Mayo 28_06 La Salvación es para todos, pero debéis trabajar por ella.

Mensaje a las 11:53 p.m.

 

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V. 

Sobre: las Puertas del Cielo ya están abiertas para todos vosotros, pero todos deberéis luchar para ganar la entrada.
Hijitos Míos, Mis pequeños, la Salvación es un regalo que Yo, vuestro Dios y Salvador, he ganado para todos vosotros, pero no, por el hecho de haber Yo realizado la parte que Me corresponde y que Mi Padre Me confió, vosotros ya os podéis  cruzar de brazos y vivir de acuerdo a vuestra propia conciencia humana, sin tomar ya más, en cuenta, Mis Enseñanzas, Mis Leyes y Decretos.

Ciertamente las Puertas del Cielo ya están abiertas para todos vosotros, pero todos deberéis luchar para ganar la entrada y eso sólo lo conseguiréis siguiendo Mis pasos.

Se os hace fácil pensar que al haber hecho Yo la parte difícil, ya vosotros, sin ningún esfuerzo de vuestra parte, podríais gozar del premio prometido, pero esto no es así en la realidad. A algunos de vosotros os han inculcado ésta falsedad para darle libertad a vuestra concupiscencia, para que viváis el desenfreno de la carne y así vuestra espiritualidad se vaya extinguiendo, por eso os previne durante Mi Predicación cuando os dije: “el que quiera seguir en pos de Mi, que tome su cruz y Me siga”. Yo no dije: “que viva en sus laureles, que goce y le dé vuelo a lo que el mundo os ofrezca”, ¡No!, el mundo continuamente está al acecho, satanás os engaña hábilmente, vuestra alma está siempre en continuo peligro y si vosotros os tragáis su mentira y no lucháis, como Yo, vuestro Dios lo hice hasta el final, sucumbiréis.

Sí, la Salvación es para todos, pero debéis trabajar por ella. Es como el rey rico y poderoso, que teniendo a su hijo no lo cría en las virtudes y en el amor hacia sus súbditos, si no le transmite la sabiduría lograda a través de los años y acrisolada con el sacrificio y el dolor y siente que por ser rey le deja el camino fácil a su hijo, lo único que va a provocar en él es inmadurez, irresponsabilidad, lo vuelve timorato ante los problemas que se le presentarán, no podrá gobernar porque no tendrá las capacidades para ello.

Mi Padre, vuestro Dios no es ése tipo de Rey, como os lo quieren hacer ver mediante engaños. Así que, si vosotros creéis que Mi Vida, Mis Enseñanzas, Mi Predicación, Mi Muerte y Mi Resurrección ya hicieron todo vuestro trabajo, estáis muy equivocados.

Vuestros méritos, vuestra vida entera, las virtudes que usasteis para con vuestros hermanos y para moldear vuestra propia vida, el amor que hayáis transmitido y con el que hayáis dado el buen ejemplo, todo esto y más, será lo que os hará ganar el reino de los Cielos, vuestro premio, porque si Yo Mismo siendo el Hijo del Dios Único y Verdadero, no estuve exento del trabajo y del sufrimiento y aún de la propia muerte, vosotros, pequeñas creaturitas, ¿cómo creéis que os podríais ahorrar del trabajo y del esfuerzo y luego gozar del premio final?

El hombre actúa según sus propias conveniencias y siempre estáis buscando el trabajo fácil y más remunerativo, si es posible. Si de repente se os pone algo difícil, ya no estáis deseosos por luchar por vuestros ideales, simplemente les dais la espalda, los apartáis de vuestra vida.

Vuestro mayor ideal debiera servirMe como Yo Mismo serví a nuestro Padre, Mis pequeños, la Sabiduría solamente viene de Mi, vuestro Dios y si vosotros, estando en éste mundo de tiniebla y confusión, os queréis mover con vuestras propias fuerzas y guiados con la “luz” que vuestros mismos hermanos transmiten, irremediablemente conoceréis el dolor espiritual y vuestra derrota, por vuestra vida de engaño y de flojera.

Pedid el don de discernimiento, de humildad y de Sabiduría para que podáis moveros en la realidad celestial, en la que Yo Me moví, y no en la falsedad del mundo, que os llevará a vuestra propia destrucción, llevados por la soberbia, inculcada por vuestros hermanos caídos en el error. Entended que aquí en la Tierra nada se consigue si no trabajáis para ello. Yo os vine a dar una Luz a vuestro caminar, llegué a la Tierra, como se os prometió desde antiguo, para alumbrar vuestro camino, luché contra la maldad y la vencí pero el mal aún persiste porque el corazón del hombre así lo ha permitido y no ha querido ponerle fin, por lo tanto seguís padeciendo la maldad y ahora os toca luchar contra ella, como Yo lo hice en Mi tiempo, la diferencia que tenéis con los hombres de Mi tiempo y con vosotros, estriba en que ellos no sabían cómo luchar y Yo les enseñé y ahora podéis vosotros tomar de lo Mío,  – ejemplo y enseñanzas -, para poder vencer las fuerzas satánicas, hacer vuestra parte en la Redención y ganar vuestro lugar en el Reino de los Cielos. Yo estaré con vosotros siempre, no temáis, os Amo y os bendigo.