Oct 10_05 Entrad Benditos de Mi Padre, a éste Reino.

Oct 10_05 Entrad Benditos de Mi Padre, a éste Reino.
Rosario.

Temas:

  • Ayudáos mutuamente, porque al hacerlo con amor, estaréis venciendo a las fuerzas del mal.
  • Hay tantas, tantas almas a las que Yo he dado grandes regalos espirituales, pero no saben qué hacer con ellos.
  • El Amor Nos une, el Amor es lo que debe cambiar los corazones.
  • “Haced lo que Él os diga”. Es un acto de obediencia y de humildad, en donde vosotros, al llevar a cabo lo que Mi Hijo os pida, saldréis ganando.
  • Vuestra condición humana, al ser tan frágil, puede caer en cualquier momento. No os sintáis perfectos.

 

 

Mensaje de Dios Padre, Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Virgen María a J. V.

 

Primer Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Ayudáos mutuamente, porque al hacerlo con amor, estaréis venciendo a las fuerzas del mal.
Hijitos Míos, la misión que tenéis cada uno de vosotros es diferente, lo que os une a todos vosotros, es el Amor. Vuestra misión la debéis llevar a cabo con amor. A cada uno de vosotros se os dieron capacidades intelectuales, físicas, espirituales. Cada uno de vosotros sabéis hacer algo para darle un bien a vuestros hermanos, para mantenerlos saludables, para tenerlos cuidados aquí sobre la Tierra.

El que sabe hacer casas, que haga con amor casas para sus hermanos, el que sepa cultivar la tierra, que la cultive con amor para llevar ése alimento a sus hermanos, el que sepa cocinar, que cocine con amor ésos alimentos para sus hermanos, el que sabe aliviar los cuerpos, que haga con amor ése alivio hacia los cuerpos. Y así, cada una de vuestras capacidades son para ayudar a vuestros hermanos a pasar una buena estancia sobre la Tierra. Pero también tenéis por otro lado, Mis pequeños, aquellos que tienen que llenar el alma, que tienen que alimentar el alma, esto es muy importante, porque, si hay ésa obligación de cada uno de vosotros de cuidar el cuerpo, cuidar la vida humana sobre la Tierra, mantenerla saludable, mantenerla próspera, mantenerla lo mejor posible, a pesar de lo que es adverso en vuestra vida, que son las enfermedades, accidentes, etc., si os cuidáis en el alma, como cuidáis vuestro cuerpo, también lo deberéis hacer con amor.

Ciertamente están Mis ministros, que ésa es la obligación de Mis ministros, la transmisión de la vida para el alma, que deberán guiarla, que deberán fortalecerla, para que luego den fruto y ése fruto se dará en base al amor.

Como veis, Mis pequeños, tanto en lo humano, como en lo espiritual, debéis dar fruto en el Amor, debéis crecer a la par, no dar más a uno y menos a lo otro. Ciertamente el alma es la que va a trascender, pero estoy pidiendo lo máximo, tanto para el cuerpo, como para el alma.

Vuestra obligación es, Mis pequeños, mantenerse saludables, tanto en cuerpo, como en alma, ayudándoos mutuamente como verdaderos hermanos, procurando todo vuestro bien para vuestros hermanos, dando todo lo que se os ha dado para vuestros hermanos, porque si realmente viviérais en el amor, en ésa Caridad que Mi Hijo os enseñó, buscando el bien sin mirarse uno mismo, así como diérais vosotros en totalidad, también recibiríais de vuestros hermanos en totalidad y a nadie le faltaría, estarías viviendo realmente como se vive en el Cielo, sabiendo que, dando todo lo que tenéis recibiréis más, como os dijo Mi Hijo, al ciento por uno.

Cuidáos mutuamente, Mis pequeños, especialmente en éstos tiempos de oscuridad, de tinieblas y de ataques fuertes del enemigo, quién os estará atacando tanto en lo espiritual, en lo físico como en lo material. Ayudáos mutuamente, y al hacerlo con amor, estaréis venciendo a las fuerzas del mal.
Amaos mutuamente, Mis pequeños y empezaréis a lograr éste cambio que tanto necesita vuestro mundo, haciendo que las tinieblas del mal se vayan disipando para dejar entrar la Luz que preparará la Venida de Mi Hijo a la Tierra.
Gracias, Mis pequeños.

Segundo Misterio. Habla Dios Padre,
Sobre: Hay tantas, tantas almas a las que Yo he dado grandes regalos espirituales, pero no saben qué hacer con ellos.
Hijitos Míos, ya os he explicado y os repito nuevamente, que el servicio y la humildad tienen que ir unidos siempre.

El hombre es muy dado a dejarse guiar por los estatus económico – sociales, servís bien a aquél que os puede dar de regreso algún bien como remuneración a lo que vosotros disteis por ello. Servís bien al rico, al poderoso, siempre esperando que os ayuden, que podáis tener más que los demás porque estáis unidos a ellos, que os vean con ellos, que podáis sobresalir ante vuestros hermanos. Pero si se acerca alguien de menor condición social ó económica, os cuesta mucho trabajo servir y si lo servís, muchas veces lo hacéis de mala gana, casi presionados ó porque tenéis que hacerlo.

Mis pequeños, ved el ejemplo de Mi Hijo, Él se mantuvo todo el tiempo con la gente sencilla, con la gente de escasos recursos, con los analfabetas, con los que no eran prácticamente nada, porque así los veían los sumos sacerdotes, los escribas, los fariseos. Veían al pueblo como gente muy inferior a ellos, a los cuales podían manipular y hacer de ellos lo que quisieran, eran despreciados por los que tenían el poder, y la sabiduría, según ellos, pero lo más importante faltaba en su corazón, que era el Amor.

Os he dicho que aquél que tenga más, debe darlo a sus hermanos, se debe volver maestro, porque eso es lo que es el maestro, el que enseña lo que tiene para mejorar a sus hermanos, por eso Mi Hijo fue el Maestro, porque llevó Mis enseñanzas, que las puse en Él, para darla a Sus hermanos. Él es el Maestro por excelencia, porque no solamente enseñó, no solamente transmitió, sino amó de corazón a todos aquellos que se acercaban a Él, porque teniendo todo, lo dio todo para vuestro bien.

Necesitáis, Mis pequeños, quitar el orgullo de vuestro corazón, quitar ésa soberbia que no os lleva a nada bueno, ir a aquellos que necesitan conocerMe, que necesitan crecer, a aquéllos que están encadenados en el mal, aquellos que tienen vicios, aquellos que no pueden respirar porque ha sido tanto el ataque del demonio, que las tinieblas los oprimen, debéis llevarles la Luz, el conocimiento Divino, el Amor de vuestro Dios.

Sed maestros para vuestros hermanos, pero maestros con amor y por el Amor y que vuestra humildad sea lo suficientemente grande, como para que podáis engrandecer a vuestros hermanos y que os sobrepasen con la ayuda de vuestras enseñanzas, para que puedan dar lo que Yo he puesto en su corazón.

Hay tantas, tantas almas a las que Yo he dado grandes regalos espirituales, pero no saben qué hacer con ellos, porque no tienen la guía amorosa y sobre todo la guía sabia, que alguien, que esté bajo Mi Voluntad, les pueda dar. Es como si cada uno de vosotros tuviera  un gran tesoro, si no tuvierais la educación y la sabiduría para mantenerlo y acrecentarlo, pronto lo despilfarraríais. Entended que lo que he puesto en vuestra alma, es un tesoro grandísimo, el cual, lo deberéis usar con sabiduría para el bien de vuestros hermanos y al utilizarlo para el bien de los vuestros, se va a ir acrecentando ése tesoro en vuestro corazón, que será con lo que gozaréis eternamente en el Reino de los Cielos. Por eso se os ha dicho que mientras más deis, más recibiréis y recibiréis precisamente para gozar eternamente.
Gracias, Mis pequeños.

Tercer Misterio. Habla Dios Padre,
Sobre: El Amor Nos une, el Amor es lo que debe cambiar los corazones.
Hijitos Míos, Mi Hijo os dijo que cuando dos ó más estuvieran reunidos en Mi Nombre, Yo estaría con vosotros. Mis pequeños, ésta es una gran promesa, es una realidad y además a través de ésta promesa es como adquiere fuerza un grupo para poder hacer Mi Voluntad sobre la Tierra. Yo Me manifiesto a través de ésta promesa, Mi Amor se derrama sobre los hombres, Mi Justicia vive entre los hombres a través de ésta promesa.

Mi espiritualidad, Mis Poderes, Mi Presencia se da en vosotros para todos vuestros hermanos por ésta promesa. Los mismos apóstoles se dieron cuenta de ésta Fuerza, podían hacer milagros, podían hacer grandes cosas, al grado de decir a Mi Hijo “¿quieres que bajemos fuego para acabar con éste pueblo que te despreció?”, ellos sabían que estando Conmigo podían hacer grandes cosas y es una realidad, Mis pequeños, porque vosotros también las haréis si os mantenéis unidos en la oración, la oración es poderosísima.

Ya os había dicho que con un puñado de almas totalmente sueltas a Mi Voluntad, podría Yo cambiar a la Tierra entera y ése el poder, Mis pequeños, que adquirís, al estar con Mi Hijo, al estar unidos a Mí, al estar unidos en la Santísima Trinidad, reunidos en un solo pensar, en un solo querer, haciendo Mi Voluntad.

El Amor Nos une, el Amor es lo que debe cambiar los corazones. Manteneos así, Mis pequeños, unidos, para que Yo os pueda seguir guiando, para que podáis seguir protegiendo a vuestros hermanos a través de la oración, a través de vuestra presencia entre ellos, a través de los milagros que Yo pueda obrar a través de vosotros en los tiempos que vendrán, pero manteneos unidos, sencillos, como instrumentos totalmente donados a Mi Voluntad. Que la soberbia nunca obscurezca vuestra misión. Manteneos sencillos como niños.
Gracias, Mis pequeños.

Cuarto Misterio. Habla La Santísima Virgen María,
Sobre: “Haced lo que Él os diga”. Es un acto de obediencia y de humildad, en donde vosotros, al llevar a cabo lo que Mi Hijo os pida, saldréis ganando.
Hijitos Míos, Yo como Madre vuestra siempre voy a buscar lo mejor para cada uno de vosotros. Una madre hace lo imposible con tal de obtener lo mejor para los hijos. A veces podrá hacer cosas feas a los ojos del mundo con tal de tener lo mejor posible y dar la mejor posición a los hijos.

Cuando estábamos en las Bodas de Caná y faltaba el vino, Yo, conociendo a Mi Hijo, a Mi Dios, le dije a los criados, “hagan lo que Él les diga”, ellos obraron con Fe, fueron obedientes y los novios obtuvieron un beneficio, los invitados obtuvieron también el beneficio, creyendo que era regalo de los novios.

Ahora Yo os repito a ustedes, Mis pequeños, “hagan lo que Él les diga”. Dejad que Mi Hijo les guíe, les llame, les instruya, les ame. Haced lo que Él les diga, dejaos mover por ésa suavidad amorosa de Mi Hijo, por Su Sabiduría Divina y sobre todo, por ése deseo de haceros mejores.

“Haced lo que Él os diga”. Es un acto de obediencia y de humildad, en donde vosotros, al llevar a cabo lo que Mi Hijo os pida, saldréis ganando, recibiréis grandes Bendiciones por ése acto de Fe, de obediencia y de amor.

Cuando vosotros estáis en unión íntima con el Cielo, lo único que podréis recibir, son grandes Bendiciones, porque todo lo que salga de Nuestro Padre, es una dádiva Omnipotente, es un Amor que sobrepasa a todo lo que la capacidad humana pueda imaginarse. Sois muy limitados, Mis pequeños, y no conocéis aún las Potencias de Vuestro Padre, de Nuestro Dios, siempre estáis tratando de encuadrarlo, porque vuestras capacidades no conocen aún la palabra de “Omnipotente”, todo lo que Su Omnipotencia tiene, nunca logrará el hombre comprenderla y por eso, al ser como niños, recibiréis grandes regalos que sobrepasarán vuestras capacidades. Lo único que se os pide es ésa obediencia de dejaros hacer por Mi Hijo, de hacer lo que Él os pida.
Gracia, Mis pequeños.

Quinto Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: Vuestra condición humana, al ser tan frágil, puede caer en cualquier momento. No os sintáis perfectos.

J. V. dice: Veo a Nuestro Señor, sentado, viendo hacia nosotros, viendo hacia el frente y con su Mano izquierda, más bien su Brazo izquierdo, diciéndonos:
– Entrad Benditos de Mi Padre, a éste Reino.
Y veo una mesa con los cubiertos ya puestos.

Hijitos Míos, Benditos de Mi Padre, ésta invitación es para toda la humanidad, para todos aquellos que reconociéndose hijos de Mi Padre, se aplicaron en hacer lo que Él le pidió a cada uno de vosotros.

El Reino es para todos, no solamente para unos cuantos, la mesa está servida para todos, no solamente para unos cuantos. Pero, Mis pequeños, para poder entrar de regreso a la Casa Paterna, tenéis Mis enseñanzas, las obras de Misericordia, porque así os lo dije, así os lo enseñé: que vierais con Misericordia a vuestros hermanos, que les dierais de comer cuando necesitaran, que les dierais de beber cuando tuvieran sed, que los cobijarais en vuestro hogar cuando no tuvieran techo, que les enseñarais a vivir en el Amor cuando no lo conocieran, que aquellos que fueran privados de la libertad, justa ó injustamente, que vosotros les dierais el ánimo de seguir adelante y que volara su alma a hacer cosas buenas por Nuestro Padre Dios.

Mis pequeños, el mal siempre os está acechando, se os dice en las Escrituras, que es como el león rugiente que está esperando para acechar a una persona que se acerque. Así es el pecado, el pecado siempre está acechando, el mal siempre os va a poner tentaciones, pero también os expliqué que no es lo malo lo que entra al hombre. Las tentaciones las tenéis a vuestro alrededor continuamente, están como en un supermercado, tenéis alimentos, tenéis tantas cosas a vuestro alrededor, pueden ser tentaciones el llenaros simplemente de cosas que no necesitáis, en lugar de ir tomando lo que realmente necesitaréis.

Y así es la tentación en el pecado, la tentación es agradable primeramente, pero luego, os sentiréis mal, porque sabréis que estuvisteis y actuasteis en el mal. Y realmente el pecado se lleva a cabo cuando vosotros actuasteis en el mal que dejasteis crecer en vuestro corazón. O sea, no es malo lo que entra, sino lo que sale de vosotros, ya sea en pensamientos, en obras, en palabras y por eso deberéis moderar todo aquello que pueda afectaros y pueda afectar a vuestros hermanos.

Mis pequeños, deberéis actuar en la Sabiduría, en el Amor, en la sencillez y sobre todo, en la humildad, sabiendo que en cualquier momento podréis caer. Sois muy frágiles, muy quebradizos y aunque os propongáis ser mejores y ser perfectos, vuestra condición humana, al ser tan frágil, puede caer en cualquier momento. No os sintáis perfectos creyendo que no necesitaréis de las oraciones de vuestros hermanos, ni de sus consejos, ni de su guía, siempre amorosa y siempre sabia, si están Conmigo.

Deberéis aceptar ésa debilidad del alma humana, porque sois niños, porque caéis fácilmente en las garras de satanás en todo momento, porque os encanta estar investigando de lo que hay a vuestro alrededor y os metéis en el campo del león rugiente que os ataca, os hiere y a veces os puede hasta matar. Tened cuidado, Mis pequeños, de no caer en la tentación, no dejéis que vuestra alma se llene de suciedad del mundo, porque estaréis rumiando ésa suciedad en vuestro corazón y en vuestra mente y si ponéis a actuar ésa suciedad, es cuando caeréis en el pecado. Tened cuidado, llenaos de bien, para que produzcáis solamente bien.
Gracias, Mis pequeños.