Oct 27_2021 Yo, ahora os hago una pregunta, ¿cuánto creéis vosotros, que pueda costar una Hostia Consagrada? Meditad esto, Mis pequeños.

Rosario matutino Mensaje ÚNICO

.

==================================

Mensaje de La Santísima Virgen María a J. V.

==================================

.

Primer Misterio. Habla La Santísima Virgen María.

Hijitos Míos, Soy vuestra Madre, La Siempre Virgen María, que busca el cómo allegaros a Mi Hijo, que busca el poder llevaros de regreso al redil, al que pertenecéis.

Entre vosotros, la gran mayoría de vosotros, tenéis un defecto grave, Mis pequeños, no sois constantes en la oración, no sois constantes en buscar lo que Mi Hijo os ha pedido que busquéis para poder ganar el Reino de los Cielos.

El Padre, Nuestro Dios y Señor, Nos ha dicho que si lo buscaMos, Él se dejará encontrar, pero ahí es donde entra la inconstancia de vosotros. Os cansáis de la oración, queréis ver cosas extraordinarias, buscáis emociones, y esto no se logra con Nosotros.

Tenéis frente a vosotros grandes Milagros: tenéis la Transustanciación que a diario se da durante la Misa. Tenéis el milagro de la vida. Tenéis todo lo que os rodea, que Nuestro Dios, el Señor, en Su Divina Providencia, os concede a cada uno de vosotros. Tenéis tantas y tantas cosas, pero estáis buscando solamente cosas aparatosas, y perdéis la Fe, muchas veces, porque creéis que con rezar un Padrenuestro, un Ave María, vosotros obtendréis lo que necesitáis, y estáis en un error, Mis pequeños. Cuando le pidáis algo a Nuestro Señor, deberéis ser constantes en la oración, constantes en un cambio de vida, dejando a un lado las faltas que cometéis comúnmente, constantes en el deseo de permanecer en estado de Gracia, y así, las Bendiciones y demás regalos espirituales caerán del Cielo hacia vosotros.

Os ha dicho Mi Hijo, que si vosotros necesitáis algo, lo pidáis con Fe, pero que seáis constantes en el pedirlo.

La Santísima Trinidad os busca, desea que vosotros regreséis al Reino de los Cielos, pero vosotros debéis mostrar que, realmente, estáis buscando esa vida espiritual que tanto necesitáis para vuestra salvación, pero vosotros no hacéis gran cosa por ganarla, os cansáis pronto, no sois constantes en el deseo que se os ha dado y queréis que se os conceda. Y vosotros obtendréis lo que necesitáis, cuando vea Nuestro Dios, que lo que os conceda, caerá en buena tierra.

Los regalos del Cielo son invaluables, Mis pequeños, y os lo repito, son invaluables, estáis acostumbrados a comprar cosas que os gustan aquí en la Tierra, pero cualquier regalo, por pequeño que sea, venido del Cielo, vale infinitamente más de lo más fino, de lo más caro que podáis encontrar sobre la Tierra.

Yo, ahora os hago una pregunta, ¿cuánto creéis vosotros, que pueda costar una Hostia Consagrada? Meditad esto, Mis pequeños. No hay dinero o bienes o piedras preciosas, o todo el oro, no solamente del Mundo, sino del Universo entero, para pagar una Hostia. Y esto os lo digo, porque Mi Hijo, vuestro Dios, está Presente en la Sagrada Eucaristía, Él es el Dueño, con la Santísima Trinidad, de todo lo Creado, visible e invisible, por eso no tiene precio.

Y esto os lo digo para ejemplificar, que todo lo que recibáis del Cielo, si lo pedís con insistencia, pero constantemente, con amor, va a ser invaluable. A Dios Le pertenece todo lo que tenéis, lo que está a vuestro alrededor, lo que está creado en el Universo entero, todo Le pertenece, y ni aun así sabéis agradecer.

Sed más constantes en la oración. Dejad que Mi Esposo, El Santo Espíritu de Amor, os vaya indicando qué es lo que necesitáis para alcanzar la santidad de vida, y con ello, vuestro regalo eterno en el Reino de los Cielos.

Pero no creáis que obtendréis un regalo grande, como os dije, con rezar un Padrenuestro, un Avemaría, un Gloria, y luego os enojáis, porque no obtuvisteis nada al rezar, como se podría decir: por tan poquito. Y además, vuestras oraciones, vuestros actos, vuestros sacrificios, penitencias, todo lo que hagáis, si no salen de vuestro corazón, de lo más profundo de vuestro ser, no valen casi nada, esos hechos que vosotros podéis lograr, para ofrecerLe a Nuestro Dios. Sois muy, muy convenencieros, hacéis las cosas porque os convienen, pero no ofrecéis por amor, por agradecimiento, por servir a vuestro Creador, a vuestro Salvador, a vuestro Guía que tenéis en vuestro interior, Mi Esposo, El Santo Espíritu.

Vivís para el Mundo y solamente cuando se os presentan problemas insalvables, para las capacidades humanas, es cuando os acordáis de que existe Nuestro Dios. Pero os acercáis a Él por conveniencia, con una insistencia sin amor y exigiendo a vuestro Dios, a vuestro Creador, que se os conceda lo que vosotros queréis, sin ningún tipo de respeto; y, si no obtenéis lo que deseáis, blasfemáis el Santo Nombre de Nuestro Dios. Y así, hay muchos de vosotros, que vais perdiendo la Fe, la Esperanza y el amor a Nuestro Dios, porque sois como niños malcriados, que si no obtenéis en ese momento lo que queréis, os alejáis y cometéis graves pecados al poneros en contra de vuestro Dios Creador, a vuestro Dios, el Amor Infinito.

Tenéis que aprender, Mis pequeños, a llegarle a Nuestro Dios, a Su Corazón, y eso es a través, primeramente, de la Humildad, de la Sencillez, del ser como niños: primeramente aceptando Su Voluntad y segundo, aceptando lo que Él os dé, que será lo mejor para vosotros.

Estáis viviendo momentos difíciles, y estos son momentos en los que debéis ser como niños, sabiendo que tenéis un Dios Poderosísimo, que satanás está manipulando las leyes de la Naturaleza para tratar de acabar con vosotros, se le han unido muchas almas para provocar la destrucción del género humano, pero no lo han de lograr. Ciertamente, habrá muchos, muchos que morirán, pero como se os ha dicho ya, el que sean apartados de la Tierra, no quiere decir que se vayan a condenar. Y empezad, desde ahora, Mis pequeños, porque no sabéis si vosotros seréis de los que serán apartados de la Tierra. Recordad que la muerte llega de repente, sin avisar, sin que vosotros la esperéis, simplemente, llega, y ¿cómo estaréis en esos momentos?

Orad por vosotros mismos. Orad por vuestros hermanos. Orad por la conversión. Orad por el retorno de la Fe en la Iglesia. ¡Tenéis tanto de qué orar! Y os preocupáis de tonterías materiales. Y repito, hacéis berrinche para que Nuestro Dios os conceda esas cosas materiales, cuando un alma, la salvación de un alma vale muchísimo más que cualquier cosa material de aquí de la Tierra.

Adentraos más a las profundidades del Amor, entrad al Corazón de Mi Hijo a través del Espíritu Santo, para que aprendáis a orar de verdad, con amor, con un sentimiento profundo de agradecimiento y con un deseo grande de agradar a vuestro Dios, por tantas cosas que se os han dado.

Estáis vosotros para servir, no para exigir.

Gracias, Mis pequeños.