Mzo 28_17 Mi Amor convierte a los pecadores hasta en grandes santos.

Rosario vespertino.

Mensaje de Dios Padre a J. V. – MENSAJE ÚNICO.

 

 

Ofrecimiento. Habla Dios Padre.

Sobre: Podéis rechazar la misión que os he confiado, sois libres, tenéis vuestro libre albedrío y podéis rechazarMe, pero si vais a estar Conmigo, debéis acatar Mis Órdenes, Mis Órdenes de Amor: orad por vuestro bien y por el de vuestros hermanos.

J. V. dice a la Comunión de los Santos, que se hace presente con nosotros: “Gracias, gracias por estar con nosotros y les pedimos que nos ayuden a aprender a orar por nuestros hermanos, a orar por las intenciones de Nuestro Dios y las de nuestra Madre Santísima”.

Sí, Mis pequeños, la oración es Amor. Imaginad que vosotros sois los que necesitáis, fuertemente, de la oración, que estáis atrapados en la Tierra en el pecado y en los ataques de satanás; o que estáis en el Purgatorio y ya lleváis mucho tiempo ahí; o que necesitáis la Fuerza de Dios, para venceros en lo particular, para no volver a pecar o no pecar en el grado, en el que normalmente pecáis.

Mis pequeños, con la oración, vosotros crecéis en Caridad, crecéis en Amor, porque, cuando vosotros oráis o escucháis por lo que otros piden, vuestro corazón se mueve hacia el Amor, hacia la necesidad del hermano, crecéis y por eso, os lo he pedido, Mis pequeños.

Debéis crecer en el Amor, debéis crecer en la Humildad, en la Sencillez, pero, sobre todo, el ver por el Bien del hermano necesitado. Cuando vosotros oráis, (Lenguas…), el Cielo entero se mueve, el Cielo entero responde a vuestras intenciones de Amor.

¿Cuándo entenderéis, Mis pequeños, que es Amor lo que Yo necesito de vosotros? Habéis sido preparados por muchos años, para que fuerais comprendiendo lo que significa Amor entre vosotros.

Todo es Amor, todo fue creado en el Amor, vivís de Mi Amor, todos necesitáis de una vida de Amor, entonces, ¿por qué negársela a aquellos que no lo tienen? Vosotros os sentís llenos de Mi Amor, pero hay tantos, tantos de vuestros hermanos, que quisieran tener una pizca del Amor que vosotros ya tenéis en vuestro corazón. Pensad más en vuestros hermanos.

La Evangelización de Mi Hijo sobre la Tierra, fue para enseñaros lo que es el Amor, cómo se tiene que repartir.

Yo voy preparando almas alrededor del Mundo, para que, al ser como Mi Hijo, podáis compartir del Amor que Yo pongo en vuestro corazón. Entended que hay almas que no producen Amor, que les es difícil producir Amor, porque vivieron una vida de dolor, de incomprensión, de ataque, de grosería y están llenos de odio, de maldad; a estas almas les es difícil producir Amor, y son muchas. Por eso, cuando vosotros pedís, les compartís de Mi Amor a vuestros hermanos y, especialmente, a éstos, que están sedientos de Amor.

Vosotros debierais vivir en oración y ya os lo he dicho muchas veces, que no es un momento en el día, es todo el día en el que debierais vivir en oración, porque, tanto como vosotros, que necesitáis de Mí, también, hermanos vuestros necesitan de Mí y no hay quién los acerque a Mi Corazón; vuestra oración los acerca a Mi Corazón. Ahora no os dais cuenta del resultado de vuestra oración hacia los demás; llegará un momento en que conoceréis lo que vuestra oración hizo por vuestros hermanos. Por un lado, os alegraréis, por otro lado, vergüenza os dará porque no disteis más y pudisteis haberlo hecho.

Yo Soy vuestro Dios y Soy Todo Amor, las creaturas que vengan a Mí, tienen que ser también Amor, porque el Cielo es el Reino del Amor, o acaso ¿se os hace excesivo Mi Amor en vosotros?

Mis pequeños, entended la necesidad de las almas. Yo, como vuestro Padre y vuestro Dios, os he tratado de enseñar esto, que todos sois hermanos, pero no todos tenéis la espiritualidad que Yo quisiera que todas las almas tuvieran.

¡Hay tantos que Me rechazan! ¡Hay tantos que no quieren saber de Mí!, pero una oración hecha, desde lo más profundo de vuestro corazón, y pidiendo con Amor por vuestros hermanos, puede darles entrada a esas almas difíciles de amar y pueden cambiar.

Si Yo os he levantado de donde estabais, si Yo he vivido para vosotros y he procurado que Me conozcáis más, para que gocéis más Mi Presencia en vosotros, para que Me améis más, para que gocéis vuestra estancia en la Tierra al tener, ya, Mi Amor en vosotros, lo menos que podéis hacer, es darMe gusto transmitiendo ese Amor que Yo os he dado gratuitamente y que, vosotros, también, lo deis gratuitamente a vuestros hermanos.

Vuestro triunfo, para ganar el Reino de los Cielos, estriba en ello, en que vosotros os améis los unos a los otros, como Yo os he amado. No podéis rechazar el vivir en el Amor y transmitir Mi Amor, porque es una necesidad de aquellos que Yo he escogido.

Os he dicho que el Amor es dinámico y no lo podéis detener, entonces, ¿por qué lo detenéis? ¿Estáis Conmigo o estáis en contra Mía? ¿O vivís para el Amor o Me estáis traicionando al no compartirlo con vuestros hermanos? Ciertamente, son Palabras fuertes, son Palabras duras, pero Mi Amor es excesivo, Mi Amor es inmenso por vosotros, por Mis creaturitas y, lo sabéis, Mis pequeños, entonces ¿por qué detener una acción de Amor, en donde podéis salvar a un alma?, en donde le podéis recuperar el Amor que ya perdió o que nunca ha tenido.

Las almas viven de Amor, ¿por qué no las alimentáis, como es debido? Mientras más pedís por vuestros hermanos, por todos aquellos que necesitan de Mi Amor, vosotros recibís Bendiciones inmensas de parte Mía, vosotros dais de lo que tenéis y, vosotros, recibís de Mí, de lo que Yo tengo, ¿quién sale ganando?

Sabéis que vuestra tarea en la Tierra, se reduce a eso, a transmitir Mi Amor para salvar almas y estáis deteniendo esa tarea. Tenéis a Mi Hijo Jesucristo de Ejemplo, no se detenía en transmitir Mi Amor y Mis Enseñanzas a todos los que Él veía en ese tiempo, a todos los necesitados y aún a pesar de aquellos que Le iban a traicionar, también, a ellos los bendijo y recibieron grandes regalos de Mi Hijo.

Vuestra obligación es dar de lo que ya, gratuitamente, habéis recibido, no detengáis Mi Obra de Amor, Yo he derramado grandes Bendiciones sobre vosotros y sois como una cascada; sois ese río que está recibiendo un caudal inmenso de Amor, que Soy Yo y, vosotros, como esa cascada, debéis derramar todo ese potencial de Amor que Yo voy poniendo en vosotros.

Humanamente no podéis detener tal Fuerza de Amor, pero, ciertamente, hay almas que detienen toda esa Gracia que Yo envío a la Tierra, por medio de vosotros e infinidad de almas se quedan sin recibirlas; no reciben Mis Bendiciones, no reciben Mi Amor, porque las almas que tienen que darla, lo evitan y eso será Juzgado severamente, Mis pequeños, no seáis de ellos, no seáis de esas almas que detengan Mi Obra de Amor y de Salvación.

Vosotros fuisteis escogidos para una misión de Amor, para una misión grande y transformación de almas. No detengáis Mi Obra, os he dado mucho y, todavía, tendréis más, siempre y cuando seáis Míos.

Mi Amor es inmenso, Mi Amor da Vida, Mi Amor transforma, Mi Amor salva, Mi Amor convierte a los pecadores hasta en grandes santos. Vosotros no sois nada sin Mi Gracia, sin Mi Apoyo, sin Mi Amor. Vosotros sois instrumentos y debéis de mantener esa mentalidad, fuertemente arraigada a vuestra misión; el instrumento hace lo que el amo le pide.

No detengáis, pues, Mi Obra, que es la de Mi Hijo, entendedlo, sois corredentores y eso os debiera llenar de gran alegría y Él, en ningún momento, detuvo Mi Obra ni se opuso a ella; aún en el momento en el que Me pidió que apartara el Cáliz de Su Pasión, reaccionó y aceptó que prosiguiera Mi Obra en Él. ¿Quiénes, pues, sois vosotros, para detener Mi Obra de salvación hacia vuestros hermanos necesitados? Sois instrumentos, eso nunca lo olvidéis.

Preparaos, pues, a amar, como Yo os he amado y como Mi Hijo os amó, a tal grado, de que se dio, plenamente, por cada uno de vosotros. No busquéis el vivir sin obligaciones y sin preocupaciones, ya estáis ligados, plenamente a Mí. Podéis rechazar la misión que os he confiado, sois libres, tenéis vuestro libre albedrío y podéis rechazarMe, pero si vais a estar Conmigo, debéis acatar Mis Órdenes, Mis Órdenes de Amor: orad por vuestro bien y por el de vuestros hermanos.

Gracias, Mis pequeños.