Sep 17_05 Mi Iglesia: se ha vuelto un nido de víboras, la maldad se encuentra en ella…

Rosario.

 

Mensaje de Dios Padre a J. V.

 

Único Misterio. Habla Dios Padre,
Sobre: Veo en Mi Iglesia destrucción, desunión, pecado, falta de moralidad, intercesión humana y ya no Divina
Hijitos Míos, ciertamente, Mi Iglesia, vuestra Iglesia, se encuentra ahora, como aquellos leprosos que Yo encontraba en Mi camino, pero en ellos había ése deseo de arrepentimiento, ése deseo de volver a ser sanos, santos, porque así lo pedía la Ley. Se contemplaba al leproso y se contemplaba al pecador, así era la Ley. Pero Yo vine a abolir la Ley, Yo vine a cambiar todo aquello que estaba equivocado.

Mis pequeños, así se encuentra ahora la Iglesia, como el leproso, antes de la Ley, llena de pecados, llena de dolor. Veo en Mi Iglesia destrucción, desunión, pecado, falta de moralidad, intercesión humana y ya no Divina. Se le hace más caso a las necesidades humanas, a los deseos humanos pecaminosos y ya no se le deja guiar por Mi Santa guía Divina, Me han hecho a un lado, se ha vuelto un nido de víboras, la maldad se encuentra en ella y se ha sentado en su trono.

Os pido, Mis pequeños, que reflexionéis, reflexionéis Mi Vida de Santidad, la Vida de todo un Dios sobre la Tierra, que os vino a mostrar lo que debe ser la Santidad entre los hombres. Os dejé para ello la representación de la Iglesia, para que os siguiera llenando de bienes, educando al modo Divino, que al entrar en ella, al estar en ella, vosotros siguierais recibiendo Mi Presencia, Mi Alimento, Mi educación, como cuando Yo estuve sobre la Tierra, presente, como todos vosotros, caminando por ella. Ciertamente estoy presente en Mi Iglesia, pero ahora Yo camino a través de vosotros, hablo a través de vosotros, Vivo a través de vosotros.

Os pido que meditéis todo esto, Mis pequeños, porque mucho se os ha dado y no lo habéis protegido, no lo habéis buscado y no habéis mantenido su Santidad. Habéis ensuciado lo más grande que tenéis sobre la Tierra y Yo he de venir a purificar todo aquello que está sucio, que está enfermo, que es como un leproso.

Debéis daros cuenta que tenéis que venir a Mí, a pedirMe, como lo hacían los leprosos, “piedad, Hijo de David, Tú, el Mesías, piedad, ten misericordia de mí, porque soy un pecador”, y esto lo diréis por vuestra Iglesia, lo diréis por los pecados del mundo, lo diréis por vuestra propia persona, deberéis pedir piedad y misericordia, para que Yo volteé a veros, para que Yo Me acerque a vosotros, cuando vea realmente que vuestro corazón está contrito y que desea un cambio favorable.

PedidMe, Mis pequeños, pedidMe por vuestros hermanos, por vuestra Iglesia, por vosotros mismos, para que la Divinidad os cubra, os proteja, os santifique y que todo vuelva a ser como al Principio de los Tiempos.

Venid, venid a Mí, con confianza, arrepentidos, venid a tomar de éste Alimento de Vida, a saciar vuestra sed, a calmar vuestro espíritu, venid, que Yo os puedo dar todo ello y más, Yo Soy vuestro Dios y os amo, os amo, Mis pequeños.
Gracias, gracias, Mis hijitos.