Jun 21_2024 Tratad, pues, Mis pequeños, y Yo os llevaré de la mano, paso a paso, para que entendáis y gocéis la vida Trinitaria en la Divina Voluntad.

Rosario – Mensaje ÚNICO

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Mensaje de La Santísima Virgen María a J. V.

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Habla La Santísima Virgen María.

Hijitos Míos, se le llama a satanás, “el príncipe de este mundo”. Ciertamente, cuando fue arrojado del Cielo, él, con sus miríadas de ángeles, cayeron en la Tierra, o planetas del Universo; éstos, tomaron su lugar y luego atacaron la vida que se empezó a dar sobre cada uno de ellos; ciertamente, no todos están poblados, pero lo serán al final del Mundo, cuando ya todo sea Paz, cuando ya todo sea Pureza y Santidad, porque todo fue creado para darLe Gloria a Nuestro Padre Dios.

Hijitos Míos, Soy vuestra Madre La Siempre Virgen María, que os quiero llevar a conocer toda esa maldad que se ha dado sobre la Tierra y sobre vosotros mismos.

Ciertamente, satanás existía antes de que Adán y Eva existieran y ellos fueron atacados por satanás, pasando, también, una prueba, como la tuvieron los Ángeles al Principio en su Creación. Todo fue creado en el Amor, pero la soberbia de Luzbella es lo que hizo que todo cayera en Pecado, que todo se afectara cuando todo era Perfecto, porque Perfecto es el Amor de Nuestro Dios.

Vuestra principal finalidad, al ser enviados a la Tierra, es renovar lo que se perdió con el Pecado Original, pero el hombre ha ido cayendo, también, como los ángeles cayeron. La soberbia es la que va destruyendo todo lo que Nuestro Padre Dios (Lenguas…), todo lo que Nuestro Padre Dios creó para el Bien, para compartir Su Amor, para derramar Bendiciones a todo lo creado. Todo en Nuestro Padre Dios es Perfección, es Amor, no hay nada que se le pueda superar al Amor de Nuestro Padre Dios, y vosotros sois copartícipes de ese Amor.

Ciertamente, estáis en tiempos de cambio, la maldad que os ha venido atacando por siglos, será detenida por un tiempo, satanás y sus secuaces serán encadenados, pero la maldad interior, que vosotros tenéis, quedará todavía en vuestro ser, a pesar de que vendrán los Nuevos Tiempos, las Nuevas Tierras. Ciertamente, seréis transfigurados por Mi Esposo El Santo Espíritu de Amor, pero el hombre, el hombre, siempre buscando las imperfecciones, caerá de nuevo en pecado, y nuevamente, todo se afectará y eso dará la pauta para que se dé el Juicio Final, donde se eliminará la maldad para los buenos, para los que no claudiquen, para los que hayan buscado el Amor y la Pureza de Nuestro Dios; y los que le hayan dado la espalda a toda esa Grandeza Espiritual que Nuestro Padre Dios os puede dar, serán apartados y llevados al fuego eterno.

Mis pequeños, os digo todo esto, para que no le echéis la culpa a nadie ni a nada. La culpa la tenéis en vosotros mismos, porque la prueba será cuando entréis los escogidos, a esos Nuevos Tiempos, cuando seáis transfigurados, cuando vuestra espiritualidad crezca a niveles muy altos, cuando todo sea bello, Santo, pero la maldad que traéis en vosotros mismos y que no la sabéis detener, porque os falta una donación total a vuestro Creador, hará que caigáis de nuevo y echéis a perder, nuevamente, la Obra de Dios en vosotros.

¡Cuánto error hay en vosotros!, cuando, realmente, fuisteis creados para el Bien, para la Perfección, para el Amor, pero el hombre busca todo aquello que lo lleva al pecado. No sabéis apreciar las Bondades de vuestro Dios, no sabéis mantener, en vuestro interior, Sus Perfecciones. Oráis, pero os distraéis tanto con cosas que no os llevan a la Perfección, y así, vuestra oración es imperfecta, y no tiene ese grado grande y sublime que tiene la oración con la que podéis cambiar tantas cosas, producir milagros, vivir en una vida de Cielo, ya desde la Tierra. Tenéis que venceros a vosotros mismos, y por eso, debéis dejar a Mi Esposo, El Santo Espíritu de Amor, que viva plenamente en vosotros.

Esa es la primera vida que tenían vuestros Primeros Padres, Adán y Eva, vivir en la Divina Voluntad, vivir actuando según Su Voluntad y no la del hombre. Os debéis dejar mover, como Yo, vuestra Madre Santísima Me dejé mover por la Santísima Trinidad, y así alcancé a tener esa Perfección y esa distinción que Me dieron por haber preferido, plenamente, todo lo que viene de Mi Señor y Mi Dios, antes que escoger lo que Yo quisiera en Mi libre albedrío.

¡Os perdéis de tantas Bendiciones, tanto Amor, tanta Perfección cuando vosotros no dejáis que la Santísima Trinidad Viva plenamente en vosotros!, cuando la Santísima Trinidad os lleve por esos caminos de Perfección. Y eso lo lograréis a través de la oración, a través de la vida de sacrificio, de penitencia, que luego, no necesitaréis, cuando lleguéis a ese grado de Perfección, porque tome ya, la Santísima Trinidad, todo vuestro ser, y estéis ya, en íntima unidad con la Trinidad Divina.

(Lenguas…), por eso, Mis pequeños, si queréis encontrar esa Perfección, os debéis olvidar plenamente de vosotros mismos, porque, cuando os toma la Santísima Trinidad, seguís siendo vosotros, pero ya movidos por esa Voluntad Divina y gozaréis, plenamente, vuestra misión de la Tierra, y gozaréis vuestro premio posterior, en el Reino de los Cielos eternamente.

Para vosotros, pensar así se os hace difícil, pero, si ponéis de vuestra parte, si buscáis esa Perfección, seréis tomados por la Trinidad y vendrá un cambio tan bello, que vosotros mismos diréis: ¿por qué no lo hice antes? Un Fuego abrazador y purificador entrará en vosotros y eliminará todo aquello que no sirva para vuestra purificación, para vuestra perfección, para tener una vida Santa. Se os ha dicho, que para entrar al Reino de los Cielos, debéis ser purificados antes, porque en el Reino de los Cielos, viven solo almas Santas, almas purificadas, almas que viven, ya en la Voluntad Divina.

PedidMe a Mí, vuestra Madre y Maestra, que os guíe, para que alcancéis la plenitud a la que estáis llamados también vosotros. La dificultad de alcanzar esa perfección en vosotros mismos, está en la imperfección en vuestros actos, es ver más al Mundo, a las cosas, que satanás os ofrece y os distrae u os hace creer que son más importantes que el vivir en la Divina Voluntad.

Tratad, pues, Mis pequeños, y Yo os llevaré de la mano, paso a paso, para que entendáis y gocéis la vida Trinitaria en la Divina Voluntad.

Gracias, Mis pequeños.