Nov 25_04 Dejaos envolver por ese celo Divino para que engrandezcáis el Reino de vuestro Padre.

Rosario.

 

Mensaje de Dios Padre y la Santísima Virgen María a J.V.

Primer Misterio. Habla la Santísima Virgen María.
Hijitos Míos, la dulzura, la dulzura debéis tenerla en vuestro corazón y en vuestros actos. Es una cualidad de los hijos de Dios, de los verdaderos apóstoles. Mi Hijo, si no hubiera tenido esa dulzura de trato para con los demás, no hubiera logrado lo que logró, esa dulzura no solamente era hacia los pequeños sino hacia todos los necesitados, enfermos de cuerpo y alma. La dulzura celestial debéis cultivarla, debéis tenerla siempre en vuestro trato hacia los demás.

Si estáis con Mi Hijo, si estáis Conmigo, vuestra Madre, debéis tener esa dulzura.

En Nuestras apariciones ya en vuestros tiempos, eso es lo que marca Nuestra Presencia y hace que aquellos a los cuales nos hemos aparecido, caigan rendidos en el Amor.

Es el trato, Mis pequeños, el trato dulce, el trato amable, el trato respetuoso hacia vosotros. Vosotros mismos deberéis tener ese trato entre vosotros y hacia vuestros hermanos, en vuestra familia, en el trato cotidiano con aquellos que os rodean. Debéis llevar el amor con ese trato dulce. Todas las almas caen rendidas al trato dulce del amor; el amor no se obliga, el amor entra precisamente con el trato amable, dulce y respetuoso.

Llevad siempre en vuestro corazón en vuestras intenciones y en vuestros actos la Dulzura Celestial, la dulzura que obtiene el corazón que se abre a su Dios, y que deja que su Dios, Mi Hijo, habite perfectamente en su corazón.

Así estaréis ampliando la Familia Celestial aquí en la Tierra, que ellos sientan la Presencia de Mi Hijo cuando vosotros los tratéis. Llevad siempre la dulzura, la dulzura, Mis pequeños, pedidla, para que Mi Esposo os la conceda,  pedidla, Mis pequeños.
Gracias.

Segundo Misterio. Habla Dios Padre.
Hijitos Míos, Mis pequeños, la Misericordia no es solamente cualidad Mía, de vuestro Dios, la Misericordia la debéis llevar cada uno de vosotros.

Vosotros que lleváis Mi Amor a la Tierra a vuestros hermanos, vosotros debéis también tener esa Misericordia hacia ellos, porque vosotros sois los que tenéis el trato personal con vuestros hermanos, con vuestro prójimo.

Ciertamente, Yo debo de habitar en vuestro corazón y al habitar en vuestro corazón debéis dejarMe tener Vida y esa Vida tiene  que llenar otros corazones, pero el corazón del hombre es muy dado a dividirse, a tener preferencias, a amar y a despreciar. La Misericordia va hacer que vuestro corazón sea uno, que ya no se divida, que ya no tenga preferencias, la Misericordia os va a hacer que viváis plenamente el Amor.

Así como Mi Hijo fue a la Tierra a llevar Mi Amor y Mi Misericordia, así debéis ser vosotros, misericordiosos, debéis tratar igual al bueno y al malo, al rico y al pobre, al que está en las garras de satanás y al que está Conmigo, a todos los deberéis tratar igual, Mi Amor es para todos por igual, aunque las almas no todas acepten el Amor en la misma forma, porque esto irá de acuerdo ciertamente en la apertura que el corazón tiene hacia su Dios, el Amor dará diferentes frutos y esto será de acuerdo a Mi Misericordia. Os ha dicho Mi Hija, que uséis esa delicadeza de trato hacia todos, la delicadeza hace que los corazones se pongan atentos a lo que siga y lo que sigue es el trato misericordioso, no tener preferencias, simplemente deberéis dar lo que habéis recibido y que no quede afectado por vuestra humanidad, por eso deberéis quitaros de vosotros mismos, todo aquello que impida el flujo Divino, deberéis apartar de vuestro corazón todo odio, maldad, suciedad con lo que habéis contaminado vuestro corazón en vuestro paso por la Tierra.

Todo aquello que ensucia, debéis quitarlo de vuestro corazón y de vuestra mente y ya purificado vuestro interior, Mi Gracia fluirá libremente a través de vosotros, Mi Misericordia Infinita llegará a todos vuestros hermanos y todos quedarán llenos de Mi Amor, ciertamente en diferentes niveles, pero llegará y dará fruto.

Usad la misericordia, especialmente sobre aquellos que son despreciados por el mundo, que son apartados por el mundo, porque el mundo los considera malos, los considera un oprobio, los considera pecado; ahí Mi Misericordia deberá trabajar más. Usad de ella, porque vosotros deberéis primero ser misericordiosos con vosotros mismos. Ved vuestra pequeñez, ved vuestra falta de Dios, porque si no estáis llenos de Mí, no podréis dar lo Mío.
Gracias, Mis pequeños.

Tercer Misterio. Habla Dios Padre.
Hijitos Míos, la dulzura, la Misericordia, no pueden trabajar perfectamente en el alma, si antes no hay Humildad, y os pido Mis pequeños, Me la pidáis a Mí, el Hijo de Dios, la Voz que vino a la Tierra a anunciaros el Reino.

La Humildad, Mis pequeños, es cualidad grande, es Gracia grande para el alma, no la podréis obtener por vuestras propias capacidades, si antes no os dais cuenta de que la necesitáis de corazón y que solamente vuestro Dios os la puede dar y vosotros cultivarla. Al cultivarla deberéis quitar vuestro “yo”, deberéis vivir para vuestro Dios y para vuestros hermanos.

Ya sabéis y ya os hemos dicho, que a través de la Humildad podréis tener todo, que a través de ella, los Dones de vuestro Dios se derraman fuertemente. El alma humilde enamora a su Dios, el alma humilde es como ese bebé necesitado del Alimento Divino, el alma humilde necesita crecer, pero con los Dones de su Dios, con el Alimento Divino. La Humildad es excelsitud para el alma.

Al obtenerla, Mis pequeños, cultivadla, hacedla crecer, en el olvido a vosotros mismos y en la Presencia total de vuestro Dios. Siempre deberéis veros pequeñitos, necesitados de vuestro Dios. El alma que se siente grande, que se siente que puede caminar sola, primeramente es un alma engañada y no es humilde y enseguida esa alma caerá fuertemente en el pecado, en las garras del mal, porque entonces entrará la soberbia. El alma que se siente necesitada y siempre está buscando la cercanía de su Dios para hacerla crecer, esa alma llegará alto y dará mucho fruto.

Sed humildes, Mis pequeños, siempre tened esa sed y esa hambre de vuestro Dios. Deberéis buscar el Alimento Divino para seguir creciendo; un alma nunca deja de crecer si está con su Dios. De esto deberéis estar perfectamente concientes, que el alma, al ser de esencia Divina, tiene capacidades infinitas de crecimiento, el alma nunca va a llegar a un tope y de ahí ya no podrá crecer, eso sería limitar Mi Poder, el alma siempre debe de seguir creciendo, no se debe poner ningún tope, pero sí metas, metas altas, metas altísimas que la llevará hacia la santidad, hacia la unión íntima con su Dios, y así juntos, unidos en un solo pensamiento y en un solo corazón, el alma dará mucho fruto y agradará a Nuestro Padre, a Nuestro Dios.
Gracias, Mis pequeños.

Cuarto Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.
(Lenguas…)
Hijitos Míos, el celo por la Casa del Señor, el celo por la vida de vivir en el Señor, el celo por transmitir las vivencias del Amor; debe de ser uno de vuestros grandes deseos y ese celo debe vivir fuertemente en vuestro corazón.

Yo, el Hijo de Dios que vine al mundo a traeros las Verdades del Cielo, a traeros el Amor que se Vive en el Reino de Nuestro Padre Dios, el celo de Mi Misión consumía Mi Corazón.

Mis pequeños ese celo de vida en Dios, ese celo de vivir el Amor y transmitirlo debe llenar vuestro corazón, vuestra mente, vuestros actos, debéis vivir ese celo, un celo amoroso, un celo de donación.

Ir a buscar al necesitado, irle a dar alimento al que no lo tiene para hacerlo crecer espiritualmente; llevar vida a vuestros hermanos, debe ser el gran celo en vuestro corazón, celo Divino que debéis fomentar para ayudar a vuestros hermanos, el celo de amor para hacer vivir a vuestros hermanos en el amor.

Llevadles con humildad, con misericordia, con esa delicadeza, como Yo la llevaba y así la dulzura de Mis Palabras, la dulzura de Mi Ser, hará que entre en los corazones ese celo por amar a vuestro Dios.

Mis pequeños, dejaos envolver por ese celo Divino, para que engrandezcáis el Reino de vuestro Padre, para que podáis vivir las bellezas de vuestro Dios, porque recibiréis mucho y así también lo daréis, pero entre el recibir y el dar, gozaréis, Mis pequeños, momentos celestiales, arrebatos místicos, vida íntima con vuestro Dios.

Sed servidores de vuestro Dios, sed hijos predilectos de vuestro Dios, sed amantes del Amor.
Gracias, Mis pequeños, gracias.

Quinto Misterio.
Hijitos Míos, las insidias de satanás, sus ataques, su fuerza, tened cuidado con ello, él os está siempre atacando, siempre tratando de desviaros, siempre tratando de llevaros hacia el olvido de vuestro Dios, apartándoos de Mis Leyes y llevándoos con mentiras hacia una vida superflua, una vida carnal, una vida de pecado, pero que se os presenta de una forma atractiva.

Las insidias del mal también él utiliza esa delicadeza, no amorosa, pero sí engañosa, os hace creer hacer un bien, cuando realmente os está hundiendo en el mal, en el pantano, en el cual vosotros mismos no podréis salir sin Nuestra ayuda.

Tened cuidado de todos aquellos que se os acercan, aún de conocidos, que en lugar de hablaros de Mí, os van a desviar con las cosas del mundo. A pesar de que el demonio, Nuestro enemigo es muy sagaz, si permanecéis en Mí, en Mi Gracia y en Mi Amor lo podréis descubrir fácilmente, porque el amor, del cual os habla, no es un amor que os hará crecer en la virtud, no es un amor que dará fruto abundante para vuestros hermanos, no es un amor de vida íntima Conmigo, es todo lo contrario, es un amor perverso, es un amor egoísta, es un amor corrupto, es un amor que, primeramente, como os he dicho, será dulce como la miel, pero amargo en vuestro vientre; él sabe tocar las fibras más íntimas de vuestro corazón y vuestros pensamientos profundos porque os conoce, no os conoce tan bien como Yo os conozco, pero os conoce por vuestro trato, por vuestras reacciones, conoce vuestros defectos y cualidades. Es muy sagaz y  por eso deberéis cuidaros de él, si permanecéis en el Amor, viviendo el Amor, transmitiendo el Amor, el Amor Puro y Santo de vuestro Dios, viviendo en la Humildad, viviendo en la Misericordia y en esa delicadeza de trato hacia los demás donde la dulzura que vuestro Dios puede dar a través de vosotros, entonces será difícil para él atraparos.

Pero si empieza la soberbia, si empieza el egoísmo y el buscar vuestra propia felicidad, felicidad humana, tened cuidado, ya vais por mal camino.

Todo ser sobre la Tierra, todo hijo Mío, no está exento de caer, todo depende de vuestra espiritualidad, y de vuestro amor hacia Mí, de vuestra donación, hacia Mí y hacia vuestros hermanos.

Todos vosotros habéis caído, pero algunos ven su error con humildad y se levantan pidiendo perdón, pero otros no, prefieren quedarse en ese pantano y ahogarse en ese lodo nauseabundo.

Pedid siempre ayuda, Mis pequeños, pedid que vuestro corazón crezca y vea las necesidades de vuestros hermanos, ayudad continuamente con vuestra vida, con vuestro ejemplo con vuestra oración.

El crecimiento de vuestros hermanos y el vuestro propio, si no os soltáis de Mi Mano no deberéis temer a nada. Los ataques se darán de cualquier manera, pero el amor, la virtud, la verdad en vuestra vida os dará el triunfo ante los ataques del mal, no temáis, que Yo estaré siempre delante de vosotros para cuidaros, pero si vosotros Me quitáis de vuestro camino, Me hacéis a un lado y buscáis el caminar vosotros antes que Yo, caeréis; si Yo voy delante de vosotros iré quitando las piedras del camino, pero si Me apartáis, hay piedras que son demasiado grandes que no podréis quitar e inevitablemente caeréis.

Sed sencillos, sed humildes, sed almas llenas de amor y venceréis, con Mi Gracia, con Mi ayuda, con Mi protección, con Mi Amor.
Gracias, Mis pequeños.