Abr 19_2023 Os he enseñado tantas veces: que lo que Yo permita en vuestra vida va a ser para vuestro bien.

Rosario – Mensaje ÚNICO

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Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

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Habla Nuestro Señor Jesucristo.

Hijitos Míos, se os ha hablado antes sobre el Mi Sufrimiento de Mi Pasión, pero también de Mi Resurrección, y porqué esta humanidad tendrá que pasar por lo mismo, Mis pequeños.

Os repito esto, porque aquellos que han hecho de Mi Vida su vida, primeramente, evangelizando, después, orando, ayudando a sus hermanos a crecer espiritualmente, padecerán, también, la traición de Judas, que vosotros mismos, la habréis sentido alguna vez y esa traición está sucediendo ahora en la Iglesia, desde adentro. Así como con los Apóstoles, uno fue el traidor, ahora, desde adentro de Mi misma Iglesia saldrán los judas que estarán atacando Mis Enseñanzas; después vendrá la muerte, la muerte espiritual, que ya la estáis viendo, también, Mis pequeños, a vuestro alrededor.

Cada vez las Iglesias se quedan más solas, los que van, hacen acto de presencia, pero no se acercan a recibir los Sacramentos, especialmente, Mi Cuerpo, Mi Sangre y Mi Vida para que actúen en ellos. Y después vendrá Mi Resurrección.

Vosotros, os he dicho antes, habéis visto cómo Me destrozaron en Mi Pasión, no quedó ni un solo centímetro de Mi Cuerpo que no hubiera sido dañado. Los dolores fueron inmensos y así son los pecados. Vosotros visteis cómo Me dejaron, exteriormente, los  verdugos romanos, aquellos que tenían como misión, dar una lección fuerte a los asesinos, a los ladrones, a aquellos que se hubieran portado mal, muy mal, contra el pueblo. Pero lo que visteis en Mi Cuerpo, ahora, transmitidlo a las almas; así se ven las almas llenas de pecado.

Si en Mi Cuerpo Me desfiguraron, a tal grado, que así lo dicen las Escrituras, que ya no tenía figura de hombre, así es con vuestra alma, Mis pequeños; vuestra alma también se queda desfigurada por los pecados que vosotros cometéis y todo aquello malo que dejáis que entre a vuestro ser.

Si pudierais ver vuestra alma en pecado, os horrorizaríais al ver vuestra alma. Desde el Cielo, se ven vuestras almas, y hay momentos en que vuestra alma, llena de pecado, de maldad, es nauseabunda a los ojos de las almas puras y Santas que habitan los Cielos.

Sí, ciertamente, vendrá un momento, ya avisado entre vosotros, en que veréis vuestra alma como se ve desde el Cielo. Ojalá esto os sirva para que sintáis vuestra alma, a tal grado de horror nauseabunda de tanto pecado, que os lleve al arrepentimiento y podáis con ello, salvar vuestra alma eternamente.

Ciertamente, como os dije, Mi Cuerpo ya era irreconocible por tanta Sangre, de tanto golpe con los que Me destrozaron, pero ¿qué pasó después de Mi Muerte?, Mi Resurrección. Cambió, con Mi Poder Divino, Mi Presencia. Me mostré ante los Apóstoles y Mis seguidores y Me vieron ya Santificado, Purificado, Limpio de todo mal, de todos vuestros males, de todos vuestros pecados.

Todo Mi Ser era radiante, limpísimo, bellísimo y esto es lo que ganáis, precisamente, cuando vosotros tomáis vuestra cruz, la cruz que Yo permito que tengáis, cada uno de vosotros en lo particular. Porque os quiero, también, limpios, santos, para que podáis entrar al Cielo gloriosos, y eso se logra así, Mis pequeños, limpiándoos con vuestros dolores, con la aceptación de la cruz que Yo permito tengáis cada uno de vosotros.

No acabáis de entender lo que es la donación, lo que es la purificación, lo que es el aceptar lo que Yo quiero que pase en vuestra existencia, que os he enseñado tantas veces: que lo que Yo permita en vuestra vida va a ser para vuestro bien.

Vosotros mismos no aceptáis que Me hayan hecho esto esos verdugos, ¿por qué a Mí, vuestro Dios? ¿Por qué a Mí, el Santísimo, el Purísimo, el Divino? Lo hice para que vosotros también aceptarais vuestras cruces, cruces que sí os merecéis vosotros, dolores que sí os merecéis vosotros, pero que son purificadores.

Cuando vosotros, en humildad, y sobre todo, en obediencia, aceptáis dolores, algunos mayores, y otros menores, de acuerdo a vuestra espiritualidad, servirán para que vosotros renazcáis, y os veáis también gloriosos, limpios, puros, que os dará, precisamente, el paso al Reino de los Cielos.

Bien sabéis y se os ha enseñado, que al Reino de los Cielos entran las almas purificadas, limpias de todo pecado, pero os doy la oportunidad, también, dentro de Mi Misericordia, que al aceptar vuestras cruces diarias, como os dije, para algunos mayores o menores, esas cruces os ayudarán a que no paséis tanto tiempo en el Purgatorio, limpiando vuestras culpas, que bien os lo merecéis, y que luego Me agradeceréis, porque os he dicho que los dolores aquí en la Tierra, los dolores humanos, que se traducen también en lo espiritual, son mucho menores que lo que padeceréis en el Purgatorio purificando vuestra alma.

Por eso, os repito, os aconsejo y en Mi Misericordia os lo digo: aceptad lo que venga en vuestra vida en dolores, en pruebas, porque van a ser para vosotros un regalo para que no sufráis tanto purgando vuestras penas en el Purgatorio, lugar de dolor, ciertamente, con Esperanza de salir, pero lugar de mucho dolor.

AgradecedMe, pues, Mis pequeños, ya desde ahora, lo que venga en el futuro cercano, a cada uno de vosotros, padeceréis, porque se os dijo que aquél que Me siguiera, que tomara también su cruz y que viniera tras de Mí.

Tomad, pues, la cruz que os toca tomar para purificar vuestra alma, seguidMe y agradecedMe el triunfo que tendréis y el gozo que se os dará después de vuestra purificación.

Gracias, Mis pequeños.