Dic 22_16 Mira, Padre, este es el pueblo, el pueblo escogido.

Rosario vespertino.

Temas:

  • Este tiempo que estáis desperdiciando, lo querréis después, cuando estéis en el Purgatorio, y desearéis haber ganado méritos, para pasar menos tiempo en el Purgatorio, en reparación, al daros por Mí, como Yo Me di por vosotros.
  • Necesito, Mis pequeños, que os pongáis a meditar sobre esto, para que Yo Me pueda derramar, abundantemente, sobre vosotros y que haya un cambio fuerte, para que, al llevar la misión que tendréis cada uno, la podáis resolver.
  • Para una gran mayoría de vosotros, el día 26 de diciembre termina Mi Nacimiento, termina todo lo que se refiere a Mí y empieza un día común y corriente para ellos. ¡No es posible que haya tanto frío en vuestros corazones! Estáis celebrando Mi Nacimiento y, prácticamente, Me estáis matando un día después.
  • Mira, Padre, este es el pueblo, el pueblo escogido. Ved, Padre, cómo vienen de todas las naciones de la Tierra, cantando con gritos de júbilo, alabanzas a Tu Santo Nombre.
  • Os Bendigo, Mis pequeños, los que estáis aquí y los que no estáis aquí, para que recibáis la Sabiduría Divina; Mis Bendiciones, para vuestra misión; Mi Amor Infinito, que os protegerá y os guiará en vuestro caminar y, satanás, no podrá tocaros, porque él no puede estar, en donde Mi Amor está en pleno.

 

Mensaje de Dios Padre y Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

Primer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

Sobre: Este tiempo que estáis desperdiciando, lo querréis después, cuando estéis en el Purgatorio, y desearéis haber ganado méritos, para pasar menos tiempo en el Purgatorio, en reparación, al daros por Mí, como Yo Me di por vosotros.

Hijitos Míos, muy pocos días faltan para el aniversario de Mi Nacimiento, ¿realmente, habéis avanzado en Amor?, ¿realmente, Me habéis buscado? Veo corazones desinteresados, corazones que no quieren saber de Mí, corazones que han cerrado sus puertas para que no entre Yo, en su corazón y, hay otros, en donde ya iba floreciendo y, de repente, hubo una caída en Fe y sigo, sigo sin teneros, sin Vivir en los corazones. ¿Por qué Me tratáis así, Mis pequeños, si Yo, lo que os he dado, es puro Bien?

Para la gran mayoría, son días de fiesta y, con esto, quiero deciros, que no os habéis preparado para crecer espiritualmente, sino, que, tomasteis estos días no de preparación espiritual, como un medio, o un tiempo de gozo, pero mundano.

Vuestro corazón debiera estar como en el desierto, ansioso, aunque sea por una gota de agua. En estos momentos no lo sentís, pero, llegará el momento, en que querréis haberMe tenido más seguido en vuestro corazón.

Buscáis sólo lo vuestro, vuestra diversión, distracciones que, ciertamente, son necesarias para uno; pero no buscáis el tiempo para crecimiento espiritual. Hacéis planes a lo largo del año, para ver a dónde iréis, para que os reunáis en familia, pero no para buscarMe, sino para vacacionar y, a Mí, Me hacéis a un lado.

Os preguntáis ¿qué vamos a hacer en las vacaciones de Navidad?, pero no os reunís para darMe Mi lugar que Me corresponde, por Mi Donación, por Mi Amor hacia vosotros.

Este tiempo que estáis desperdiciando, lo querréis después, cuando estéis en el Purgatorio, y desearéis haber ganado méritos, para pasar menos tiempo en el Purgatorio, en reparación, al daros por Mí, como Yo Me di por vosotros.

Veis para un lado y para otro. Por un lado, veis caras sonrientes y, por otro, de presiones y maltrato. Esa es la naturaleza humana, queréis seguir haciendo vuestra voluntad, comportándoos como niños traviesos, que no quieren tener responsabilidades y os tengo, Yo, que decir que sí tenéis responsabilidades.

Cuando el niño es pequeño, los padres le ayudan con sus responsabilidades, con sus obligaciones en el hogar, con sus obligaciones de la escuela. Vais creciendo y esas obligaciones se van acrecentando; los que se acercan a Mí, obtendrán la Sabiduría, para remediar lo que se os está pidiendo en vuestra vida pero, aquellos, que no se acercan a Mí, también quieren resolver sus problemas, pero no es posible hacerlo sin Mí.

Os quedan solamente, dos días para Mi aniversario; ¿cómo habéis preparado vuestro corazón?, ¿podría, Yo, ir a vuestro corazón y anidar ahí? ¿Ya habéis dejado un lugar en vuestro corazón, para descansar, para tener paz?, que es lo que en la mayoría de los corazones no existe, ni paz ni amor.

¿Qué habéis hecho en este tiempo de preparación espiritual? ¿Lo utilizasteis para bien? ¿Qué habéis hecho con vuestro tiempo? ¿Qué habéis hecho para vuestra salvación y para la salvación de vuestros hermanos?

La oración, Mis pequeños, es necesarísima. Yo, siendo Dios, que vine a la Tierra para salvaros, para ofrecerMe como el Cordero que se toma para el sacrificio, así es como os pude salvar, obedeciendo, donándoMe, pero, sobre todo, tomando Fuerza en la oración. Continuamente hablaba con Mi Padre, Él Me aconsejaba y, a través de la oración, Yo Me mantenía en el Cielo.

Vosotros debéis seguir lo que Yo os enseñé, vosotros os debéis mantener en esa vida profunda de oración y no pensando en las cosas materiales o en las distracciones, que no son para mejorar, sino para hundiros más.

El alma no busca su alimento correcto, el alma está hambrienta, el alma está desnutrida, no le habéis dado alimento correcto, para que pudierais crecer y, al estar crecidos, pudierais ayudar, también, a vuestros hermanos, a crecer.

Así, pues, os repito, Mis pequeños, oración, oración profunda y continua Conmigo, vuestro Dios, para que os aconseje, para que no os separéis de Mí.

Mis pequeños buscad vuestra perfección, no estáis haciendo lo mejor que debierais, Yo os doy todo y vosotros no Me dais, prácticamente, nada.

 

Manteneos en meditación profunda, en estos dos días que os quedan para celebrar Mi Nacimiento. AgradecedMe Mi Donación, agradecedMe Mis Cuidados, para que no os falte nada de lo espiritual y, prácticamente, nada de lo material.

AgradecedMe, Mis pequeños, que siempre Me tenéis. Yo estoy siempre cuidando de vosotros, en todo momento. Vosotros, os repito, no hacéis, prácticamente, nada, porque no estáis enamorados de Mi Amor. PedidMe, que os enamoréis de Mi Amor.

PedidMe vuestra salvación, Mis pequeños, pedidMe un crecimiento espiritual, que os dé una Sabiduría Santa y, que eso, os llegue a penetrar, profundamente, en Mi Voluntad y veréis que, así, estando unidos, gozaréis, inmensamente, ya aquí en la Tierra, parte de lo que será en el Reino de los Cielos.

Os Bendigo, Mis pequeños y no, no echéis en saco roto todo esto que os digo, porque llegará un momento, en que si no repasasteis todo lo que Yo pedía para vosotros, no sabréis qué hacer ni qué decir.

Gracias, Mis pequeños.

Segundo Misterio. Habla Dios Padre.

Sobre: Necesito, Mis pequeños, que os pongáis a meditar sobre esto, para que Yo Me pueda derramar, abundantemente, sobre vosotros y que haya un cambio fuerte, para que, al llevar la misión que tendréis cada uno, la podáis resolver.

Hijitos Míos, en las Escrituras os digo que aquél que busca, encuentra. Yo estoy siempre dispuesto a llenaros de Vida espiritual, a llenaros de Mi Sabiduría, a llenaros de Mi Amor, pero son pocos aquellos que les interesa vivir vida espiritual en estos tiempos. Habláis de vida espiritual y os hacen a un lado.

Prácticamente, no hay eco en vuestros hermanos sino, al contrario, hay desprecio, y se os toma hasta como débiles, porque todavía buscáis la espiritualidad, que eso no os da un lugar predominante en el Mundo y, en cierto modo, así es, Mis pequeños.

Los que estáis Conmigo, no vais a estar buscando tener un lugar especial en el Mundo, pero sí lo tendréis en el Reino de los Cielos. Los que estáis Conmigo, sois despreciados en el Mundo, porque no tenéis las riquezas que buscan los demás, pero, los demás, no se dan cuenta que poseéis la riqueza más grande que puede poseer un ser humano y esto es, tenerMe a Mí, en vuestro corazón.

Las almas que Me buscan, que han abierto su corazón a Mi Amor, empiezan a tener regalos inmensos, los que, aquellos que viven del Mundo, nunca tendrán.

No se dan cuenta, los que viven en el Mundo, que hay un abismo inmenso, entre aquellos que buscan el llenarse de los bienes del mundo, de aquellos que quieren llenarse de Mi Amor, de Mi Vida, de Mi Presencia en ellos.

Vosotros, los que estáis Conmigo, no os intimidéis con lo que se os diga o con los ataques que tengáis de vuestros hermanos que no están Conmigo.

Manteneos en esa vida de Fe, en esa vida de Amor, en esa vida de donación, que es lo que os está dando un crecimiento espiritual profundo. Ciertamente, no os entenderán los que viven en el Mundo.

Necesito, Mis pequeños, que os pongáis a meditar sobre esto, para que Yo Me pueda derramar, abundantemente, sobre vosotros y que haya un cambio fuerte, para que, al llevar la misión que tendréis cada uno, la podáis resolver. En toda ocasión, siempre estaré a vuestro lado, os estaré cuidando. Vosotros estáis cuidando Mi Amor en vuestro corazón y, Yo, os cuidaré a vosotros, para que vuestra misión, sea fructífera y Yo pueda derramar, también, muchas Bendiciones sobre vuestros hermanos en la Tierra y en el Universo entero.

Gracias, Mis pequeños.

Tercer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

Sobre: Para una gran mayoría de vosotros, el día 26 de diciembre termina Mi Nacimiento, termina todo lo que se refiere a Mí y empieza un día común y corriente para ellos. ¡No es posible que haya tanto frío en vuestros corazones! Estáis celebrando Mi Nacimiento y, prácticamente, Me estáis matando un día después.

Hijitos Míos, para una gran mayoría de vosotros, el día 26 de diciembre termina Mi Nacimiento, termina todo lo que se refiere a Mí y empieza un día común y corriente para ellos. ¡No es posible que haya tanto frío en vuestros corazones! Estáis celebrando Mi Nacimiento y, prácticamente, Me estáis matando un día después.

Tened presente, Mis pequeños, que Mi Nacimiento os trajo Vida y Mi Nacimiento, no es el nacimiento común y corriente de un ser humano. Mi Nacimiento tiene un por qué y un para qué, pero a nivel espiritual y eso es poderosísimo, Mis pequeños.

Si Yo no hubiera nacido, quizá, estaríais todavía, como hace dos mil años, jalando carretas, peleándoos unos con otros, como ahora lo hacéis, pero todavía con palos y guadañas, en pocas palabras, no habríais avanzado gran cosa.

Dentro de lo intelectual, tampoco habríais crecido espiritualmente. Cuando Yo llegué a la Tierra, ya estabais cubiertos de obscuridad por satanás, que os atacaba muy fuertemente. Si Yo no hubiera nacido, no tendríais toda la riqueza espiritual de Mi Iglesia, no tendríais los ejemplos y Enseñanza que os dejé para que crecierais y avanzaras espiritualmente para vuestra salvación.

¡Entended, Mis pequeños, que Mi Nacimiento fue un parteaguas para la humanidad y para el Universo entero!

Vivíais en tinieblas y os traje Luz. Vivíais en la ignorancia y os traje vida espiritual. Vivíais en el “ojo por ojo y diente por diente” y os traje el Perdón y la Misericordia. Vivíais peleando, matándoos, llenándoos de rencor y os traje el Perdón y la Paz para vuestros corazones, para vuestras familias, para los reinos de la Tierra. Pero el hombre es duro de corazón, debisteis haber avanzado en perfección, en conocimiento, en perdón, en vida espiritual, para cambiar a este mundo de maldad, a un mundo de Amor, en donde vivierais como Yo Viví y os Enseñé; pero, satanás, atrás de vosotros y, vosotros, abriéndole vuestro corazón a sus consejos, hacéis a un lado todo lo que Yo os enseñé que eliminarais de vuestra vida, para que vivierais, ya, el Cielo en la Tierra y en lugar de buscar, principalmente, Mi Amor entre los hombres y, este Amor, llevándoos a vivir en las Virtudes y en una vida de crecimiento espiritual que nunca termina, porque os lleva a la perfección, preferís seguir atacándoos los unos a los otros, matándoos por diferentes razones y siempre buscando vuestro propio bienestar y no el de vuestros hermanos.

Mi Nacimiento, que os venía a abrir las Puertas del Cielo, vosotros, las volvéis a cerrar, al no querer seguir lo que Yo os traje para que regresarais a ese lugar, de donde salisteis, que es Mi Reino.

Vosotros pertenecéis al Cielo, pero, con vuestras actitudes, volvéis a cerrar las Puertas del Cielo, a donde pertenecéis.

En dos días celebráis Mi Nacimiento, hay alegría, hay intercambio de bienes y, al otro día, os olvidáis de Mí, y en lugar de empezar a mejorar, volvéis al Mundo, volvéis a retomar vuestra vida diaria, y todo lo que debió de haber sido un tiempo de preparación, al recordar Mi Nacimiento, al recordar Mis Palabras, al recordar Mi Vida, al recordar la Salvación que Yo os dejé, cerráis, nuevamente, las Puertas. No os interesa, ya obtuvisteis lo que queríais, quedar bien con el prójimo, dándole un regalo, para que os trate mejor el año siguiente; pero no tomasteis las lecturas que se os dieron de las Sagradas Escrituras para que las meditarais y os dierais cuenta, realmente, quiénes sois, lo que necesitáis y el que Me necesitáis para crecer.

Muy pocos agradecen, muy pocos hacen Vida las lecturas, que en este tiempo de Adviento se os dan, para que haya un cambio definitivo, un cambio real, que os lleve a vuestra perfección y con esto, a vuestra santificación.

¡Cómo quisiera que entendierais bien estas Palabras, estos Conceptos que os doy!, que son necesarísimos, que entendáis, para que podáis obtener vuestra salvación eterna cuando llegue el final de vuestro tiempo en la Tierra y tengáis que enfrentaros a vuestro Juicio Particular.

Buscáis puras cosas del Mundo y muy poco de lo espiritual. ¿Seréis vosotros, como esos hermanos que os acabo de describir, que un día después, el 26 de diciembre, cerráis las puertas de vuestro corazón y, en lugar de empezar una nueva vida espiritual, simplemente, os olvidáis de Mi Venida a la Tierra, para salvaros? ¿Seréis de ésas almas ingratas, que no agradecen y que no les interesa crecer? O ¿seréis de ésas almas, que realmente, agradecen, de corazón, Mi Donación, Mis Enseñanzas y el que haya venido a buscar vuestra salvación y a buscaros, personalmente, a cada uno de vosotros, para vuestro bien Terreno y vuestro bien futuro?

Gracias, Mis pequeños.

Cuarto Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

Sobre: Mira, Padre, este es el pueblo, el pueblo escogido. Ved, Padre, cómo vienen de todas las naciones de la Tierra, cantando con gritos de júbilo, alabanzas a Tu Santo Nombre.

(Lenguas…) Venid, venid, benditos de Mi Padre, venid todos vosotros, los que, al escucharMe, a Mí, vuestro Pastor, Me seguisteis.

Mira, Padre, este es el pueblo, el pueblo escogido. Ved, Padre, cómo vienen de todas las naciones de la Tierra, cantando con gritos de júbilo, alabanzas a Tu Santo Nombre. Ve, Padre, hileras, multitudes, vienen aquí, ante Tu Presencia, estas son las almas que Me escucharon, Me siguieron, tuvieron Fe en Mí y, ahora, te las presento.

Yo las Evangelicé y les prometí que llegarían ante Ti y, aquí están, Padre. Ve la alegría que tienen en sus corazones. Ve la alegría al tratase unos con otros, están llenos de Mi Amor, están llenos de Esperanza, están llenos de Tu Palabra y quieren seguir Tu Voluntad.

¿No te da alegría, Padre, ver tantas almas que salvé para Ti?

Ciertamente, muchos otros, no quisieron seguirMe. Mucho tiempo invertí para ellos. ¡Almas necias, almas sordas, almas malas! ¡No quisieron seguirMe, Padre, lo siento! Aunque Me di por ellas, también, no quisieron responder, no quisieron tener la Vida que Yo les prometí que iban a tener al estar Contigo. ¡Lo siento, Padre!, pero, por más que insistí y Me di por ellas, no quisieron entender que iban a tener que padecer mucho si no Me seguían.

Les di una Enseñanza de Amor, pero son almas secas, Padre, son almas, que no buscan llenarse de Nuestro Amor.

Padre, te ofrezco todas estas almas, para que Tu Corazón se alegre, para que veas que Mi Donación no fue en vano. Ellas, alegrarán Tu Corazón, como ya han alegrado el Mío, han creído en Nosotros, vienen ante Ti para conocerTe, para amarTe, para adorarTe. Son almas que quieren avanzar en el Amor, les he platicado de Ti; aquí están, son tuyas.

Venid, Mis pequeños, venid, almas buenas, almas sencillas, almas humildes, que entendisteis lo que Yo os pedía.

Venid, este es vuestro Premio, estar ante la Presencia de vuestro Dios, en Nuestra Santísima Trinidad.

Gracias, Padre, por haberMe dejado salvarte estas almas, haberMe dejado Vivir y Morir, para darles Vida con Mi Resurrección.

Gracias, Padre, porque estas almas se han llenado de Tu Vida y La van a seguir transmitiendo; es el nuevo pueblo, te lo entrego.

Bendícelas, Padre, estas almas son Tuyas, estas almas, están llenas de Tu Amor.

Gracias, Padre, por Tu Amor.

Amén.

Quinto Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

Sobre: Os Bendigo, Mis pequeños, los que estáis aquí y los que no estáis aquí, para que recibáis la Sabiduría Divina; Mis Bendiciones, para vuestra misión; Mi Amor Infinito, que os protegerá y os guiará en vuestro caminar y, satanás, no podrá tocaros, porque él no puede estar, en donde Mi Amor está en pleno.

Hijitos Míos, la donación de vuestro ser hacia vuestros hermanos, ayudándoles en lo que necesiten, siempre os va a llevar a una alta perfección en el Amor, es Caridad hacia vuestro prójimo y en diferentes formas.

Lo que se os toma en cuenta y se os tomará en cuenta para vuestro Juicio Particular, va a ser, precisamente, cuánto amor pusisteis en esa donación, que, en cierta forma, estáis tomando de Mí, el Ejemplo Santo que Yo os dejé.

La donación, es un acto de Caridad muy grande, Mis pequeños, estáis dejando lo vuestro, para ayudar a vuestro prójimo, os estáis dando, para darles vida a vuestros hermanos. Ciertamente, a vosotros, los que ya estáis avanzados en el Amor, a los que he tomado para prepararos en estos años, tenéis un compromiso grande ante Mí, vuestro Dios y ante vuestros hermanos. Aquél que más sabe, aquél que más tiene, debe ser servidor de los demás.

Se han confundido los conceptos y vosotros mismos habéis confundido la realidad. Yo, Jesucristo, el Hijo de Dios, os di el Ejemplo, Soy Dios, Sé todo y Me di por vosotros. Así debieron haber sido los reyes de la Tierra, que debieron haber sido escogidos y bendecidos, para que Mi Gracia, Mi Sabiduría y Mi Amor, los mantuviera siempre en la Verdad. Pero, como os dije, todo se tergiversó, en lugar de servir a los demás, se les puso en un pedestal y se les adoró más que a Mí, vuestro Dios.

El que más sabe, tiene que ayudar a aquél que no sabe. Debéis, vosotros, tener esa Caridad, ese Amor, hacia vuestros hermanos desamparados, y digo desamparados, porque aquellos que no saben cómo salir adelante en su vida, el darse, como os dije, os va asegurar el Reino de los Cielos, porque estáis haciendo lo que Yo hice por vosotros, Me di por vuestra salvación y, vosotros, os debéis dar a los demás.

Yo siempre estaré con aquellos que se dan, porque, al caminar entre los hombres, ayudando al desvalido, ayudando al indigente, ayudando al olvidado, Yo estaré en ellos y, los necesitados, Me verán a Mí en vosotros.

Tenéis una misión grande y bella qué cumplir, Mis pequeños. Es llevarMe a vuestros hermanos, es abrir vuestro corazón y que brote de él, todo lo que Yo os he enseñado, para el bien de vuestros hermanos.

Sed santos, sed sencillos, sed humildes y Mi Sabiduría se derramará abundantemente sobre vosotros, porque al ser así, como os digo, vosotros no os vais a apropiar de esos Bienes Divinos, sino todo lo contrario, recibiréis y, vosotros, inmediatamente, donaréis.

Soy vuestro Dios y quiero que toméis de Mí, todo lo que necesitéis para ayudar a vuestros hermanos en su salvación eterna. Haced todo el bien que podáis, porque éste os acompañará el día de vuestro Juicio. Evitad cualquier mal, en el cual, satanás, os propondrá que caigáis. Yo estoy con vosotros y no dejaré que caigáis. Si actuáis en un amor verdadero, en una donación que salga de lo profundo de vuestro corazón, no caeréis, porque, Yo, viviré plenamente en vosotros. Soy vuestro Dios y estáis llamados a regresar a vuestro Hogar Eterno, en el Reino de los Cielos.

Os Bendigo, Mis pequeños, los que estáis aquí y los que no estáis aquí, para que recibáis la Sabiduría Divina; Mis Bendiciones, para vuestra misión; Mi Amor Infinito, que os protegerá y os guiará en vuestro caminar y satanás, no podrá tocaros, porque él no puede estar en donde Mi Amor está en pleno.

RecibidMe a Mí, como Padre. RecibidMe a Mí, como Hijo. RecibidMe a Mí, como Espíritu Santo y llevadMe a vuestros hermanos. Amén.