Feb 28_17 Así viven las almas que están Conmigo: caen, pero se levantan.

Rosario vespertino.

Temas:

  • VaMos caminando juntos, no os apartéis de Mí en ningún momento, y sacareMos adelante vuestra misión, y esta es la forma en vosotros lo haréis lo más perfectamente posible, porque Yo, el Perfecto, estaré con vosotros.
  • Estoy con vosotros, Mis pequeños, y no temáis a los acontecimientos que se irán sucediendo, el mal caerá. En un principio, como hacía satanás, tratará de engañaros, pero, después, caerá y sabréis, perfectamente, que Yo estoy protegiendo a esta Institución Divina que os he dejado en la Tierra, para vuestro crecimiento y vida espiritual.
  • El alma trascenderá y tendrá una vida eterna y a eso, es a lo que vinisteis, Mis pequeños, a mover almas, para que puedan vivir, eternamente, Conmigo, como Yo quiero que vosotros lo estéis.
  • Vuestra lucha, Mis pequeños, tiene que ser continua, y para ello, Me debéis dejar, a Mí, actuar en vuestro interior. Juntos teneMos que manteneros en ese estado de Gracia, en esa ayuda hacia vuestros hermanos, pero, sobre todo, en ese deseo grande de vivir eternamente Conmigo.
  • Os quiero preguntar, ¿a quién pertenece vuestra alma? Es una pregunta muy personal, muy íntima, pero muy real, ¿a quién pertenece vuestra alma?, inmediatamente, responderéis: “a Ti, Mi Señor”, pero, realmente, ¿Me pertenecéis?

Mensaje de Dios Padre y Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

Primer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

Sobre: VaMos caminando juntos, no os apartéis de Mí en ningún momento, y sacareMos adelante vuestra misión, y esta es la forma en vosotros lo haréis lo más perfectamente posible, porque Yo, el Perfecto, estaré con vosotros.

Hijitos Míos, no por el hecho de que estéis en la Tierra, cumpliendo una misión y alejados del Cielo, os sintáis así; el Cielo lo tenéis en vosotros, porque Yo estoy en vosotros.

Os pido, Mis pequeños, que, continuamente, entréis a vuestro corazón, porque no estáis cumpliendo una misión solos, estaMos cumpliendo vuestra misión. Yo, vuestro Hermano Jesucristo, estoy con vosotros cumpliendo vuestra misión. Os he dicho que Yo bajé a la Tierra y conozco el estar con el hombre.

Vosotros necesitáis, por así decirlo, un Amigo que os acompañe, que os guíe, que os aconseje, que os salve. Vosotros estáis Conmigo, Yo estoy con vosotros. SoMos dos y quiero que así permanezcaMos, dos; que no Me tengáis como al Dios que está alejado allá en el Cielo y que, muy de vez en cuando voltea a veros, ¡no!, Mis pequeños, muchos de vuestros hermanos piensan así y este es un error muy grave.

Cuando Mi Padre os ha dado la vida, lleváis, también, Nuestra Presencia en vosotros. En ningún momento Nos alejaMos de las almas creadas y, sobre todo, de aquellas que ya tienen una especial misión. SabeMos, perfectamente, que el poder satánico es muy superior a vosotros y si no tuvierais Nuestra protección, la protección del Cielo y, de vuestros Ángeles Custodios, vosotros no podríais sacar adelante vuestra misión, rápidamente satanás os destrozaría.

Por eso debéis, como os dije, en todo momento, entrar continuamente a vuestro corazón. Para cualquier cosa, para compartirMe vuestras alegrías, vuestras tristezas, para pedirMe ayuda, para pedirMe protección, para pedirMe Mi Guía Sapientísima y segura y, sobre todo, para que os dé Discernimiento, Sabiduría y Luz en vuestro caminar. No os apartéis en ningún momento de Mí, Mis pequeños.

Aquellos que llegan a tener problemas, accidentes, estas son almas que se han apartado de Mí, y satanás, fácilmente, las ataca. Vosotros tenéis una protección Divina, tenéis una protección Celestial, y esta es una realidad.

Por eso, Mis pequeños, vaMos caminando juntos, no os apartéis de Mí en ningún momento, y sacareMos adelante vuestra misión, y esta es la forma en que vosotros lo haréis lo más perfectamente posible, porque Yo, el Perfecto, estaré con vosotros.

Gracias, Mis pequeños.

Segundo Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

Sobre: Estoy con vosotros, Mis pequeños, y no temáis a los acontecimientos que se irán sucediendo, el mal caerá. En un principio, como hacía satanás, tratará de engañaros, pero, después, caerá y sabréis, perfectamente, que Yo estoy protegiendo a esta Institución Divina que os he dejado en la Tierra, para vuestro crecimiento y vida espiritual.

Hijitos Míos, cuando fui apresado, Yo, siendo Cabeza o Fundador de la Iglesia incipiente, en ese momento, pareció que todo se obscurecía, pareció que todo lo que Yo había sembrado, en ese momento caía. Fue en una noche, Yo oraba, Mis apóstoles dormían, fui apresado. Creyendo los del sanedrín, que tomándoMe y destruyéndoMe, se acabaría todo lo que Yo había sembrado en el corazón de los hombres en ese momento. Se obscurecía Mi Presencia, se obscurecía el fundamento de la Iglesia, que Soy Yo.

Ciertamente, ya había puesto Yo a Pedro, como cabeza, pero él, junto con los demás apóstoles, que seguían Mis Enseñanzas, corrieron, se escondieron y parecía que todo se acabaría con Mi Muerte.

Y así sucederá en estos tiempos, Mis pequeños, lo estáis viendo. Mi Iglesia se está obscureciendo por problemas internos, y no porque lo que Yo Enseñé sea lo malo, sino los que están en la cabeza de ella, son los que están causando el problema; como los del sanedrín, en aquél tiempo, están tomando a Mi Persona, Me están tratando de destruir nuevamente, la están afectando, para que corran, para que se disperse el rebaño.

Vosotros, ciertamente, sabéis que Mi Iglesia se mantendrá hasta el fin del Mundo; el hombre no puede contra ella, satanás, no puede contra ella. Satanás la ha venido tratando de destruir desde hace un poco más de dos mil años, desde que fue creada y no puede destruir, lo que Dios ha construido.

Sed pacientes, Mis pequeños, porque, si en un momento de debilidad, Mis apóstoles corrieron, así será, también, en estos tiempos, aparecerá como que la dejan sola, pero, nuevamente, os reuniréis, vosotros, los que la amáis y volverá a tomar vida.

Se llevó unos días y, Mi Santo Espíritu, en el Pentecostés, les dio una vida especial a Mis apóstoles, al descender sobre ellos; así, también, vosotros, los que estáis Conmigo y que amáis lo que Yo os enseñé, tendréis ese Pentecostés, una nueva vida espiritual tendréis y renacerá Mi Iglesia, será retomada, por aquellos que la aman y, nuevamente, será vencido satanás.

No os preocupéis por lo que pueda suceder y lo que está sucediendo dentro de ella. Tiene que darse, para que se separe el trigo y la cizaña. Tiene que darse, para que se le valore. Tiene que darse, para que os deis cuenta lo que tuvisteis y lo despreciasteis y no cuidasteis.

Mi Iglesia es el mayor Tesoro que tenéis aquí en la Tierra. Es Vida, Vida espiritual para vosotros, es Alimento, porque Yo estoy en la Sagrada Eucaristía y es Perdón, porque Yo estoy con los apóstoles de este tiempo, los sacerdotes, los buenos sacerdotes que transmiten Vida, a través del perdón de vuestros pecados.

Manteneos, pues, Mis pequeños, en confianza plena, sabiendo que Yo voy a estar con vosotros hasta el fin del Mundo. Estoy con vosotros, Mis pequeños, y no temáis a los acontecimientos que se irán sucediendo, el mal caerá. En un principio, como hacía satanás, tratará de engañaros, pero, después, caerá y sabréis, perfectamente, que Yo estoy protegiendo a esta Institución Divina que os he dejado en la Tierra, para vuestro crecimiento y vida espiritual.

Gracias, Mis pequeños.

Tercer Misterio. Habla Dios Padre.

Sobre: El alma trascenderá y tendrá una vida eterna y a eso, es a lo que vinisteis, Mis pequeños, a mover almas, para que puedan vivir, eternamente, Conmigo, como Yo quiero que vosotros lo estéis.

Hijitos Míos, estad preparados en todo momento, ni vosotros, ni nadie, sabéis el día y la hora en que seréis tomados para vuestro Juicio final.

Mis pequeños, el estar preparados no es solamente para ver ese momento final de vuestra existencia. Si vosotros estáis preparados todo el tiempo, suficiente amor, pureza y santidad, habrán en vuestro corazón.

El estar preparados, significa, estar viviendo en Mí, estar viviendo las Virtudes, estar viviendo Mi Amor, estar viviendo Mi Palabra, estar viviendo Mi Vida sobre la Tierra y, si vosotros, estáis viviendo de esta forma, no puede salir otra cosa, más que amor, de vosotros.

El estar viviendo Conmigo, es estar viviendo como Yo viví cuando estuve viviendo entre los hombres. Vosotros, estaréis llenos de Mí y Me transmitiréis a vuestros hermanos, por eso, el estarMe viviendo, no es para el último momento de vuestra existencia, es para toda vuestra existencia, para que seáis verdaderos Cristos sobre la Tierra, transmitiendo Mis Verdades, moviendo corazones, salvando almas del pecado, llevándoles a aquellos, que se sienten despreciados y despreciables en el Mundo, dándoles una Luz de Esperanza, dándoles Esperanza a estas almas que se sienten abatidas, que se sienten echadas a un lado, que sienten que no hay amor para ellas, que no hay compasión, que no hay salvación. Por eso, Yo necesito que vosotros les llevéis, a estas almas, ese sentido de Amor con el que Yo vivía y darles esa seguridad de que todas las almas, por más pecadoras que sean, tienen la oportunidad de salvación eterna.

Esa es vuestra tarea, Mis pequeños, eso es ser otros Cristos, es llevarMe, vivirMe y darse a vuestros hermanos, para moverlos hacia la salvación eterna. Que vuestro corazón se mueva en compasión por todos vuestros hermanos necesitados, y no, solamente, de lo económico, sino principalmente, de lo espiritual. El alma trascenderá y tendrá una vida eterna y a eso, es a lo que vinisteis, Mis pequeños, a mover almas, para que puedan vivir, eternamente, Conmigo, como Yo quiero que vosotros lo estéis.

Gracias, Mis pequeños.

Cuarto Misterio. Habla Dios Padre.

Sobre: Vuestra lucha, Mis pequeños, tiene que ser continua, y para ello, Me debéis dejar, a Mí, actuar en vuestro interior. Juntos teneMos que manteneros en ese estado de Gracia, en esa ayuda hacia vuestros hermanos, pero, sobre todo, en ese deseo grande de vivir eternamente Conmigo.

Hijitos Míos, por el Pecado Original, vuestro corazón, vuestros pensamientos, vuestras obras, todo quedó afectado y todo os lleva hacia el pecado. Tenéis que luchar muy fuertemente, para evitar que las pasiones desordenadas, el mal que os rodea, hagan que vosotros erréis el camino. Es tan grande, tan fuerte esta caída del hombre, que, para vosotros, es más fácil hacer el mal que el Bien; y en las Sagradas Escrituras, os dejé explicado que llegó un momento, en que, viendo tanta maldad del hombre, mandé el Diluvio para su destrucción.

Ciertamente es un dolor grande, es como cuando vosotros amáis fuertemente y esperáis cosas grandes de alguien o de algo que habéis hecho y sale mal, os decepcionáis, os sentís frustrados; en cierta forma, Me sentía Yo así por la Creación.

Es muy doloroso para Mí, como vuestro Padre y vuestro Dios, el momento de quitarle la vida o podría, más bien, decir, recogerle la vida a algún hermano vuestro que esté actuando en el mal, para que ya no siga destruyendo corazones buenos o molestando a las almas buenas.

Ciertamente, tenéis el libre albedrío, pero son más las almas que escogen vivir en el mal, que aquellas que Me han escogido a Mí, para vivir en el bien y, por eso, se vuelve muy doloroso, para Mí, cuidar al hombre, porque la gran mayoría, escoge vivir en el mal y vosotros, que tenéis vida, en estos momentos de la historia, Me daréis la razón.

Estáis viendo la maldad a vuestro alrededor, estáis viendo cómo se pisotean Mis Leyes, Mis Mandamientos, estáis viendo cómo el hombre no quiere buscarMe, no le interesa vivir en Mí y para Mí. Fácilmente, satanás Me quita las almas, vuestra sensualidad es más poderosa que vuestra espiritualidad y debiera ser al revés, pero vosotros no la ejercitáis, porque no la queréis vivir. Si la buscarais y la vivierais, fácilmente, podríais vencer los ataques y tentaciones de satanás, pero no es así, buscáis la maldad, a pesar de que sabéis que os hace un mal muy grande.

Satanás os está acechando continuamente, conoce vuestras debilidades, conoce todo aquello que os llama la atención y os pone ésas tentaciones, para que caigáis en ellas y vosotros, sabiendo, que estáis obrando en el mal, proseguís con esa tentación y, muchas veces, morís en ella, y vuestro destino será eterno en el Infierno. Satanás así lo quiere, satanás así lo planea, y vosotros, tontamente, caéis.

Entended, Mis pequeños, que el mal lo lleváis dentro de vuestro corazón, quedasteis marcados por el Pecado Original y vosotros debéis estar, continuamente, luchando contra esa maldad interior, que lleváis como un estigma, que, continuamente, os está golpeando y os está haciendo caer.

Mi Gracia, también, la lleváis interiormente y Mi Gracia os levanta, os da vida, os vuelve hacia Mí, por medio de la Fe. Es una lucha continua, una lucha de toda vuestra vida, estar cayendo y estar levantándoos, así viven las almas que están Conmigo, caen, pero se levantan.

Pero una gran mayoría, caen y ahí se quedan, enlodadas, destruidas y lo peor de todo, es que no piden Mi Ayuda para que Yo las levante y vuelvan a esa dignidad de hijos de Dios.

Entended, Mis pequeños, que vosotros sois autores de vuestro mismo mal, en la gran mayoría de vuestros pecados, porque, también, lo dicen las Escrituras, todo aquello que lleváis en vuestra mente y en vuestro corazón, tarde o temprano, lo volveréis actos y ésos actos, ya destructivos hacia vuestros hermanos, pero principalmente, hacia Mí, vuestro Padre y vuestro Dios, son los que os van a dar la condenación eterna, si os mantenéis en ellos y no lucháis contra la maldad interior que lleváis.

Tenéis que luchar, Mis pequeños, contra todo ese mal interior y, esa lucha, es la que os va a dar la Gloria eterna. Estáis en el campo de batalla, sabéis que no es lo malo lo que entra en vosotros y que, continuamente, lo veis a vuestro alrededor, tentaciones que pueden entrar a vuestro corazón y, de hecho, entran, pero, cuando vosotros Me dejáis actuar en vuestro interior, Mi Gracia, detiene toda esa maldad, queda adentro y Mi Gracia la destruye y, vosotros, no dejáis que esa maldad salga y, así, vuestros actos se pudieran agravar y os darían a vosotros un castigo, que os llevaría hacia la condenación eterna.

Vuestra lucha, Mis pequeños, tiene que ser continua, y para ello, Me debéis dejar, a Mí, actuar en vuestro interior. Juntos teneMos que manteneros en ese estado de Gracia, en la ayuda hacia vuestros hermanos, pero, sobre todo, en ese deseo grande de vivir eternamente Conmigo.

Gracias, Mis pequeños.

Quinto Misterio. Habla Dios Padre.

Sobre: Os quiero preguntar, ¿a quién pertenece vuestra alma? Es una pregunta muy personal, muy íntima, pero muy real, ¿a quién pertenece vuestra alma?, inmediatamente, responderéis: “a Ti, Mi Señor”, pero, realmente, ¿Me pertenecéis?

Hijitos Míos, os quisiera hacer una pregunta, que hasta sonaría infantil, o como cuando erais pequeños, presumíais de alguna u otra cosa. Os quiero preguntar, ¿a quién pertenece vuestra alma? Es una pregunta muy personal, muy íntima, pero muy real, ¿a quién pertenece vuestra alma?, inmediatamente, responderéis: “a Ti, Mi Señor”, pero, realmente, ¿Me pertenecéis?; realmente, ¿vivís para Mí?; realmente, ¿cumplís con lo que Yo os pido?; ¿buscáis, continuamente, crecer espiritualmente y ser mejores?; ¿Me defendéis contra aquellos que Me atacan, o que blasfeman o que hacen chistes contra Mi Persona o sobre Mi Persona? Realmente, ¿vivo presente en vuestra vida?; realmente ¿Soy Yo, la meta de vuestra existencia?, y así, podría seguir preguntándoos infinidad de cosas acerca de cómo debo o debiera estar Yo, en vuestra vida.

Os repito, vuestra primera respuesta, sería que Yo estoy en vosotros, pero si Yo estoy en vosotros, os debierais parecer a Mí.

Como cuando vais creciendo y escogéis a un personaje que os llama la atención, del cine o de la televisión o de alguna revista y os queréis parecer a él. Tratáis de hablar como él, os tratáis de mover como él o ella, os queréis parecer a vuestro personaje lo más fidedignamente posible y os reconocen los compañeros de la escuela, vuestros amigos y se dan cuenta que, vosotros, amáis o queréis a ese personaje que habéis escogido, que os llama la atención de alguna forma.

Si vosotros, verdaderamente, Me habéis escogido como Modelo de vuestra vida, realmente, los que os rodean, ¿Me reconocen a Mí, en vosotros?, ¿se dan cuenta los demás que vosotros Me amáis y tratáis de buscarMe y tenerMe, en vuestro corazón?

Respondeos vosotros mismos, Mis pequeños y Me halagaría, inmensamente, que esa primera respuesta que disteis, sea, realmente, la respuesta de toda vuestra vida.

Gracias, Mis pequeños.