Nov 09_04 Estado de Gracia: el Sacramento de la Penitencia.

Rosario.

 

Mensaje de Dios Padre y Nuestro Señor Jesucristo a J.V.

Primer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.
Hijitos Míos, el estado de Gracia que Yo os he traído a todos, vosotros debéis valorarlo mucho, mucho Sudor, mucha Sangre, mucho Dolor Me costó para traéoslo.

Yo, el Hijo del Hombre, obedeciendo a Mi Padre, a Nuestro Padre, os traje éste estado de Gracia nuevamente, el que habían tenido vuestros Primeros Padres; y ahora Yo, os devolvía esa Gracia, esa amistad nuevamente con vuestro Creador, con vuestro Dios.

Debéis valorar, Mis pequeños, éste estado de Gracia, al que se os llama, por el que lucháis, porque las acechanzas, las tentaciones, el pecado siempre están ahí para destruiros, para destruir esta Amistad Divina, que todos vosotros debéis tener con vuestro Dios.

TenedMe siempre presente, Mis pequeños, de que el Dolor fue grande, inmenso, inconmensurable. Mi Donación fue total, el Amor fue el que movió todo, para que pudierais nuevamente obtener esta Gracia Divina, este Perdón del Cielo, la apertura nuevamente de las Puertas hacia el Reino Celestial.

Cuando a través de un Ministro, un Sacerdote, obtenéis este estado de Gracia, protegedlo, pero antes, agradecedlo, agradecedlo de todo corazón. Ahora no podéis valorar realmente esta Bendición tan grande; en la antigüedad vivieron por cientos de años, miles de años, una vida en pecado, una vida en maldad, una vida que era muerte, porque el mal cegaba los ojos de la mente, los ojos del cuerpo a los que habitaban la Tierra antes de que Yo llegara. La lucha era muy difícil, caminaban en tinieblas, estaban a merced de sus acechanzas, era muy difícil esa vida, Mis pequeños.

Vosotros habéis ya nacido con este Regalo; por eso os pido que lo valoréis, que oréis por el, que hagáis que vuestros hermanos vayan a tomar esta Bendición a través del Sacramento de la Penitencia.

Es un Regalo inmenso que os hace estar nuevamente en Presencia de vuestro Dios, para que lo podáis mirar a los Ojos, para que podáis estar de Corazón a corazón, para que podáis entender lo que Dios, Nuestro Padre quiere para cada uno de vosotros.

Agradeced, nuevamente os pido, agradeced de corazón Mi Sacrificio, Mi Donación por cada uno de vosotros; fue muy difícil, fue muy Sangrienta, fue humillante, pero lo volvería a hacer por cada uno de vosotros con tal de que volvierais a tener esta Bendición tan grande de vuestro Dios.
Gracias, Mis pequeños.

Segundo Misterio. Habla Dios Padre.
Hijitos Míos, os he dicho que debéis pedirMe la Paz, para que esa Paz influya en vuestro ser y en el de los demás. Ella es fruto del Amor, ella es fruto de la Fe. La Paz, la Paz que debe reinar en vuestro corazón.

Estos son momentos en que debéis de irradiar más esa Paz, para que se vaya fortaleciendo para los momentos difíciles que vendrán, que están ya a las puertas; esa Paz para que vuestros hermanos vean que está actuando Mi Gracia en algunas almas.

 

Muchas almas atribuladas correrán de un lado para otro, no sabrán que hacer, la Paz que debéis tener en vuestro corazón hará que vosotros las detengáis, les habléis para que esa Paz entre también en ellas y así iréis invadiendo almas de Mi Paz para que puedan detenerse un momento, para que entren en oración, para que esa Paz fructifique, para que esa Paz florezca en esos corazones, ya den mucho fruto, fruto que se va a necesitar para poder vencer a las fuerzas del mal.

La Paz os llevará a asimilar mejor Mi Palabra, la Palabra que se os dará en vuestro corazón. No podréis apreciar la Palabra si estáis atribulados. Se os ha dicho que el Santo Espíritu de Amor hablará a cada uno de vosotros en vuestro interior, si no estáis en paz, si las tribulaciones del Mundo están también dentro de vuestro corazón, os perderéis Mis pequeños; por eso os pido que ya desde ahora ejercitéis esa Paz, que dejéis que el fruto del Amor y de la Fe os vayan dando esa Paz.

Si realmente confiáis en Mi vuestro Dios, la Paz se tiene que dar en vuestro corazón. Si vuestro corazón está atribulado quiere decir que no confiáis todavía en Mi, vuestro Dios, en Mi Poder, en Mi Amor, no tenéis Esperanza todavía y eso Me daña, porque no tenéis confianza en todo lo que Yo os he dado y he pedido.

Meditad en esto, Mis pequeños y empezad, empezad a practicar, a ejercitar esa Paz, para que se vaya difundiendo alrededor de vosotros y vayáis dando también Paz a vuestros hermanos y que ellos también se vayan llenando de virtudes.
Gracias, Mis pequeños.

Tercer Misterio. Habla Dios Padre.
Hijitos Míos, la maldad y la depravación en el Mundo entero ha llegado a límites horribles, ya no deseados de Mi Corazón, ciertamente tengo que detener esto por aquellos que Me aman y Me buscan.

Mis pequeños, la lucha es espiritual, y lo sabéis. Muchos no se percatan de esto, porque no viven en la oración, porque no viven buscándoMe, porque no viven para su Dios.

La lucha es fuerte, los poderes son fuertes; sabéis que estando Conmigo no deberéis temer. Ciertamente estáis protegidos porque estáis Conmigo y así os lo he prometido, pero ¿Qué de aquellos de vuestros hermanos que viven apartados de Mí? Por ellos, Mis pequeños, por ellos estáis aquí.

Sois hermanitos mayores, vosotros ya estáis instruidos, y por eso en las Escrituras se dice que a aquel, al que se le ha dado más, tiene que ser servidor de los pequeños. Para eso se les ha dado a cada uno de vosotros el Conocimiento, se os ha provisto de grandes Bendiciones, de Gracias especiales; el Espíritu Santo está actuando fuertemente en vosotros y así lo sabéis, lo notáis.

Como la lucha es espiritual y vuestra tarea es espiritual, debéis manteneros más cerca de Mi Corazón, de Mi, vuestro Padre y vuestro Dios, para que Yo os siga Guiando, para que Yo os siga aconsejando, para que Yo os siga dando ese Alimento para que podáis vencer a las fuerzas del mal.

Vuestra preocupación por vuestros hermanos, debe ser la Mía. En vosotros he puesto Mi preocupación, Mis deseos de salvación; sois Mis representantes en la Tierra, debéis darMe almas en salvación.

TraedMe a muchas, las necesito a todas, os he dicho que el buen ladrón Me robó el Reino a través de Mi Hijo por su arrepentimiento, porque vio la Santidad junto a él. Ésa es la forma, Mis pequeños en que deberéis actuar, en santidad, y así acercaréis a muchas, muchas almas a su salvación eterna, no son tanto las palabras, sino el actuar lo que mueve corazones.

Debéis dejar actuar Mi Gracia en vosotros, debéis dejar actuar Mi Persona en vosotros. Estos son los tiempos de la Gran Tribulación, vosotros lo sabéis porque vivís esa vida espiritual. Los que viven para el Mundo ven todos los acontecimientos como algo de Mundo, como un problema económico, un problema social, un problema político; le ponen muchos nombres a los acontecimientos actuales, cuando sólo uno es: Fin de Tiempos, éste es el momento del cambio, estáis aquí para el gran cambio y os agradezco que hayáis respondido a Mi Palabra.

Actuad, actuad como Mi Hijo os enseñó, dejaos tomar de la mano por Mi Hija, la Siempre Virgen María y dejad que la Moción de Mi Santo Espíritu os lleve a actuar como Yo quiero que actuéis en estos tiempos.

Os Bendigo y que Mi Gracia quede sobre cada uno de vosotros.
Así sea.

Cuarto Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.
VedMe, Mis pequeños, de Pie sobre el Mundo, con Mis Vestiduras Reales, con el Cetro Real, con Mi Corona Real, pero ved también cómo Mi Sangre fluye y cae sobre la Tierra; Soy Rey y Soy Servidor.

Yo os levanto hacia ésta investidura Real, a través de Mi Sangre Donada, a través de Mi Vida que Yo os he dado a cada uno de vosotros, Soy el Rey del Universo, Merezco todo, porque Me he dado todo.

Esta investidura que veis ahora, es investidura Divina, es investidura Real, que os llevará a cada uno de vosotros por vuestra donación a tenerla también; sois Mis hermanos en la Realeza, pero también sois Mis hermanos en el sacrificio y en la salvación para la redención de todo el género Humano.

Levantad vuestra frente, dadMe vuestro corazón, ya no lloréis Mis pequeños, porque Yo ya lloré por vosotros. Aunque es tiempo de lágrimas, es tiempo de Gloria, y más que las lágrimas, es tiempo de alegría, es tiempo de liberación.

Recordad al Pueblo Judío cuando salió de Egipto, de la esclavitud, en un principio aunque fue difícil el caminar, llevaban esa alegría de haber dejado la esclavitud, iban errantes, pero con alegría hasta que el mismo mal, el mismo demonio hizo que se rebelaran nuevamente.

Pero Yo deseo os centréis en esto: estás siendo liberados ya de ésa esclavitud del mal. La alegría debe brotar de vosotros, ya no estaréis en las garras del mal bajo su influencia nefasta.

Gozad Mis pequeños estos momentos de vuestra Liberación Universal, gozad con vuestros hermanos el que caminaréis hacia la Luz, dejaréis las tinieblas, tendréis la Ciencia Divina, dejaréis el conocimiento humano; vais hacia la Eternidad.

Gozad Mis pequeños lo que tanto Me ha costado, revestíos de ésta investidura Real que ahora os traigo.

Gozad Conmigo, gozad con el Cielo, gozad con Mi Madre.

Agradecedle a Nuestro Dios, a Nuestro Padre ésta Bendición que ha llegado ya a la Humanidad entera.

Reíd, gozad, alabad, agradeced.
Gracias, gracias, Mis hermanitos, Mis pequeños.

Quinto Misterio. Habla Dios Padre.
Hijitos Míos, vuestra protección máxima, será el Amor. Mientras más amor deis a vuestros hermanos, más protegidos estaréis; os he dicho que el mal no puede hacer nada en contra del amor.

Pero el amor puro y santo, el amor desinteresado, el amor servicial,  el amor lleno de virtud, el amor lleno de pureza, de castidad, el amor honesto, el amor que solamente busca el bien por los hermanos, el amor por la donación total, hasta llegar hasta dar la vida por el hermano.

Vuestro amor debe ser supremo, no buscar vuestro bien, o lo que se derive de vuestra donación. Mi Promesa es grande para aquellos que viven en el Amor y que eso os baste.

El que da amor, recibe Mi Amor y recibe el amor de sus hermanos.

Mi Amor os debe bastar y debéis gozar con Él. Dais frutos porque Yo estoy en vosotros, pero que Mi Amor no se apague en vuestro corazón.

El Amor, éste Amor Puro y Santo que solamente puede venir de Mí, es el que os dará la Fuerza para vencer todo mal que se acerque a vosotros y a vuestros hermanos. Acudid con amor a todo hermano desprotegido, desvalido, enfermo, inválido.

Hay tantos hermanos vuestros que están enfermos por el pecado, tantos hermanos vuestros que pudieran tener una vida más digna, pero no hay ni amor en su corazón, ni hay almas que se les acerquen a ellos con amor para ayudarles.

Amaos, amaos como verdaderos hermanos, amaos como Yo Amé, aún a pesar de la traición de muchos. Yo los Amé, les di salud, les di lo que necesitaban, el aliento de Vida. Aunque hubo traición, Yo los atendí, como Padre, como Hermano, como Dios.

Así deberéis actuar vosotros, que sea el momento actual el que os importe, si os pagarán bien, u os pagarán mal, que eso no os preocupe, eso ya queda en Mi Justicia o en Mi Misericordia, vosotros debéis actuar el momento, y que ese momento sea lleno de amor hacia los vuestros.
Gracias, Mis pequeños.