Jul 10_18 Son los momentos en que no sabéis cuándo se os va a venir la Purificación en cada país.

Rosario vespertino – Mensaje ÚNICO.

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Mensaje de Dios Padre a J. V.

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Primer Misterio. Habla Dios Padre.

Sobre: Los acontecimientos ya están sobre vosotros, en estos meses o semanas por venir, se irán recrudeciendo los acontecimientos en el Mundo y por eso os pido, insistentemente, que oréis por todas aquellas almas que regresarán a Mí, a causa de los acontecimientos de la Purificación.

Hijitos Míos, vosotros buscáis todos aquellos Mensajes que llegan a vosotros a través de Mis instrumentos y que os llevan a impresionaros por lo que ya está profetizado que sucederá. Os horrorizáis con lo que os he dicho que sucederá con los climas, a los cuales, los está manipulando satanás en vuestra contra. Os horrorizáis por lo que está sucediendo en algunos países, en donde se está aniquilando a los miembros de Mi Iglesia. Os horrorizáis por los movimientos de tierra que se han salido ya de control y no estáis preparados para sobrevivir a esos cataclismos.

Eso y otras problemáticas más, que afectan a vuestra vida, es lo que os llama la atención y os horrorizáis con ello, pero más os debiera horrorizar vuestro interior. Vuestro interior, deja mucho que desear.

Ciertamente, Soy un Dios Misericordioso, pero Me tomáis como a un Dios bonachón, que permite todo y que, a la mera hora, cuando estéis ante Mi Presencia, no importando lo que hayáis hecho, os concederé un paso seguro al Reino de los Cielos. No, Mis pequeños, no es así.

Ciertamente, Soy Misericordioso pero, también, en las Escrituras, se os dice que aquellos que han respetado Mis Leyes, Mi Amor y, solamente aquellos que son un buen trigo, porque son almas que Me aman, que Me buscan, que desean estar Conmigo, que aceptan lo que Yo os he pedido, éstas son las almas que merecen estar Conmigo, y la gran mayoría de vosotros no sois de esas almas.

Yo os pido, Mis pequeños, en lugar de estar vosotros horrorizados, con las cosas externas que sucederán alrededor vuestro, y que cambiarán la faz de la Tierra, que antes veáis hacia vuestro interior y os preguntéis si sois aptos para recibir Mis Bendiciones, porque sois almas justas, almas confiables, almas llenas de Mi Amor y que respetáis lo que viene de Mí, si no sois de ésas almas, preocupaos, porque difícilmente entraréis al Reino de los Cielos.

Se os ha dicho que busquéis la perfección en vuestros actos, que busquéis la perfección en todo lo que Yo os he pedido que hagáis y que, está en los Diez Mandamientos que Yo os di. Pero vosotros hacéis lo que se os viene en gana, no sois responsables de vuestra vida, no buscáis el bien de vuestros hermanos, no veis por las necesidades espirituales de todos aquellos que os rodean y de muchos más, a los cuales, vuestras oraciones podrían llegar y salvarles.

Seguís distraídos con los problemas del mundo, seguís distraídos, como niños pequeños, con lo que os pone satanás de distracciones. No cumplís con lo que debéis cumplir, lo primordial, al menos, lo que os pido para los domingos. No cumplís ni deseáis cumplir, porque no le dais el valor que tiene el estar en paz espiritual Conmigo a través de los Sacramentos, sobre todo el de la Penitencia.

Estos son los momentos en que no sabéis cuándo se os va a venir la Purificación en cada país. Recordad que los acontecimientos de la Purificación se os vendrán como aparece el rayo en el firmamento, o sea, de repente y a una velocidad, en la cual, vosotros, ni siquiera lo esperabais, ¿estaréis, acaso, preparados para bien morir, cuando se os venga el momento de partir de la Tierra?

Son momentos en los cuales debéis vosotros ver por vosotros mismos, para que os llenéis de Mis Gracias, de Mis Bendiciones, y las podáis compartir con vuestros hermanos. Estáis muy confiados en Mi Bondad y en Mi Amor por vosotros, creyendo que todo es perdonable sin necesidad de confesión, y que no tendréis ningún problema para trascender y llegar hasta Mí, al Reino de los Cielos. ¡No!, Mis pequeños, como os dije, muchos, muchos de vosotros dejáis mucho qué desear.

Ciertamente, os he dado mucho, habéis recibido Bendiciones de parte Mía a lo largo de toda vuestra existencia y, precisamente, eso os compromete más; si Yo os he dado mucho, vosotros debéis responder por todo eso.

En una familia, los hijos reciben mucho de sus padres y lo menos que pueden hacer los hijos, es responder a lo que quieren vuestros padres de vosotros, que es el que aprovechéis vuestra vida, que seáis personas de ejemplo, que deis lo mejor de vosotros con vuestros estudios, para que todo lo que se ha invertido en vosotros, reditúe en vuestra educación, en vuestra vida profesional.

Yo os pido que seáis, primeramente verdaderos hijos Míos, que seáis ejemplo ante vuestra familia, luego ante la sociedad, ante el Mundo, ante el Cielo entero.


Os he pedido que vosotros seáis en la Tierra, excelentes en lo que hagáis. Yo también busco esa excelencia en vuestro ser espiritual que se debe manifestar en vuestro ser humano, pero os vuelvo a repetir, dejáis mucho qué desear.

La mediocridad no os va a llevar a la perfección, la mediocridad os lleva a perder la perfección a la que estáis llamados.

Cuando alguien es mediocre, con ello se siente satisfecho, no busca nada más. En las Escrituras Yo os pido que busquéis la perfección, que seáis perfectos, y os lo repito mucho: el Cielo no es para los mediocres, el Cielo es para los perfectos y la perfección cuesta, se debe trabajar mucho para llegar a la perfección. Los mediocres quieren tener mucho con poco de inversión en su trabajo, en su dedicación, en su lucha personal contra ellos mismos.

Sí, Mis pequeños, debéis luchar contra vosotros mismos, porque no dais el cien por ciento, difícilmente lo daréis si no pedís Mi Ayuda, si no Me buscáis a Mí, vuestro Dios, para que os mande a Mi Santo Espíritu y os transforme, os revitalice, os dé otra vida espiritual que aún no conocéis y a la que debéis llegar.

Ciertamente, al estar Mi Hijo en la Cruz, en ese momento os volvisteis hermanos de Él por las Palabras que Le refirió a Su Madre y a Juan, que fue un regalo especial Mío hacia vosotros, pero ¿cuántos de vosotros apreciáis ese regalo, el de ser hermanos de Cristo Jesús?, que tenéis la Gracia, también, de ser corredentores, pero no lo lleváis a cabo.

Fuisteis creados para tener una dignidad muy alta, hijos de Dios, hermanos de Cristo Jesús. No lo habéis meditado lo suficiente, no Le habéis pedido a Mi Santo Espíritu que os haga entender esa realidad. Lo sabéis, pero no lo queréis comprender porque, ciertamente, exige un gran compromiso.

Desperdiciáis tanto de los Bienes con los que Yo os he regalado, pero los desperdiciáis inmensamente.

Os vuelvo a repetir, los acontecimientos ya están sobre vosotros, en estos meses o semanas por venir, se irán recrudeciendo los acontecimientos en el Mundo y por eso os pido, insistentemente, que oréis por todas aquellas almas que regresarán a Mí, a causa de los acontecimientos de la Purificación, pero ¿cuántos, cuántos hermanos vuestros, realmente, podrán entrar al Reino de los Cielos?

Muchas almas podrían regresar a Mí, gracias a vuestra intercesión, a vuestro amor por ellas, a vuestra dedicación al orar e interceder por ellas pero no lo hacéis. Este es un pecado de omisión, Mis pequeños, porque os lo estoy señalando, os lo estoy recordando, os lo estoy pidiendo. Muchas almas podrán salvarse, porque vosotros Me lo podéis pedir.

SalvadMe almas, os pidió Mi Hijo en la Cruz, dádMe, dádMe almas, tengo sed de almas y os lo vuelvo a repetir, Yo, a vosotros, dádMe almas. Entended, vuestra posición actual en la Tierra, vuestra misión tan importante, la de ser corredentores. Mi Hijo en la Cruz estaba ofreciendo todo Su Ser por la salvación de todos vosotros. Vosotros no estáis en la Cruz, no estáis sufriendo como Mi Hijo estaba sufriendo en esos momentos, pero en estos momentos os podéis unir a Él en la Cruz, ofrecedMe Su Intercesión, Su Donación por todos vosotros, por la salvación de las almas actuales, para Mí, vuestro Dios, en Mi Santísima Trinidad, no hay tiempo.

Poneos de rodillas ante la Cruz de vuestro Salvador, en estos momentos, e interceded, con todo vuestro corazón, por la salvación de todas las almas de este tiempo, el tiempo que os ha tocado vivir y a las cuales podéis servir, como Mi Hijo os sirvió a vosotros, para vuestra salvación.

¿Os dais cuenta, ahora, del valor tan grande del que estéis viviendo en estos tiempos de transición, de cambio, de una nueva vida, para las almas que van a quedar y, sobre todo, para la salvación de tantas almas que necesitan de vuestra intercesión, para poder salvarse?

Os pido, Mis pequeños, os imploro, por vuestra oración, por vuestra donación, por vuestra vida de ejemplo, de sacrificio, de penitencia, de ayuno, de oración por vuestros hermanos que más necesitan para salvarse. Sois una pieza clave, cada uno de vosotros, para la redención de las almas.

Estos son momentos de Amor, de un Amor profundo por vuestros hermanos. Limpiad, purificad almas, hacedlas vivir en Mi Vida, que es el Amor, no abandonéis a las almas que no Me conocen, que no quieren saber de Mí, que ya han hecho su vida, pero no Me han incluido a Mí en su vida.

PedidMe lo que necesitéis, Mis pequeños, para poder salvar almas. Si sois almas tibias, si necesitáis que os dé ese deseo grande para servir a vuestros hermanos, pedídMelo. Si no tenéis tiempo, según vosotros, de orar, de interceder por las almas, pedídMe que Yo arregle vuestro tiempo, los horarios de vuestro día, para que os dé tiempo para la salvación de las almas. Si no tenéis un corazón amoroso, como el Mío, que ame, como Yo os amo a cada uno de vosotros, pedídMelo, para que os enamoréis de las almas y deseéis que todas se salven.

No desperdiciéis ni un segundo ya, de este tiempo que os queda. Os repito, el cambio vendrá como un rayo ¿estaréis preparados, para que, en décimas de segundo, cambiéis de la Tierra al Cielo y estéis preparados para presentaros ante Mí, y traer vuestra alma preparada para entrar al Reino de los Cielos? O, ¿no estaréis preparados porque no quisisteis escuchar Mi Voz, Mis Consejos, y dejasteis todo para después y por no darle primacía a lo que viene de Mí, lo dejasteis a un lado y vino la prueba y os tomó en décimas de segundo y, ahora, ya estáis ante Mí y no podréis entrar al Reino de los Cielos, porque no os preparasteis?

Meditad esto, Mis pequeños, los momentos de la Purificación están sobre vosotros.

Gracias, Mis pequeños.