Jul 13_06 “Den al César lo que es del César y a Dios, lo que es de Dios”.

Rosario.

 

Temas:

  • Yo vine por todos vosotros y todas las generaciones pasadas, presentes y futuras.
  • Lo que Yo os vine a enseñar, se tiene que vivir.
  • Si vosotros no tenéis voluntad de dar lo que habéis recibido, es estéril todo lo que Yo he hecho por vosotros.

 

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

 

Primer Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: Yo vine por todos vosotros y todas las generaciones pasadas, presentes y futuras.

Y volviéndoMe hacia los que Me rodeaban, les pregunté: ¿quién tiene una moneda?, Me prestaron una moneda, la cual Yo mostré ante Mis interlocutores, ¿de quién es la efigie que ven aquí?, y ellos respondieron: “del César”, entonces y Yo les dije: “pues entonces, den al César lo que es del César y a Dios, lo que es de Dios”.

(Lenguas…) Mis pequeños, vivís bajo dos gobiernos, el gobierno de la Tierra y el gobierno de vuestro Dios. Uno es para el cuerpo, otro es para el alma.

Vosotros, los que habéis sido llamados y abristeis vuestro corazón a Mi llamado, estáis llamados a manteneros en ése gobierno del Cielo, a vivir para cuidar los bienes del Cielo, cuando os mantenéis Conmigo, cuidáis lo Mío.

Yo cuido de vuestros bienes de la Tierra, de ellos os he dicho que no os preocupéis, porque Yo, Yo os doy lo que necesitáis, en casa, vestido, sustento y así como cuido a las aves del Cielo, a los animalitos en la naturaleza, a la Tierra entera en su naturaleza, a vosotros, que sois hijos de Mi Padre, hermanos Míos, os he de cuidar mejor, pero debéis tener ésa confianza de que nada os faltará cuando estéis plenamente Conmigo.

Vosotros, que Me seguís, que queréis un Alimento mayor, que queréis tener una vida íntima Conmigo, muchísimo más grande que la que podéis tener en la Tierra, manteneos Conmigo, transmitidMe, llenaos de Mi Vida, de Mi Alimento y dad ésa vida a vuestros hermanos, vosotros habéis sido llamados a una vida más loable, más santa, ¡más vida!, podríamos decir, porque la vida del alma es infinita, es agradabilísima a Mis Ojos, es bellísima para el Cielo.

La vida del alma no tiene límites, Mis pequeños, cuando Me buscáis a Mí, día a día se os van abriendo nuevos horizontes, nuevos horizontes de vida, no hay límite, porque Yo Soy el Infinito. Vivís para la Trinidad Sacrosanta y Nosotros, como regalo, os damos Nuestras Bendiciones a todos vosotros, que Nos seguís. A aquellos que ya encontraron el camino, el camino que ya os enseñé, que Yo os tracé; aprenden a gozar desde la Tierra de ésas delicias del Amor Divino, del Amor Celestial, en vosotros está la tarea de preparar el Reino, si ya estáis Conmigo, y habéis tenido las experiencias del Amor Divino, debéis invitar a vuestros hermanos a ello, os convertís en Luz, os convertís en guías de ésa vida que se debe dar en todos vuestros hermanos, Yo no vine por unos cuantos, Yo vine por todos vosotros y todas las generaciones pasadas, presentes y futuras. Yo Soy vuestro Dios, el Dios Encarnado que vine a enseñaros las delicias del Cielo para levantaros a la dignidad Divina, a la dignidad santa a la que fuisteis llamados por Mi Padre que está en los Cielos. Yo vivo con vosotros, Yo os tomo de la mano, Yo os guío, Yo os levanto cuando caéis, tenéis vida por Mí, a través de los Sacramentos y especialmente el que Mi Cuerpo os da. Mi Cuerpo y Mi Sangre fueron dejados para vosotros en la Sagrada Eucaristía, para que vosotros os alimentarais, crecierais y dierais vida santa, porque si tomáis un buen alimento daréis buen ejemplo, daréis buena vida y Yo os di el mejor alimento. Aquél que Me toma continuamente no puede dar mal fruto.

Os vuelvo a repetir, aquellos que estáis Conmigo, manteneos unidos a Mi, a Mi Corazón y traedMe almas, estáis en la Tierra para ello, para arrancarle almas a satanás, para dar Luz, para dar conocimiento, para dar vida a vuestros hermanos que se han desviado ó que han preferido las tinieblas. No, Mis pequeños, vosotros no sois de las tinieblas, sois Luz, sois Mis seguidores, sois guías, como lo fueron Mis primeros apóstoles. Venid pues, en pos de Mí, para que muchas almas vengan en pos de vosotros.
Gracias, Mis pequeños.

Segundo Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: Lo que Yo os vine a enseñar, se tiene que vivir.

Hijitos Míos, se os ha dicho que una Fe sin obras es una Fe estéril. Imaginad que Yo hubiera bajado, Me hubiera sentado en un trono y hubiera, desde allí, hablado a las multitudes, pero les hubiera pedido a los demás que actuaran lo que Mis Palabras les habían enseñado. Ciertamente, serían buenas las Palabras y las obras de vosotros, pero Mis Obras son las que hicieron el cambio más fuerte entre vosotros, lo que más movió a la gente de ése tiempo y os sigue moviendo a vosotros. Yo Me hice uno como vosotros, padecí como vosotros, padecí hambres, sed, cansancio, dolor y hasta la muerte. Me hice como vosotros para enseñaros con Mis Obras lo que Mis Palabras os enseñaban, para que vierais que no era imposible llevar a cabo Mis Enseñanzas.

Así vosotros, Mis pequeños, debéis tomar Mis Enseñanzas, pero más que ellas, Mis Obras, porque es la acción la que mueve al hombre. El hombre está necesitado de que otro semejante se le acerque, ya sea desde dar una palabra de aliento ó recibir un pan ó de recibir alguna ayuda amistosa ó aún curativa ó recibir una ayuda mayor económica ó de alguna intervención en un hospital, pero eso solamente se logra, Mis pequeños, a través de las obras.

Ciertamente es bueno que se duela el corazón por la necesidad del prójimo, pero de nada le sirve en un momento dado, al hermano verlo hambriento y decirle “mi corazón se duele por tu hambre”, y no darle con qué apagar ésa hambre ó ésa sed que tiene el hermano ó ésa dolencia ó ésa necesidad económica, por eso, si no hay obra, no estaréis ayudando plenamente al hermano. No os mantengáis en la esterilidad de la religión, lo que Yo os vine a enseñar, se tiene que vivir. Ésa necesidad vuestra en el corazón, se tiene que manifestar en obras y así entonces, estaréis plenamente ayudando a vuestro hermano necesitado en cualquiera de las diferentes situaciones de la vida que tenéis vosotros sobre la Tierra.

Ayudaos, Mis pequeños, como Yo Mismo os vine a ayudar.
Gracias, Mis pequeños.

Tercer Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: Si vosotros no tenéis voluntad de dar lo que habéis recibido, es estéril todo lo que Yo he hecho por vosotros.

Hijitos Míos, en las Escrituras, podéis leer lo que Yo os dije que se os iba a redituar al ciento por uno, la ayuda que dierais a vuestros hermanos. No es bueno, Mis pequeños, que solamente penséis en el bien que recibiréis por el bien otorgado y que no ciertamente se os devolverá totalmente en lo material, sino también en lo espiritual, que es mucho más valioso y que agradeceréis eternamente cuando lleguéis al Reino de los Cielos. Si actuáis solamente por el bien que recibiréis y no por el Amor que deis a vuestros hermanos, vuestra acción no estará completa, no será tan valiosa como cuando os dais perfectamente; viendo dar amor, dar ayuda plena a vuestros hermanos, sin esperar nada de regreso, especialmente pensando en que cuando dais al pobre, él no tiene con qué retornar el bien que vosotros habéis otorgado, ya sea a su alma, ya sea a su cuerpo.

Mis pequeños, es tanto el bien que podéis dar a vuestros hermanos, pero solamente os falta algo para que éste bien se derrame y es vuestra voluntad. Si vosotros no tenéis voluntad de dar lo que habéis recibido, es estéril todo lo que Yo he hecho por vosotros y para vosotros, de nada sirve que estéis llenos de riquezas si no las compartís con vuestros hermanos y os puedo asegurar que ya estáis llenos de riquezas, porque os he dado mucho, os he consentido mucho, habéis escogido la mejor parte y Yo Me derramé grandemente en vosotros. Si no dais, estéril va a ser vuestra vida sobre la Tierra, vuestra misión sobre la Tierra quedará trunca. Ciertamente, Me podríais decir que dais mucho a través de la oración, que dais buen ejemplo, pero falta, falta, Mis hermanos, es darse, darse por los demás. Yo nunca os voy a pedir más allá de lo que podáis dar vosotros mismos. Respeto vuestra libertad, respeto vuestra persona, respeto vuestro carácter y Yo no os pido más allá de ello, dejaos simplemente ser movidos por Mí, vuestro Dios, para que podáis alegrarMe y alegrar a vuestros hermanos con vuestra acción, pero sobre todo, vuestra acción llena de amor y no buscando solamente el interés del ciento por uno, sino por darse a los hermanos en totalidad, viéndoMe a Mi, porque sabréis que con ello Me alegraréis infinitamente.
Gracias, Mis pequeños.