Sep 04_18 Son más los pecados de omisión que los de acción, los que la gran mayoría cometéis.

Rosario vespertino-Mensaje ÚNICO.

=======================

Mensaje de Dios Padre a J. V.

=======================

Primer Misterio. Habla Dios Padre.

Sobre: Vuestra liberación se acerca pronto. Satanás será vencido nuevamente, será encadenado por algún tiempo y viviréis vosotros un tiempo de Paz y Alegría, y de un Amor como no lo habéis experimentado ninguno de vosotros, en esta generación.

Hijitos Míos, os he dicho que seréis juzgados al final de vuestra existencia y recordad que son más los pecados de omisión que los de acción, los que, la gran mayoría de vosotros, cometéis.

Uno de los más grandes pecados de omisión, es el de no transmitir vida, vida espiritual, dentro de vuestras familias. Recordad que satanás os está acechando en cada momento a lo largo de vuestra existencia, y si vosotros no sois los suficientemente fuertes para contratacar ese estado de pecado que, continuamente, está a vuestro alrededor, por causa de satanás, fácilmente podéis sucumbir a lo que os propone.

Sabéis, perfectamente, que todos vosotros tenéis continuamente tentaciones; satanás conoce cuáles son vuestras debilidades y él, todo el tiempo, os está llevando hacia esas inclinaciones pecaminosas que os hacen perder el estado de Gracia.

Ciertamente, vosotros no podéis luchar solos, o sea, con vuestras propias capacidades. Por más preparados, espiritualmente, que os sintáis; él sabe cómo llevaros hacia el mal, conoce cuales son vuestras debilidades y os hace caer, pero os va a hacer caer más, cuanto más separados estéis del estado de Gracia, que es a donde Yo, continuamente, os estoy llamando, el cual ganáis a través de la Confesión y de los Sacramentos y, sobre todo, del Alimento Espiritual por excelencia, la Sagrada Eucaristía.

Cuando vosotros os creéis ser lo suficientemente fuertes, para poder soportar sus ataques, en ese momento ya perdisteis, por vuestra soberbia; porque os estáis sintiendo muy fuertes, cuando sois, realmente, muy débiles, porque no estáis confiando en Mí. Os estáis “preparando” y lo podría poner entre comillas, vosotros solos, pues sí, con buenas lecturas, orando, pero si no tenéis Mi Apoyo, el cual Me lo debéis pedir, satanás os vencerá.

Recordad cómo venció satanás a Adán y a Eva, vuestros Primeros Padres, y eso que estaban en estado de Santidad y de oración muy alta, podría decirse, de oración mística y, aún, a pesar de ello, satanás los venció y los hizo caer en esa falta tan grave, que os ha afectado, ya, por siglos.

Vosotros os debéis mantener siempre en un estado de Humildad pero, además, de petición constante de la perfección espiritual. Satanás es un enemigo muy poderoso y muchos de vosotros no os dais cuenta o no os queréis dar cuenta de ese poder maligno que tiene. Os he dicho que fue un Arcángel, el más grande, el más bello y aunque ya no ha crecido en fuerza desde que cometió su pecado al ponerse en contra Mía, de todas maneras, su poder es infinitamente superior a vosotros. Él utiliza muchas artimañas para hacer que vosotros no os preocupéis de vuestra vida espiritual. Si vosotros no oráis, si vosotros no vivís en estado de Gracia, si vosotros no acudís a los Sacramentos, especialmente a la Confesión y a la Eucaristía, no estaréis fuertes para enfrentar a este enemigo, que no es nada fácil de vencer, si contáis con vuestras propias fuerzas.

Os debéis mantener en vida espiritual, os debéis mantener atentos a sus ataques para poderlos destruir con la oración y, especialmente, como os ha dicho Mi Hija, la Siempre Virgen María, con el rezo del Santo Rosario.

Antes de la caída de vuestros Primeros Padres, satanás estaba dominado por la santidad de ellos y era porque vivían una vida íntima Conmigo. Esa vida íntima era oración continua. Cuando vosotros Me dais Mi lugar, cuando vosotros Me invitáis a vivir con vosotros, cuando vosotros Me dejáis que Yo guíe vuestros pasos, que Yo guíe vuestra vida, que Yo guíe todas vuestras acciones, pensamientos, deseos, es cuando estaréis bien protegidos contra los ataques de satanás. Pero, si Me hacéis a un lado y vosotros queréis hacer todo, sin contar Conmigo, ya, vuestra oración, no va a ser perfecta y, además, no va a estar respaldada por Mi Gracia.

Con esto os estoy queriendo decir, Mis pequeños, que Me necesitáis en una forma tremenda. Es como a un niño pequeño, si le quitáis a los padres, no puede él hacer lo propio, como alimentarse, cuidarse y tantas cosas que necesita un niño pequeñito.

Vosotros sois esos niños pequeñitos, creéis ser grandes, que no necesitáis de nadie para salir adelante en vuestra vida, pero no es así, Mis pequeños. Así como el niño pequeño necesita guías en su vida, como son sus padres o hermanos mayores, vosotros, necesariamente, Me necesitáis a Mí, vuestro Dios.

¿Acaso vosotros sabéis todo sobre lo que os rodea, o todo de lo que vosotros debéis aprender?, ¡no!, Mis pequeños, no tenéis las capacidades. Es basto, muy basto Mi Conocimiento, que quisiera dároslo y que lo tenían vuestros Primeros Padres, pero el Pecado os limitó tremendamente.

Por otro lado, si tuvierais ese basto Conocimiento, como el que tenían vuestros Primeros Padres, caeríais fácilmente en la soberbia y, con ello, caeríais fuertemente de Mi Gracia, porque ahora estáis afectados por el Pecado Original.

¿Ya veis, Mis pequeños, cómo Me necesitáis para todo?, no podéis hacer nada perfectamente bien hecho, si no es con Mi ayuda.

La maldad de satanás, os repito, es tremenda, y Yo os he venido cuidando, guiando y sobre todo, perdonando, cuando os acercáis a Mí, a través de la Confesión, y obtenéis Mi Perdón a través del sacerdote que os confesó. Ya que tenéis Mi Perdón, Mi Gracia se vuelve a derramar profusamente, sobre vosotros. Debéis recordar que Mi Gracia no puede entrar en vosotros, si vivís en pecado mortal, porque Yo no puedo vivir en un alma que vive en pecado mortal, así que, ese es un requisito importantísimo, para que Yo pueda vivir en vosotros, y es el que viváis en estado de Gracia.

Pero, otra vez os pregunto, ¿cuántos, cuántos de vosotros aún creéis en el pecado, como para que os alejéis de él y viváis en estado de Gracia, en el cual Yo quiero que vosotros estéis?

Os repito y os repito todo esto, Mis pequeños, pero no queréis tener un cambio definitivo en vuestro ser. Señaláis a los demás, señaláis sus defectos, sus faltas pero, vosotros, ¿Qué hacéis, para que vuestra alma esté en bien Conmigo?, prácticamente, nada.

Vuestra liberación se acerca pronto. Satanás será vencido nuevamente. Será encadenado por algún tiempo y viviréis vosotros un tiempo de Paz y Alegría, y de un Amor como no lo habéis experimentado, ninguno de vosotros, en esta generación.

Ciertamente, sabiendo satanás que su tiempo se termina, os va a atacar cruelmente y por eso dicen las Escrituras, que si no acortara el tiempo de su ataque en estos tiempos, hasta las almas más santas se perderían.

Os pido, nuevamente, estar pendientes, tener vuestras lámparas encendidas, como las vírgenes precavidas, en espera del Regreso de Mi Hijo. No estáis solos, Mis pequeños, en estos momentos, en que habrá más tribulación en todo el mundo y en el Universo entero.

Mi Corazón se alegra al ver que todavía hay almas buenas, almas que Me buscan, almas que todavía quieren estar Conmigo eternamente.

Seguid adelante, manteneos expectantes ante la lucha, en la cual, satanás os quiere destruir pero, si Me pedís a Mí, vuestro Dios, que esté junto a vosotros, ahí estaré. No os separéis de Mí, Mis pequeños, de eso depende vuestro estado de alma en estos últimos tiempos, él, continuamente, os querrá llevar al pecado y especialmente, al pecado mortal, que os separa definitivamente de Mí.

Luchad, luchad, vosotros tenéis la lucha ganada, si es que estáis Conmigo, pero si no estáis Conmigo y no Me llamáis, para que esté con vosotros, sucumbiréis y, quizá, hasta eternamente. Juntos, luchando, aseguraréis vuestra salvación. Apartados de Mí, difícilmente ganaréis la batalla.

Manteneos en oración, en una vida íntima, como la que tenían vuestros Primeros Padres Conmigo y así, aseguraréis vuestra entrada al Reino de los Cielos.

Gracias, Mis pequeños.