Abr 09_2025 Mantened, pues, vuestras lámparas encendidas, no seáis necios, os lo estoy diciendo Yo, vuestro Dios, os estoy aconsejando, para que no perdáis la Vida eterna.

Rosario – Mensaje ÚNICO

.

==============================

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J.V.

==============================

.

Habla Nuestro Señor Jesucristo

Hijitos Míos, cuando llegué a la Tierra a convivir entre los hombres, ciertamente, era un pueblo iletrado, necio, muy manipulado por sus superiores, los fariseos y los escribas. Era un tiempo en que ya la humanidad necesitaba de Mi Presencia entre vosotros.

Precisamente por su falta de cultura, y queriéndolos ayudar a comprender las Enseñanzas del Cielo que Yo les traía, les hablaba en Parábolas, les hablaba con sencillez, Me volví el Servidor de todos, ahuyentaba a los demonios, sanaba a los enfermos, daba vida a los muertos. Hice tantas cosas, para que el pueblo se diera cuenta que Yo era diferente, que Yo era el Hijo de Dios, algunos lo comprendieron, pero, como estaban tan asustados por la manipulación de los mismos fariseos y escribas, Me dieron la espalda en un momento clave, y digo clave, porque estipulado estaba ya en las Profecías, que habría que darMe por el bien de la humanidad.

Ciertamente, en ese tiempo, la soberbia estaba en alto grado entre los escribas y fariseos, porque el pueblo en sí, estaba oprimido, no podían ellos rebelarse, no había autoridad en ellos, porque los tenían limitados en cultura, en conocimiento, no sabían leer, manipulaban las Escrituras, a favor de los fariseos y escribas y, buscando lo material, primeramente, antes que lo espiritual, fui sacrificado para el bien de toda la humanidad y de todos los tiempos, pero, Mi sacrificio en estos dos mil años y un poco más, ha servido solamente para algunos, porque no todos han querido cambiar de vida y aprovechar todo lo que os traje para vuestra salvación eterna.

Eso Me llena de una gran tristeza, Mis pequeños, porque, además de Mi dolor Personal en Mí, en Mi Cuerpo, y el dolor de ver a Mi Madre unida a Mí, sufriendo por las atrocidades de los verdugos romanos, pero éstos, guiados por la maldad de los fariseos y escribas, el gran dolor de ver a Mi Madre sufriendo, Me destroza el Corazón.

Pasa el tiempo y estoy ahora con vosotros, y así como os dije antes: si antes la soberbia estaba en los escribas y fariseos, ahora la soberbia está en todos vosotros, y por esa soberbia, muchos se pierden, porque creen sentirse superiores a Mí, creen que, con lo que buenamente dan, les es suficiente para su salvación, -si es que están pensando en Mí, que no todos están pensando en Mí y en la salvación de sus almas-. Son tan pocas las almas que Me buscan, que Me piden perdón, y pocas, todavía menos, las que realmente cambian, para que su alma sea perdonada y se pueda salvar eternamente.

Mis pequeños, ¿cómo está vuestra alma en estos momentos?, ¿cómo está esa lámpara en vosotros?, ¿está encendida?, ¿estáis despiertos, esperando al novio, como aquellas jóvenes en la Biblia?, ¿vivís en estado de Gracia, vivís llenos de Mi Amor, gozando de Mis Enseñanzas? La gran mayoría no estáis así, ¿verdad, Mis pequeños? ¡Os falta tanto Amor por aprovechar de lo que Yo os enseñé para que fuerais Santos! para que luego dierais a vuestros hermanos vida espiritual, y así, os vieran actuando, como Yo actuaba en aquél tiempo.

Estáis llamados a la salvación todos vosotros, pero, ¿realmente estáis apreciando ese llamado? Ni siquiera os ponéis a meditar lo que quiere decir “santidad” en vuestra vida. Porque así os lo pedí, que fuerais Santos, como Mi Padre lo Es, pero ¿qué es para vosotros esa Santidad? ¿Qué significa la Santidad en vuestra vida? Se os hace, hasta aburrido pensar en ese término, a la gran mayoría de vosotros, no meditáis en ello, no os interesa, sois tan pocos, los que realmente buscáis la Santidad de vida.

¡Oh!, Mis pequeños, ¡cómo Me hacéis sufrir!, se os ha anunciado tanto lo que viene. En aquél tiempo, anuncié en Parábolas lo que vivirían, y las Profecías antiguas se hicieron realidad cuando conviví entre ellos.

En estos tiempos, también se os ha anunciado, desde hace muchos años, por muchos profetas lo que ha de suceder y ¿cuántos de vosotros, realmente, estáis esperando ese momento de purificación para alcanzar vuestra santificación?

¡Cuánto de Mi Amor desperdiciáis! No hay vida espiritual en vuestra existencia, ¿qué ejemplo estáis dando a los demás? Se os pidió ser otros Cristos en estos tiempos y os dejáis llevar por lo que hace la muchedumbre. Se os hace congruente, que mientras Yo estoy sufriendo, porque, recordad que en Mí no hay tiempo, y Mi sufrimiento se ha dado a lo largo del tiempo, repito, ¿Se os hace congruente y respetuoso, que mientras Yo estoy sufriendo por vuestra salvación, vosotros estéis gozando vacaciones?, ¿gozando un bienestar, que prácticamente, no os merecéis, por vuestros pecados?

Preparaos, Mis pequeños, preparaos, porque si antes hablé en Parábolas, ahora hablo directo: os estáis ganando ya, los acontecimientos que marcarán vuestra existencia, vuestro futuro, vuestro tiempo. Ya no sois unos niños que no saben nada, habéis conocido lo que Yo hice por vosotros y Me estáis dando la espalda, Me estáis traicionando, como Judas, lo hizo. Sufriréis, pero porque os habéis apartado de Mí, vuestro Dios.

Mi Gracia seguirá cayendo sobre vosotros, pero, solamente, será aprovechada por aquellos que saldrán victoriosos de las pruebas que tendréis en estos momentos de la historia.

Sufro y Mi Madre también sufre, como en aquél tiempo, cuando veía cómo Me destrozaban. ¡Cuánto dolor Me causáis, Mis pequeños, cuánto dolor!, y vosotros, ni siquiera una lágrima Me concedéis. No os imagináis los dolores que Me causaban esos verdugos que destrozaron Mis Carnes.

Muchas oportunidades se os han dado y las habéis desperdiciado, prácticamente, todas, y luego venís ante Mí a ofenderMe por lo que os pasa, cuando vosotros no quisisteis tomar las Bendiciones de Amor sobre vosotros. Son tiempos de gran soberbia, os creéis superiores a Mí, vuestro Dios, por eso no acudís a Mí a pedir ayuda, a crecer espiritualmente, a ser esos Cristos que quiero ver en cada uno de vosotros, y sabéis cómo odio la soberbia, porque, cuando ésta llega a vosotros, estáis acabados, ya no dejáis entrar la razón a vuestra mente y a vuestro corazón, sólo lo que vosotros decidís es lo correcto. No, Mis pequeños, antes que vosotros, está Mi Palabra, está Mi Presencia, están Mis Obras, está Mi Muerte y sobre todo, Mi Resurrección.

No meditáis todo esto, que os podría llevar a esa santidad a la que estáis llamados. Al momento en que vosotros os decidís, y acudís ante el Santísimo, de rodillas, inclinados, dolidos y pidiendo, con Humildad, una guía espiritual, en ese momento, Me derramo en Bendiciones sobre vosotros, porque conozco vuestra pequeñez, conozco vuestra nada, pero vosotros, al estar así humildes, sencillos, abatidos, deseosos de Mi ayuda espiritual, en ese momento Mi Corazón se derrama sobre vosotros, sobre las almas sencillas, dolidas, arrepentidas.

No sigáis cayendo en el error, estáis ya a momentos cruciales, en cualquier momento se vendrán, sobre toda la humanidad, grandes dolores, que, de hecho, ya los estáis viviendo, pero llegará el momento en que llegará uno, que le dolerá a toda la humanidad muy fuertemente.

Mantened, pues, vuestras lámparas encendidas, no seáis necios, os lo estoy diciendo Yo, vuestro Dios, os estoy aconsejando, para que no perdáis la Vida eterna. La obscuridad se acerca, repito, ¿vuestras lámparas están encendidas y estarán encendidas para ese momento?

Gracias, Mis pequeños.