Nov 15_16 Son tiempos como los de Noé y, el Arca, se cerrará en breve.

Rosario vespertino.

 

 

Temas:

 

  • Ya no tenéis tiempo, el tiempo se terminó, empezarán ya, los acontecimientos. Espero el regreso de algunos de vosotros y, vosotros, los que estáis Conmigo, orad por vuestros hermanos, para poder salvar a todos los que podáis.
  • Decís que Me amáis, pero ¿en dónde estáis? ¿En dónde está vuestro corazón? ¿Qué hacéis para aliviar Mis Dolores? ¿Qué hacéis para agradecer Mi Donación? Me he dado por vosotros y por todas las almas de todos los siglos, pero no estáis Conmigo, ¡no estáis Conmigo!
  • ¡Cuánto Dolor Me causáis, Mis pequeños, pudiendo ser todo tan fácil, si lo único que os pedía Yo, era vuestro amor y Me tratasteis con odio, con desprecio, con maldad, con traición! ¿Qué os hice Yo, vuestro Dios, para ganarMe todo eso de parte vuestra?
  • ¡No!, Mis pequeños, despreciasteis la Puerta Angosta, que os llevaba a la salvación eterna. Errasteis el camino, no escogisteis con Sabiduría, la condenación es para vosotros, fue vuestra elección, no la Mía.
  • Mi Amor está todavía sobre vosotros, os podéis arrepentir, os podéis salvar, pero ¿habrá todavía Fe y amor en vuestro corazón, como para que os salvéis?

 

 

 

Mensaje de Dios Padre y Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

 

 

Primer Misterio. Habla Dios Padre.

Sobre: Ya no tenéis tiempo, el tiempo se terminó, empezarán ya, los acontecimientos. Espero el regreso de algunos de vosotros y, vosotros, los que estáis Conmigo, orad por vuestros hermanos, para poder salvar a todos los que podáis.

Hijitos Míos, decidle a vuestros hermanos, salid a la calle y gritad, hacedles saber, que, en lugar de estar desperdiciando su tiempo, en buscar sobre los acontecimientos que se han de venir, que vean por el estado de su alma. ¿De qué les sirve conocer lo que ha de venir y, aunque pudieran saber hasta la fecha en que se dará, si no quieren darse cuenta que están muertos, espiritualmente, ante Mi Presencia?

En las Escrituras tenéis escrito que temáis a aquel que mate vuestra alma y no tanto os preocupéis del daño que podáis tener en vuestro cuerpo. Y Yo os lo digo de la misma forma, para los acontecimientos que se han de venir, que purificarán la Tierra y el Universo entero: Temed al tiempo, al momento en que se den los acontecimientos, por si vuestra alma no está en estado de Gracia, para que os podáis presentar, vosotros, agradables a Mis Ojos.

¡Cuánto mal hay en el corazón del hombre!, mucho pecado, habéis dejado entrar la maldad en vuestra vida y, así, vivís, sin preocuparos. ¿De qué han servido las Enseñanzas de Mi Hijo? ¿De qué han servido las amonestaciones que vosotros podéis leer en el Antiguo Testamento, cuando Yo castigaba a todos aquellos que estaban en contra de Mis Leyes, de Mi Amor? ¿No habéis entendido lo que os ganaréis si morís en pecado grave?

¿En qué estáis pensando, Mis pequeños? Sabéis que vuestro futuro eterno no será aquí en la Tierra, sabéis que estáis de paso, que vinisteis a la Tierra a cumplir una misión. Sabéis que debéis regresar ante Mí, para darMe cuentas de vuestra vida sobre la Tierra y, de esta forma, seréis juzgados, para que os ganéis el Cielo prometido o el Infierno que se os dará, por causa de vuestros pecados, de vuestra maldad o por haberle dado la espalda a todo lo que Yo os he dado para vuestra salvación.

Habéis hecho caso omiso de todas Mis Advertencias que Yo os he mandado a través del tiempo. Os he dado a Mi Hija, la Siempre Virgen María, como Profetiza de estos tiempos, llamándoos la atención por vuestros pecados y para acercaros a Mí, nuevamente.

Estáis viendo todos los desastres alrededor del mundo y, los tomáis con sangre fría, respaldándoos en que todo es cíclico, y que ha sucedido y sucederá, a pesar, de que los mismos científicos os hablan de que estos desastres no llevan la fuerza y la forma como se han dado muchos años atrás y seguís impávidos. ¿Dónde tenéis vuestra alma? ¿Dónde tenéis vuestros sentimientos? ¿Dónde está vuestro amor hacia Mí y hacia vuestros hermanos? Os habéis vuelto fríos.

Ciertamente, en las Escrituras se os habla de ser fríos o calientes, pero no tibios, en la gran mayoría de vosotros escogisteis el ser fríos. No Vivo ya, en la gran mayoría de vosotros, habéis cerrado vuestro corazón, para que Yo ya no pudiera entrar y, de esta forma, os reclamara sobre el estado de vuestra alma.

No le tenéis respeto a Mi Presencia en vosotros o, más bien, al Deseo que tengo de estar en vosotros, porque Yo ya no entro, en la gran mayoría de vosotros, a vuestro corazón, porque ni Me invitáis y, además, porque vuestro corazón está lleno de pecado.

¡Qué dolor Me causáis la gran mayoría de vosotros!, porque, Yo, haciendo todo lo posible por salvaros, hasta enviando a Mi Hijo, para convivir entre los hombres y que os enseñara el camino de regreso y, vosotros ignoráis Mis Deseos, las Lágrimas de Mi Hijo y de Mi Hija, La Siempre Virgen María, Mis Deseos Amorosos de Padre para recuperaros y teneros Conmigo eternamente.

Ciertamente, los acontecimientos, que serán difíciles de llevar, os harán recapacitar, y el temor os hará entender vuestro error, podré recuperar, todavía, algunas almas, pero no a la gran mayoría y, eso, Me duele mucho. Sois Mis hijos, y Yo os creé para el Amor y no para la maldad, como estáis ahora, la gran mayoría de vosotros.

Ya no tenéis tiempo, el tiempo se terminó, empezarán, ya, los acontecimientos. Espero el regreso de algunos de vosotros y, vosotros, los que estáis Conmigo, orad por vuestros hermanos, para poder salvar a todos los que podáis.

Gracias, Mis pequeños.

Segundo Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

Sobre: Decís que Me amáis, pero ¿en dónde estáis? ¿En dónde está vuestro corazón? ¿Qué hacéis para aliviar Mis Dolores? ¿Qué hacéis para agradecer Mi Donación? Me he dado por vosotros y por todas las almas de todos los siglos, pero no estáis Conmigo, ¡no estáis Conmigo!

(Lenguas…) Ved, Mis pequeños, vedMe, he caído con la Cruz, estoy ensangrentado, adolorido, débil. Nadie Me ayuda, los soldados Me patean, Me gritan, pido ayuda, nadie responde.

VedMe, la Sangre Me cubre el Rostro, alargo Mi Brazo, pidiendo ayuda, a los que están a Mi alrededor, nadie responde, el pueblo grita, vocifera groserías; por un lado, lágrimas, y gritos de dolor por otro, y todo esto lo padecí por vosotros.

¡Cuánto Dolor! Y no hablo del Dolor físico. ¡Cuánto Dolor en Mi Corazón!, porque ni aún aquellos a los que escogí, no hubo ni uno que se acercara. Se escondieron, temieron por su vida y no por la de su Maestro.

Estoy Solo, solamente Mi Madre, que está en Mí, Me acompaña, Se conmueve, llora, pero, a la vez, Me ofrece al Padre, Me está ofreciendo al Padre por la salvación de todos vosotros. ¡Cuánto Dolor el de Mi Madre!, ver a Su Hijo ahí tirado, sufriente.

Y vosotros, Mis pequeños, ¿en dónde estáis? ¿Dónde tenéis vuestro corazón?, ¿se ha conmovido ya vuestro corazón y Me queréis acompañar?, o ¿querréis correr, también, como aquellos que preparé durante tres años?

Decís que Me amáis, pero ¿en dónde estáis? ¿En dónde está vuestro corazón? ¿Qué hacéis para aliviar Mis Dolores? ¿Qué hacéis para agradecer Mi Donación? Me he dado por vosotros y por todas las almas de todos los siglos, pero no estáis Conmigo, ¡no estáis Conmigo!

Gracias, Mis pequeños.

Tercer Misterio. Habla Dios Padre.

Sobre: ¡Cuánto Dolor Me causáis, Mis pequeños, pudiendo ser todo tan fácil, si lo único que os pedía Yo, era vuestro amor y Me tratasteis con odio, con desprecio, con maldad, con traición! ¿Qué os hice Yo, vuestro Dios, para ganarMe todo eso de parte vuestra?

(Lenguas…) Os he dicho, Mis pequeños, que el tiempo se terminó, pero, siempre estaré con vosotros, no os puedo dejar solos en el momento de tribulación.

Soy vuestro Padre, Soy vuestro Dios, Soy vuestro Creador, Soy el Amor, ¿cómo os puedo traicionar, Yo, Siendo el Amor y dejaros solos, en los momentos de mayor prueba para vosotros, que sois débiles?

Satanás atacará fuertemente a cada uno de vosotros. Ciertamente, aquellos que no sean fuertes en la Gracia, que no estén respaldados por la vida Sacramental, por la oración, por la bondad que haya salido de vuestro corazón al ver a vuestros hermanos necesitados, difícilmente soportaréis la prueba y claudicaréis.

El Amor todo lo puede y serán momentos difíciles, pero también, llenos de amor. Ciertamente, los que se han convertido por amor, están más cerca de Mi Corazón; los que se vayan a salvar por temor, ciertamente, Me alegrarán, porque os amo, pero no hicisteis muchos méritos, como para que Mi Corazón esté muy contento con vuestro regreso. Ciertamente, Me alegro, como en la Parábola que os dio Mi Hijo de las ovejas, las 99 están ahí, pero, vosotros sois ésa, ésa oveja perdida, que va a regresar al rebaño. Pudo haber muerto por el lobo, que, en este caso, para vosotros, sería satanás, pero fue recuperada y se alegra Mi Corazón.

El Amor todo lo puede, pero estas almas que se conviertan por temor, tendrán que ser purificadas por más tiempo, porque Mi Reino es de Amor, no de temor y esto lo deberéis entender muy bien, Mis pequeños, que, si Yo estoy permitiendo todo esto, que padeceréis, para vuestro bien, no es porque Yo tenga un Corazón malo, es por vuestra culpa que se darán estos acontecimientos, porque os apartasteis de la oración y, es satanás el que os estará atacando. Yo no puedo ocasionaros un mal, es satanás, el que, ya, en sus últimos momentos, antes de ser encadenado, soltará todo su poder y todos los demonios en vuestra contra, pero, Yo, aprovecharé todo eso para salvar almas, para que os arrepintáis al ver la maldad de satanás que llega a vosotros y no tenéis una defensa fuerte, suficiente, para defenderos, porque no habéis estado Conmigo a lo largo de vuestra existencia.

A veces, el temor, hace recapacitar a las mentes testaduras, tontas, frías, malas y por eso lo permito, para que respondáis, aunque sea en ésos momentos y, os daréis cuenta que Mi Amor siempre estuvo tras de vosotros y no respondíais a Mi Amor y, aun así, en estos momentos de tribulación y dolor, muchas almas no van a responder y se perderán eternamente.

¡Cuánto Dolor Me causáis, Mis pequeños, pudiendo ser todo tan fácil, si lo único que os pedía Yo, era vuestro amor y Me tratasteis con odio, con desprecio, con maldad, con traición! ¿Qué os hice Yo, vuestro Dios, para ganarMe todo eso de parte vuestra? ¿Os dais cuenta hasta dónde os puede llevar satanás? ¿Hasta dónde os puede envolver con sus mentiras?, al grado de que Me ataquéis a Mí, vuestro Dios, que Soy Todo Amor y que nada malo ha salido de Mí, hacia vosotros, sino todo lo contrario, puro Amor, pura Bendición, pura Ayuda para salvaros y, aun así, Me tratáis como al peor de vuestros enemigos. ¿Qué os he hecho Yo, para que Me tratéis así?

Gracias, Mis pequeños.

Cuarto Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

Sobre: ¡No!, Mis pequeños, despreciasteis la Puerta Angosta, que os llevaba a la salvación eterna. Errasteis el camino, no escogisteis con Sabiduría, la condenación es para vosotros, fue vuestra elección, no la Mía.

Hijitos Míos, la Puerta es angosta para vuestra salvación, pero es angosta para que paséis individualmente.

Son pocos, los que realmente meditan su vida, son realmente pocos los que ponen su vida en la Mía. Son realmente pocos, los que saben amarMe verdaderamente y agradecerMe, de corazón, todas Mis Bondades.

Son realmente pocos, los que meditan Mi Vida, para ponerla en práctica y seguir siendo esos Cristos que necesito que sigan existiendo en la Tierra, llevando Mi Palabra, Mi Amor a sus hermanos.

Son realmente pocos, los que se revisten con Mi Gracia y con Mi Amor, los que buscan dejar Mi Luz de Salvación a sus hermanos.

Son realmente pocos los que ven por la salvación de sus hermanos del mundo entero. Son realmente pocos los que aman Mi Presencia en ellos.

Son realmente pocos los que agradecen a Mi Padre el don de la vida, el don de Su Amor y son realmente pocos los que viven pidiendo la ayuda a Mi Madre, la Siempre Virgen María, para que los guíe por el camino por el que Yo Mismo fui, para la salvación de las almas.

Sois realmente pocos, los que aceptáis vuestra vida como una donación total, a la Voluntad del Padre. No os imagináis, Mis pequeños, cuántas almas reniegan de su vida, de su estancia en la Tierra, cuando es una Bendición grande, inmensa, el don de la vida.

Tenéis la oportunidad, Mis pequeños, de servir a vuestro Dios, a ser como Él, a tener la Gracia, inmensa, de salvar almas para el Cielo, donde, el resultado de esto, será una riqueza de Bendiciones y regalos eternamente. Ciertamente, son pocos los que quieren ser otros Cristos, que dejen Mi Amor, que dejen salvación, que dejen vida espiritual en las almas.

¡Benditos seáis vosotros, los que pasaréis por la Puerta estrecha, Puerta difícil, Puerta Dolorosa!, porque, aquellos que han de seguirMe, han de tomar su cruz y ofrecérMela, pero, son realmente pocos, muy pocos, los que quieren tomar una cruz, los que quieren seguirMe, los que aceptan la Voluntad del Padre para salvar a sus hermanos. Pocos, muy pocos pasarán la Puerta estrecha, pocos, muy pocos, se salvarán para el Reino de los Cielos.

Esto causa mucho Dolor a Nuestro Corazón, porque, Bendiciones, tuvisteis en cantidades extremas. El Amor, Nuestro Amor, siempre estuvo con vosotros, Nuestros Cuidados Divinos, siempre os protegieron del ataque de satanás. ¡No tenéis pretextos, Mis pequeños, para impedir vuestra condenación! Tuvisteis todo a vuestro favor para que no os condenarais, pero no quisisteis tomar la Puerta Angosta ni quisisteis tomar vuestra cruz para vuestra santificación. No quisisteis seguir al Maestro, que Soy Yo, vuestro Dios, Hecho Hombre. No quisisteis poner de vuestra parte, ni desear la salvación eterna para regresar a vuestro Hogar, en el Reino de los Cielos.

Tuvisteis todo, os acerqué todo, para que de ahí tomarais, para que lograrais ser, nuevamente, un Cristo sobre la Tierra, un salvador que ayudara a tantas almas a regresar a Mí, pero no os quisisteis dar para el bien de vuestros hermanos y para aceptar, con respeto y con amor, Mi Voluntad, que es la Voluntad del Padre.

No pidáis, pues, con gritos de desesperación, poder subir al Arca de Salvación. Son tiempos como los de Noé y, el Arca, se cerrará en breve. Las almas que se salvarán, están ya marcadas, no hicisteis méritos para entrar al Arca de Salvación, ¿por qué Me reprocháis vuestra condenación, si vosotros mismos os la ganasteis?, no hicisteis, prácticamente, nada para evitar vuestra condenación eterna.

El Cielo, el Reino prometido, se gana con trabajo, y ese trabajo es doloroso. Buscasteis los bienes de la Tierra y quisisteis pasar por la puerta ancha, sin sufrir, sin preocupaciones, con una vida de pecado y de maldad y, ¿así queréis entrar al Reino de los Cielos? ¡No!, Mis pequeños, despreciasteis la Puerta Angosta, que os llevaba a la salvación eterna. Errasteis el camino, no escogisteis con Sabiduría, la condenación, es para vosotros, fue vuestra elección, no la Mía.

Gracias, Mis pequeños.

Quinto Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

Sobre: Mi Amor está todavía sobre vosotros, os podéis arrepentir, os podéis salvar, pero ¿habrá todavía Fe y amor en vuestro corazón, como para que os salvéis?

¡Padre!, ¿por qué Me has abandonado?, con estas Palabras, sentía, Yo, el Abandono de Mi Padre. ¡También eso Me gané, Mis pequeños, al darMe por vosotros! Tomé todos los pecados del Mundo y de todos los tiempos. Mi Padre lo aceptó y sentí Su Desprecio, porque Me volví Pecado. Sí, Mis pequeños, Me envolví con vuestros pecados y Mi Padre Se alejó de Mí, porque Él no puede Vivir en donde hay pecado.

Así estáis vosotros, que Me despreciáis, que le abrís vuestro corazón a satanás, que llenáis vuestro corazón de pecados graves y de maldad y, en esos corazones, como los vuestros, llenos de pecado no podeMos Vivir, Nuestra Tinidad no puede Vivir en corazones llenos de pecado, como los vuestros y, así Me vio Mi Padre.

Primeramente, el desprecio de los hombres, ése “¡crucifícaLe, crucifícaLe!”, ¡Me dolió tanto!, cuando de Mí, ése pueblo testarudo, recibió tantos beneficios de parte Mía, de parte de su Mesías, de parte de su Dios hecho Hombre, y ni Me reconocieron así. Me rechazaron, Me blasfemaron, Me traicionaron, a pesar de tanto Bien. Recibía, al final, ésas palabras, palabras que se gritaban para los ladrones y asesinos, pero no para un Dios. Un Dios hecho Hombre, lleno de Amor, que solamente trajo Enseñanzas Divinas, que trajo Amor, que trajo Vida y así pagó el hombre, en ese tiempo; y, en el actual, sigo escuchando ésos gritos, porque, la gran mayoría de los hombres quieren deshacerse de Mí, como quisieron en ése tiempo, azuzados por los fariseos. A toda Mi Bondad, a todo Mi Amor, a todos Mis Milagros, se les respondió con un “¡crucifícaLe!”.

Estoy en la Cruz y Mi Padre Me da la espalda, también. Un Dolor inmenso, que no podéis entender, porque es un Dolor de Dios a Dios. Mi Padre Me corta la Gracia, Soy Pecado ante Él, no puedo estar ante Él, porque os estoy salvando a vosotros. Estoy tomando todos vuestros pecados, para repararlos con Mi Muerte, pero, también, con Mi Resurrección. ¡Cuánto Dolor, cuánto Dolor de no tener el Apoyo de Mi Padre, de Su Amor, de Su Gracia!, ésa unión Divina se corta por vuestra causa, por vuestros pecados, por vuestra maldad.

Es un Dolor inmenso, porque es un Dolor Divino, y Me deja ahí Solo, y el pueblo Me sigue blasfemando. El desprecio de Mi Padre, ha roto Mi Corazón y después, será atravesado por la lanza del soldado, que derramará Mi Misericordia, aún a pesar de vuestra traición, de vuestra maldad y desprecio.

Soy Todo Amor, Me he dado por vosotros, Me he dado para abrir, nuevamente, las Puertas del Cielo que estaban cerradas. No comprendéis tanto Amor por vosotros, no comprendéis Mi Donación, y la seguís rechazando y, la gente de este tiempo, Me sigue dando la espalda, Me sigue crucificando.

Las almas buenas mitigan Mis Dolores, Me dan alegría, Me dan su apoyo, pero ¡son tan pocas y Me he dado por todos! ¿Dónde estáis todos los demás?, Me di para que os salvarais y regresarais al Reino de los Cielos, ¿dónde están vuestros agradecimientos?, ¿dónde está vuestra conversión?, ¿dónde está vuestro deseo de regresar a vuestro Hogar Eterno? ¡Cuánta decepción!

 

Me he dado por todos, por la salvación de todos y ¿dónde estáis?, preferís seguir a satanás, que os llevará al dolor eterno ¿Por qué?, ¿por qué Me pagáis así, Mis pequeños?, si Yo os he dado la salvación eterna, con Mi Donación, con Mi Dolor.

Tendréis momentos de reflexión durante esta purificación que tenéis ya, sobre vosotros. Os he dado a conocer Mis Dolores, para que os deis cuenta de todo lo que despreciasteis, vendrán vuestros dolores, pero vuestros dolores, no os darán la Vida que los Míos sí os dieron y los despreciasteis.

Mi Amor está todavía sobre vosotros, os podéis arrepentir, os podéis salvar, pero ¿habrá todavía Fe y amor en vuestro corazón, como para que os salvéis?

Gracias, Mis pequeños.