Ago 26_02 Creéis que las persecuciones siempre son como se vivieron en la antigüedad.

Mensaje.

 

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J.V.

 

Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: Creéis que las persecuciones siempre son como se vivieron en la antigüedad.
Hijitos Míos, cómo Me duele ver a Mi Iglesia en las condiciones actuales, lloro al ver Mi Obra en decadencia.

Si, Mis pequeños y con esto no Me refiero sólo al estado del alma de Mis sacerdotes, sino también, al de una gran mayoría de vosotros, quienes sois también Iglesia.

Desde la formación primera de Mi Iglesia, ésta ha tenido altas y bajas, a veces aumentado el fervor, a veces disminuyendo por las persecuciones ó la tibieza de quienes la componen.  Paradójicamente en una de las situaciones en donde se aumenta el fervor y la Fe, es cuando ha habido persecuciones.  Cuando en Mi Iglesia ha habido persecución, el espíritu cristiano se fortifica, se vuelve más fuerte y unido, se le aprecia mucho más y se Me busca con ahínco, reconociendo Mi Presencia en ella y reconociendo que sólo Yo os puedo ayudar a conservar vuestra Fe y a soportar la prueba que estáis pasando.

En la otra situación, en el tiempo de la tibieza, en donde no hay una aparente persecución ó ataque que ponga vuestra vida en posible tormento ó muerte, las almas se van deteriorando, se van apagando y se van volviendo frías al grado de poderse volver traidoras a su Fe ó apóstatas, que al cambiarse a doctrinas ó corrientes diferentes a lo que Yo os enseñé, no solo cambian su manera de pensar sino que hasta atacan a lo que se les enseñó primeramente.

Os subrayé, aparente, porque creéis que las persecuciones siempre son como se vivieron en la antigüedad, atormentando y asesinando a Mis consagrados y a los que siguen Mis Leyes y Mi Palabra.  No, Mis pequeños, la persecución puede ser callada, en lo secreto, sin derramamiento de sangre, en lo profundo de vuestro corazón; simplemente se os ataca en las bases de vuestra Fe, en lo más profundo de vuestras creencias religiosas, para iros desangrando poco a poco. ¡Sí, Mis pequeños, os están quitando vuestra Fe y os están debilitando poco a poco, como a los perseguidos en la antigüedad, los cuales iban perdiendo su sangre lentamente en el martirio!  Sólo que hay una gran diferencia entre el martirio que sufrieron antiguamente y el actual; cuando el martirio era en el cuerpo, Mis hijos que lo sufrían se la pasaban orando y ofreciendo sus dolores junto con los Míos, de tal forma que así salvaban no solo su alma sino la de muchos otros; en cambio, ahora, se os está desangrando en vuestra Fe, sin dolor, sin que os percatéis de ello y SIN IMPORTAROS  que se Me ataque, ni a Mi ni a lo Mío ni a vuestra Fe, de tal forma que se pierden ahora más almas porque no se ora para protegeros ni para proteger a vuestros hermanos en desgracia.

¡Sí, Mis pequeños, por vuestros hermanos en desgracia, igual que vosotros! Os he advertido que se os ha estado atacando y no queréis daros cuenta de ello, porque se os están dando las cosas fáciles.  Ya no tenéis que sufrir para nada, las sectas os ayudan a tener de todo con tal de que os unáis a ellos.  Se os “ayuda” a poder eliminar los problemas de vuestra vida diaria permitiéndoos hacer lo que Yo siempre había prohibido en Mi Ley.  Estáis vendiendo vuestra primogenitura por un plato de lentejas, por unos cuantos pesos y unas cuantas mentiras.

Si Yo ahora estoy permitiendo el sufrimiento fuerte en muchos de Mis hijos alrededor del Mundo, es para que despertéis, para que os pongáis en guardia, para que vuestra inteligencia, guiada por Mi Santo Espíritu, os haga ver lo que están haciendo con vosotros y, en especial, con vuestra alma.

¡Estáis ciegos y no os interesa ver la realidad!, porque esto significa trabajo, cambio, muerte a lo material, y compromiso con vuestro Dios. Queréis ahora todo fácil, todo en la boca y predigerido, como a bebés.

Mis pequeños, los tiempos actuales son para adultos en la Fe y en la respuesta a vuestro Dios.  Los débiles y convenencieros pueden, fácilmente, sucumbir a las insidias del mal, porque no les interesa ya defender lo que es vuestro.

Yo os enseñé a protegeros contra los ataques y contra la sequedad espiritual, a través de la oración. Yo oraba mucho, de día y de noche, porque “el perro bravo y el león rugiente siempre están al acecho”.

La oración os hace fuertes y sabios, os permite ver lo que otros, que no oran no pueden ver.
   
 La oración os quita el velo de mentira con que os cubre el maligno, para que podáis ver claramente la realidad que os rodea.
   
Con la oración crecéis, sin ella, os debilitáis.

Mis pequeños, os vuelve a repetir, lloro por el estado de Mi Iglesia y por vuestra frialdad, porque sé, como lo vi en Getsemaní, que para muchos, a pesar de Mi Sacrificio y de Mi Predicación, iban a seguir tibios ó fríos y a ellos les iba a  alcanzar la condenación eterna.

¡Reaccionen, por favor, para bien de vuestra alma y para la de vuestros hermanos!

Yo os bendigo en Nombre de Mi Padre, en Mi Santo Nombre y en el del Amor de Mi Santo Espíritu.