; fuisteis creados para una misión; fuisteis creados para un bien, pero satanás se ha encargado de desviaros y al desviaros, ha hecho que vosotros no confiéis en Mí, en Mi Sabiduría, en todas las capacidades espirituales que Yo os puedo dar, y que no Me pedís, porque, en vuestra soberbia, a donde os ha llevado satanás, os hace creer que no Me necesitáis y que no necesitáis todo lo que viene de Mí y, eso, es lo que os hace vivir en la mediocridad.

Fuisteis creados para ser perfectos y está en las Sagradas Escrituras, que debéis ser perfectos, como Yo, vuestro Padre, Soy Perfecto y no habéis llegado, ni siquiera, a un nivel medio, estáis muy por debajo de ello. Ser perfectos, involucra, primeramente, vuestra Humildad, incluye Sabiduría, para que os deis cuenta, de que os falta mucho por crecer. También incluye el que vosotros deseéis ser perfectos, pero debéis encontrar también, un por qué y un para qué, en la perfección a la que estáis llamados.

Cuando vosotros empezáis a estudiar, empezáis con grados bajos: de kínder, preprimaria, primaria. Aprendéis los primeros pasos de la enseñanza, ¿qué pasaría, si en vuestra soberbia, a esas edades dijerais, “ya es suficiente con lo que he aprendido, ya no necesito más”? Vosotros siendo ahora adultos y recordando que hubierais dicho esas palabras, ¿cómo os sentiríais ahora, que sabéis muchísimo más de lo que aprendisteis en esos primeros grados? Obviamente diríais que había sido un error gravísimo haber dicho eso, apenas empezabais a conocer el mundo, apenas empezabais a conocerMe a Mí.

Y así estáis muchos de vosotros, habéis aprendido algo sobre Mí, algo, y ya os sentís satisfechos y sentís que no es necesario saber más. Ya sabéis rezar el Padre Nuestro, el Ave María y alguna otra oración pequeña y muchos de vosotros, con eso, se os hace ya suficiente. Es bueno, pero ¿a eso le podéis llamar perfección, especialmente, si no hacéis nada en cuanto a la vida espiritual y a ayudar a vuestros hermanos a crecer en ella?

Ciertamente, se os ha dicho, que si enseñáis a rezar, aunque sea el Padre Nuestro a un hermano vuestro, podéis tener un gran regalo en el Reino de los Cielos. No lo niego, es bueno, pero y otra vez, os repito, ¿eso es perfecto? Tenéis capacidades superiores para hacer muchísimo más. Mi Hijo, os enseñó a rezar, os dio el Padre Nuestro, pero no quedó ahí Su Obra, Se dio por todos vosotros, hizo grandes Milagros, os enseñó a amarMe y muchísimas, muchísimas cosas más, para que crecierais en el Amor y en una espiritualidad que os iba a llevar a la perfección.

Desgraciadamente, hay pocos que buscan esa perfección, que buscan el halagarMe más, en darMe algo más, porque Yo os he dado muchísimo.

Se os ha dado mucho y ¿cuánto Me habéis devuelto?, quiero almas buenas pero, también, perfectas. Vosotros mismos, en la Tierra, en donde vivís, la gran mayoría de vosotros no os conformáis con cosas pequeñas, sino que buscáis las que son mejores y eso es buscar la perfección, el tener lo mejor pero, dentro de lo espiritual, el tener lo mejor, es el tenerMe a Mí, plenamente.

Muchos sois vosotros, pero ¿cuántos se distinguen? A los que sobresalen, y les llamáis Santos, porque la Iglesia ha estudiado sus vidas y los considera así, porque hicieron un esfuerzo supremo, se negaron a sí mismos y buscaron el agradarMe más. Y ese es el premio para los que buscan el agradarMe más y el llegar a una vida espiritual heroica, a la cual, muy pocos, pero muy pocos, desean alcanzar.

Hay tantos, que con poco dar, se sienten satisfechos. No Me dan más, no tratan de buscarMe, no tratan de entenderMe, no tratan de agradarMe más y si es poco lo que buscan de Mí, ciertamente, poco recibirán.

En cambio, aquellos que mucho dan, que se esfuerzan en ser mejores, recibirán mucho más. No hay injusticia en ninguna forma, Yo conozco vuestro interior, conozco vuestros pensamientos, conozco vuestros esfuerzos, os conozco perfectamente. Hay muchos santos que ni siquiera conocéis, que son grandes hombres, que todo lo han hecho en la intimidad, pero ante Mis Ojos, porque os conozco perfectamente, alcanzan el grado de santidad, que quizá los hombres nunca apreciarán ni les darán ese título, porque, en su gran Humildad y sencillez, no lo muestran a los que les rodean.

La Humildad os lleva a que vivaMos, muy unidos Yo con ellos, ellos Conmigo.

¡Cómo quisiera que todas las almas tuvieran esa intimidad de oración Conmigo! PedídiMelo, Mis pequeños y os la daré pero más quisiera, que buscarais la perfección en la unidad Conmigo y también os la concederé si Me la pedís.

Vosotros, por vosotros mismos, no podréis, nunca, lograr alcanzar esos niveles altos de espiritualidad si no os los doy Yo, porque todo eso que necesitáis espiritualmente, es Mío, y solamente Yo os lo puedo compartir.

Entrad, pues, a vuestro corazón, evitad los ruidos externos, entregaos plenamente a Mí y Yo os iré guiando.

Os amo a todos, necesito de vosotros, y vosotros, necesitáis más de Mí. El Cielo es la Perfección en el Amor y si queréis regresar a vuestro Hogar Eterno, que es el Reino de los Cielos, tenéis que empezar a perfeccionaros en el Amor ya desde la Tierra, para que el paso sea fácil, sencillo y, sobre todo, muy agradable, sin ningún tipo de temor y, sobre todo, que viváis con ese deseo grande de llegar ya a Mí, para que juntos, sigaMos, no que empecéis en el Reino de los Cielos, sino que sigaMos con esa unión íntima, porque ya la empezasteis desde la Tierra y que se seguirá incrementando, hasta llegar a la Perfección, que no pudisteis alcanzar en la Tierra.

Seguid, pues, Mis pequeños, buscandoMe afanosamente, olvidándoos de vosotros mismos, para que Nos unaMos, ya desde ahora, y empeceMos la Grandiosidad del Amor en la Eternidad.

Gracias, Mis pequeños.