Nov 30_04 El Reino de Dios que ya está en vosotros.

Rosario.

 

Mensaje de Dios Padre a J.V.

Primer Misterio. Habla Dios Padre.
Hijitos Míos, la vida en la Gracia es un continuo esfuerzo, un continuo caminar del hombre. A veces se os hace muy difícil ese caminar cuando no estáis en contacto Conmigo, a través de la oración, a través del sacrificio, a través de esa vida íntima, que os he pedido tanto.

Esa vida en la Gracia da su triunfo cuando vosotros regresáis a Mí. Esa continúa lucha en la que vosotros os vais venciendo a vosotros mismos, vais luchando contra las adversidades en vuestra misión, y es precisamente ahí, en donde deberéis poner mayor esfuerzo, en la misión que encomendé a cada uno de vosotros.

Os he dicho que cada uno de vosotros es como esa pieza del rompecabezas, que haréis un todo junto con todos vuestros hermanos, es Mi Cuerpo Místico, es la vida de la Iglesia, es la Vida del Cielo. Cada uno de vosotros pone su granito de arena. Esta pieza del rompecabezas, que cada uno de vosotros sois, tiene muchos lados y diferentes facetas y debe embonar perfectamente con la faceta que corresponde a la Tierra y con la faceta que corresponde al Cielo, debéis embonar y proseguir la obra que vuestros hermanos atrás iniciaron. A lo largo de la historia se ha llevado a cabo la Salvación a partir de Mi Venida, Yo os he mostrado el Camino, Yo he puesto la primera pieza del rompecabezas y todos vosotros os vais acomodando a ella. Debéis seguir los lineamientos que Yo os di, y así os vais embonando a la Tierra, completando la Salvación que Yo comencé y llevando las almas al Cielo, como Yo también empecé.

Daos, daos en totalidad a vuestra misión, dejadMe actuar en vosotros, dejadMe Vivir en vosotros, el mérito será vuestro. Mis pequeños, os verán a vosotros, pero Yo estaré trabajando en vosotros para que se logre la perfección de vuestra misión. Sin Mí, no podréis embonar ni en el Cielo, ni en la Tierra. Vuestra humanidad es imperfecta, vuestra espiritualidad es imperfecta, solamente Yo, el Perfecto puedo lograr que todo se lleve a cabo como debe de ser para los planes del Cielo. Manteneos en ese estado alerta en el que debe de estar siempre el alma, que nada de la Tierra os distraiga, que vuestra vista esté totalmente puesta en el Cielo, en las intenciones de vuestro Dios, Yo vuestro Dios, que os voy llevando de la mano, que os voy marcando el Camino. No os separéis de Mí, Mis pequeños, manteneos muy cerquita de Mi Corazón, y así juntos completaremos la Obra de Nuestro Padre.
Gracias, Mis pequeños.

Segundo Misterio. Habla Dios Padre.
Hijitos Míos, os he dicho que cada uno de vosotros tiene varias facetas, refiriéndoMe a la forma de ser de cada quien. Tenéis diferentes formas de ser ante vuestros hermanos en la Tierra, tenéis diferentes formas de ser para dirigiros a Mí, en el Cielo, pero una sola forma de ser es la que importa en cada uno de vosotros, es el amor, el amor con el que os dirigís hacia vuestros hermanos en la Tierra, el amor con el que os dirigís a Mí, vuestro Padre en el Cielo.

Vosotros como seres humanos imperfectos que no habéis querido entrar en esa perfección del Amor, sois los que creáis las divisiones; criticáis, apartáis de vosotros a aquellos que no son como vosotros, os fijáis demasiado en el físico, en el color de la piel, en cómo estáis constituidos, cómo es vuestro trato. Mi Hijo os dio la pauta a seguir, a todos los atendía como hijos Míos, no importaba si fueran leprosos ó sanos, grandes pecadores, a todos, pequeños, grandes, chicos, de cualquier color, raza, a todos atendía. Ciertamente se concentró en el Pueblo Judío en un principio, porque a través de ellos tenía que llegar la Salvación a la Humanidad, pero posteriormente, el Mandato que dio a Sus Apóstoles fue llevar la Salvación y el Reino a toda la Humanidad sin distinción de razas.

¿Por qué vosotros aceptáis a algunos y rechazáis a otros? ¿Acaso vale más el color de la piel ó la constitución de la persona, más que su interior? No estáis acostumbrados a ver el interior de vuestros hermanos, solo veis el color de la piel, ¿Cuánto tiene? ¿Qué posición social presenta? Eso es lo que vale más para vosotros.

Tenéis que aprender que el amor, el verdadero amor que vive en su corazón, la donación que él tiene para sus hermanos, el amor que toma de Mí, para repartir a su prójimo es lo más importante. Mis pequeños, entraréis a un Reino de Amor cuando regreséis a Mi Reino, ¿Estáis preparados ya para ello? ¿Ya en vuestro corazón no existen divisiones ó preferencias? ¿Tratáis a todos como Me trataríais a Mí, vuestro Dios? Si no es así, Mis pequeños todavía deberéis luchar contra vosotros mismos, porque aquí se aplicaría lo mismo que os dijo Mi Hijo, de que si rechazáis a alguno de vuestros hermanos, si lo apartáis de vuestra vista, Yo también lo haré con vosotros.

Estáis viendo el exterior, estáis criticando el exterior, Yo tendré que hacer lo mismo con vosotros, pero en vuestra alma, cuando regreséis a Mí, no estáis actuando con Caridad, no estáis actuando como verdaderos hermanos que debéis ser. Yo no hago diferencias, Yo os Amo a todos por igual, y si sois Mis hijos, deberéis actuar en esa misma forma, tratando a todos por igual.

Amad, amad el corazón del hombre, no améis el exterior ó sus pertenencias, que eso solamente os llevará a una caída espiritual tremenda, porque así estaréis solamente amando al mundo, su apariencia, cuando eso no os lleva a nada bueno, amad lo que importa del hombre, su corazón, su forma de ser, cómo se dirige hacia Mí, qué vida espiritual tiene, porque ello va a ser trascendental, de ello viviréis por toda la eternidad. “Amaos los unos a los otros”, os dijo Mi Hijo, sin poner divisiones, simplemente con ese amor que da el pequeño, el que es sano todavía de corazón y de mente. El niño no hace divisiones, el niño siente el corazón del prójimo y se deja llevar por aquellos que saben amar. Y lo mismo haré con ustedes. Amad, amad Mis pequeños a todo aquel que se acerque a vosotros.
Gracias, Mis pequeños.

Tercer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.
Hijitos Míos, al principio de Mi Evangelización, aquí en la Tierra, Yo os decía, preparen su corazón para recibir el Reino, el Reino de Dios que ya está en vosotros. Yo os estaba mostrando el Reino de Dios con Mi manera de Ser, con Mi manera de Vivir, con Mi manera de Evangelizar. Mi Vida era una Evangelización continua y los frutos que se daban por esa Evangelización son los frutos que recibe el hombre y que el mismo hombre debe también dar a sus hermanos después de recibir y aceptar el Reino de Dios que Yo os doy.

El Reino de Dios, Mis pequeños, es un estado de vida, como os decía, debéis luchar para manteneros en el estado de Gracia y el estado de Gracia debe permitir la vivencia del Reino en vosotros.

Aquél que se acerque a vosotros debe sentir ese Reino, es el  Amor, es la Paz, es la trasmisión de los valores que se viven aquí en el Reino de los Cielos. Vosotros debéis gozar ya desde ahora ese Reino, viviendo por Mí y para Mí y por consecuencia para vuestros hermanos. El Reino de Dios es para todos, el alma que ha adquirido ya ese Reino, es tan grande, es tan inmenso, por ser infinito y por haber amor en su corazón, lo tiene que transmitir, compartir, hacer vivir, porque es bellísimo vivir en el Reino de Dios ya desde la Tierra. Se vive ese éxtasis de Amor. Vivir con vuestro Dios es lo más grande que puede haber para el alma aquí en la Tierra y entonces veis la realidad de vuestra vida, todo cambia a los ojos del hombre, su mente y su corazón se transforman.

Mis pequeños, os falta trabajo para que adquiráis ese regalo que está reservado para todos aquellos que Me siguen, ese éxtasis de Amor que os regalo, que regalo a los que Me siguen, a los que Me transmiten, a los que han luchado contra su propio “yo” para ver primero al prójimo, para levantar al prójimo, al que está caído, al que se ha olvidado de su Dios, al que vive en el pecado y en el olvido de las virtudes. Debéis compartir lo poquito que tengáis y ese poquito se va a ir acrecentando cuando lo deis. No mantengáis nada de lo espiritual para vosotros, dadlo todo para que Yo os pueda seguir llenando. Os he dicho que aún lo material debéis compartirlo, mientras más deis, más recibiréis, ¡Qué más será en lo Espiritual, cuando Yo Me puedo mostrar en una forma infinita a los que son Míos! Si en lo material os debo de limitar para que no caigáis en soberbia, porque con vuestros bienes os sentís grandes y os creeríais mejor que vuestros hermanos, en lo espiritual, cuando ya he probado al alma y el alma Me es fiel, le puedo conceder Regalos inimaginables, infinitos, bellísimos, para que no caiga en soberbia espiritual y pueda repartir todo aquello que Yo le concedo.

Por eso, Mis pequeños, lo que habéis recibido, dadlo, ¡Compartid el Reino de Dios con vuestros hermanos! ¡Llevadles a vivir el Reino! y para ello debéis ser ejemplo ya de esa vivencia del Reino aquí en la Tierra y los primeros frutos serán esa paz, ese amor, esa armonía que vosotros creéis en vuestro entorno, llevad Mi Reino y gozad Mi Reino con vuestros hermanos.
Gracias, Mis pequeños.

Cuarto Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.
Hijitos Míos, os dije que “Un reino dividido no puede subsistir” ¿Cómo podréis subsistir si tenéis parte de vuestro corazón en las cosas del mundo y la otra parte en las cosas del Cielo?

Vuestra lucha interna es fuerte, cuando os mantenéis así, ya el simple hecho de estar aquí en la Tierra, trayendo en vosotros algún grado de espiritualidad, os va a crear conflicto interno, porque vinisteis a servirMe, a traer esa vida espiritual a vuestros hermanos, por eso, deis poco ó deis mucho os va a crear conflicto con el enemigo.

Vuestro corazón, vuestra alma, todo vuestro ser tiene que estar rendido al Amor, mientras más os llenéis de Mí, los ataques del demonio serán menos cruentos, menos problemáticos, porque será como ir construyendo una muralla. No es lo mismo construir una muralla de adobe, ó de ladrillos, ó de roca; dependiendo de vuestra espiritualidad se irá fortaleciendo y así los ataques del mal, contra la roca no podrán. También, si vuestro corazón está dividido en amar a unos ó amar a otros, como os decía antes, ya sea por el color de su piel, por su economía, por su trato, por su raza, entonces vuestro corazón está divido, vuestro reino interno está dividido y no podréis subsistir en el estado de Gracia, en el estado de Virtud.

El trato hacia los demás va acrecentando vuestra virtud, cuando aprendáis a tratar a todos vuestros hermanos como Me trataríais a Mí, entonces veréis el cambio. Yo os he dicho que el Espíritu Santo Vive en vosotros, vosotros sois Templos de Dios, ¿Entonces por qué no tratáis a vuestros hermanos como Me trataríais a Mí, vuestro Dios, si Yo habito en vosotros? El exterior no importa, el exterior solamente refleja en un momento dado vuestro interior, si aprendéis a verlo. Aprended a ver el interior de los corazones, amadlos, orad por ellos cuando veáis que un interior está en mal estado, pero nunca los rechacéis, Mis pequeños.

Amad, amad por igual, debéis mantener vuestro reino interior de una sola pieza, no dividido, en ningún porcentaje, de una sola pieza y eso será un verdadero amor. Cuando lleguéis a ese grado, en donde vuestro interior, vuestro reino que es vuestra alma, sea de una sola pieza, es cuando habréis logrado la perfección espiritual que tanto os he pedido.

Luchad por ello, venced vuestra pobreza espiritual y pedidMe que os ayude a alcanzar esa perfección, porque solamente cuando estéis ya en esa perfección, podréis entrar al Reino de los Cielos.
Gracias, Mis pequeños.

Quinto Misterio. Habla Dios Padre.
Hijitos Míos, los Dones que habéis recibido, tienen un por qué en vuestra misión. Cada uno de vosotros viene equipado para una misión y con esa misión os doy determinados Dones y éstos Dones los deberéis acrecentar. El amor, las virtudes, las bendiciones que tiene cada alma, son precisamente para cumplir satisfactoriamente su misión.

El hombre se desvía y puede caer en la vanagloria y entonces todo aquello con lo que se os ha equipado, pierde su valor, porque lo estáis utilizando solamente para que a vosotros se os vea, se os alabe, se os encumbre y así se pierde la verdadera Gracia del alma, la de servir a su Dios en la salvación de sus hermanos. Cuando los Dones que Yo os doy, os llevan a la vanagloria estáis traicionando Mi Obra, porque son para Mí, son de servicio, son de Salvación. Vosotros no deberéis usar lo que Yo os doy, sino para vuestros hermanos.

La traición a vuestro Dios es un acto infame, con ello destruís la Obra en la que Yo he confiado y puesto en vuestro corazón. Nada de los que se os da os pertenece, debe pasar a través de vosotros, debe fluir a través de vosotros y cuando lo tomáis para vosotros, detenéis Mi Obra y todo se derrumba. Vinisteis para que Me vieran a Mí, a través de vosotros y no para que hicieran estatuas ni alabanza de cada uno de vosotros. Tened cuidado, Mis pequeños, con las gracias que habéis recibido, con los Dones que tenéis para vuestra misión. Con vuestra pequeñez, con vuestra humildad, con vuestra donación, todas éstas Gracias y Bendiciones, se acrecientan, se hacen grandes, se hacen más poderosas. La vanagloria las derrumba y las hace inservibles.

El factor común de los hijos de Dios es la Humildad, es la característica singular de todos Mis hijos. Vienen para servir a su Dios, no para ser servidos. Mi Hijo mismo, vino a ello,  siendo un Dios, se hizo Humilde, es característica Divina, la Humildad. Todos los días deberéis pedírmela, deberéis practicarla, deberéis acrecentarla, que sin ella no podréis caminar por los caminos que se os han asignad. Todo va creciendo cuando la base es firme en vosotros, si hay Humildad, todas las demás Virtudes que se apoyan en ella, van a crecer y se van a fortalecer.

Si no existe Humildad, todo el edificio caerá, toda vuestra vida caerá, todas vuestras acciones caerán. Tened cuidado, Mis pequeños, de no caer en soberbia, soberbia espiritual, si no, todo se va a derrumbar en vuestro interior, porque exigiréis que os pongan una estatua y seáis alabados, que es lo mismo que el demonio pondrá, la bestia será alabada y os llevará a las profundidades, a la muerte espiritual. No caigáis en el error, vivid en la virtud, vivid en la Humildad, apoyaos en Ella y así aseguraréis vuestro estado firme ante vuestro Dios.
Gracias, Mis pequeños.