Sep 12_05 Ofrecimiento de Nuestro Señor Jesucristo a Dios Padre de manos de la Sma. Virgen María.

Rosario

Temas:

  • Toda ésa maldad, es porque la tenéis y habláis de ella, Mis pequeños, vosotros mismos la estáis produciendo.
  • Estáis en los momentos de la gran tribulación anteriores a la Venida de Mi Hijo y esto se alargará ó se acortará, dependiendo de vuestra respuesta espiritual.
  • Nuevamente se darán los Cielos en la Tierra, se unirán las almas, las del Cielo con las de la Tierra y gran alegría habrá entre los hombres, al ver a su Salvador de regreso.
  • Una paradoja espiritual, la debilidad destruyendo al poder entre los hombres. (Intercesión de la Santísima Virgen)
  • Buscad, Mis pequeños, todo lo que es Mío, Mis tesoros, Mi Vida, Mi Amor.

 

Mensajes de Dios Padre y la Santísima Virgen María a J. V.

 

Primer Misterio. Habla Dios Padre,
Sobre: Toda ésa maldad, es porque la tenéis y habláis de ella, Mis pequeños, vosotros mismos la estáis produciendo.
Hijitos Míos, Mis bien amados, ¡Oh! Mis pequeños, no sé cómo pueda ya decirles esto, Mi Amor es inmenso, Mi Amor se derrama sobre todos los hombres.

Mis pequeños, os he pedido tanto ésa paz, ése amor en vuestro corazón, y vuestro corazón sigue llenándose de tribulación, de maldad, de obscuridad, de mentira; el demonio sigue haciendo estragos en el corazón de Mis hijos.

Mis pequeños, ¿cómo queréis luchar contra toda la maldad que os rodea, cuando dentro de vosotros ésa maldad ya os ha encadenado?. No podéis luchar contra la maldad, con la misma maldad, todo lo contrario, acrecentareis ésa maldad. Si no buscáis el vivir en el Amor, en la virtud, en la paz que Yo os he dado, que es la que va a destruir toda ésa maldad que os rodea, ¿cómo queréis vivir?, ¿cómo queréis cambiar éste mundo en el que estáis viviendo?

Mis pequeños, la tribulación se da precisamente porque en vuestro corazón  hay tribulación. En los Evangelios se dice que el hombre habla de lo que tiene lleno su corazón y, así como está el mundo, toda ésa maldad, es porque la tenéis y habláis de ella, Mis pequeños, vosotros mismos la estáis produciendo. La tribulación está en el corazón del hombre, la tribulación no la vais a poder destruir si no estáis en vida Conmigo, en vida de Gracia, en vida de Amor.

Debe haber en vuestro corazón un cambio sincero, un cambio total, radical, que vaya destruyendo todo aquello que no sirva para Mi Reino y que no alimente a la tribulación que os rodea.

¿Qué mayor tribulación, que la destrucción de las almas?. Vosotros estáis viendo los acontecimientos físicos, Yo veo los acontecimientos espirituales. Yo pierdo muchas almas, Mis pequeños, las almas son lo que Me importa, lo material, no. Yo puedo reconstruir lo material en un abrir y cerrar de ojos. Vuestras almas son lo que Me importa, pero es vuestro libre albedrío el que Me impide reformar a un alma. Si vosotros no entendéis esto y vuestra humildad no destruye ésa soberbia humana, Yo no puedo hacer nada, Mis pequeños. No os fijéis tanto, -os vuelvo a repetir- de los hechos físicos que veis, ved la destrucción y la tribulación de las almas.

Orad por vuestros hermanos, orad, para que todo vuelva a reformarse en el corazón del hombre.
Gracias, Mis pequeños.

Segundo Misterio. Habla Dios Padre,
Sobre: Estáis en los momentos de la gran tribulación anteriores a la Venida de Mi Hijo y esto se alargará ó se acortará, dependiendo de vuestra respuesta espiritual.
Hijitos Míos, Soy vuestro Padre y Creador, el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin. Yo os he dado a cada uno de vosotros un principio, -la vida-, el don de la vida, con el cual Me servís, con el cual Me amáis y la oportunidad de llevar éste Amor a vuestros hermanos, que es Alimento de Vida.

Mis pequeños, todo en Mí, es paz, todo en Mi, es Amor, todo lo que está en Mí, es perfecto, por eso, Mi Hijo os llamó a buscar ésa perfección, perfección en vuestros actos, en vuestros pensamientos, en vuestra palabra, en vuestro ejemplo, en todo vuestro ser. Todo fue creado en la perfección, los Cielos, la Tierra, el Paraíso, vuestros Primeros Padres, todo era perfecto. Mis pequeños, ésa perfección la debéis buscar y que sea vuestra meta en vuestra vida, todo aquello que se salga de la perfección, de la paz, no viene de Mí, Mis pequeños, por eso en las Escrituras se os llama a buscar los Signos de los Tiempos. Leed nuevamente los pasajes donde se os indica la tribulación, donde se os dice que antes de la Segunda Venida de Mi Hijo, todo iba a ser un caos, tanto espiritual, como físico.

Mis pequeños, si todo lo que sale de Mí, es paz, es perfección, es Amor, todo lo contrario viene de aquél que es Nuestro enemigo, aquél que ataca Mi obra, aquél que destruye. Si no hay paz, si hay tribulación, si hay guerras, si hay ése espíritu de confusión, Mis pequeños, eso no viene de Mí, viene del mal, que os está destruyendo y que está tratando de destruir Mi obra.

La confusión, ya anunciada, os está cubriendo, abrid los ojos, abrid la mente, abrid vuestro corazón, estáis en los momentos de la gran tribulación, anteriores a la Venida de Mi Hijo y esto se alargará ó se acortará dependiendo de vuestra respuesta espiritual a vuestro acercamiento a Mí, a la perfección Divina, al ejemplo que os he dado a través de Mi Hijo, a las Palabras que os dejó Mi Hijo, como Tesoro Celestial. Depende de vosotros, Mis pequeños, depende de vuestro actuar.

Os amo y os vuelvo a repetir, que entréis a Mi Perfección, de ésta forma aliviaréis los pecados del mundo y aliviaréis Mi Corazón de Padre.
Gracias, Mis pequeños.

Tercer Misterio. Habla Dios Padre,
Sobre: Nuevamente se darán los Cielos en la Tierra, se unirán las almas, las del Cielo con las de la Tierra y gran alegría habrá entre los hombres, al ver a su Salvador de regreso.
Mis pequeños, el hombre ha tomado el camino fácil, el camino de rosas, no se ha querido espinar. Lujos, placeres, vida desordenada, vida de maldad para el alma, destrucción espiritual por el ejemplo que dan.

¿Hasta cuándo, Mis pequeños?, ¿hasta cuándo entenderéis que el pecado se repite y se repite, porque vosotros mismos no ponéis un “hasta aquí” no ponéis una barrera ante vuestra humanidad, ante vuestro pecado?.

Vuestra alma, que tiende al pecado, al pecado de vuestros Primeros Padres, no quiere levantarse, tenéis toda una historia de ejemplo, habéis visto pasar los siglos y los siglos y el hombre sigue igual.

Mis pequeños, al ver vuestra necedad, al ver vuestra tibieza y vuestra debilidad, tengo que entrar Yo en acción, ó ¿acaso tendré que ver otra vez desaparecer al hombre de la faz de la Tierra, como en el Diluvio?, ¿Creéis que a Mi Me da gusto destruir al hombre?, ¿y que Yo, vuestro Padre y vuestro Dios, no sufro? muy equivocados estáis, Mis pequeños, Mi Corazón es puro Amor, Mi Corazón os llama, Mi Corazón os Ama en una forma en que vosotros no entenderíais. Os tengo que salvar, os tengo que arrancar de las garras del enemigo, aunque vosotros no queráis soltaros. Soy como la madre que le arrebata al hijo de las fauces del lobo y lucha y da su vida con tal de salvar la vida del hijo.

Éste es el momento de la Gran Lucha en que Yo he de luchar fuertemente contra la maldad del demonio. Fácilmente lo puedo vencer Yo, porque Soy Creador, Yo, porque Soy Padre y porque el enemigo no tiene el poder que tengo Yo, pero vosotros hacéis más difícil la batalla, porque vosotros no os entregáis a Mí, porque vosotros no veis hacia donde caeréis eternamente si os dejo, si no os protejo, si no trato de salvaros.

Una gran mayoría de vuestros hermanos no se quieren dar cuenta de ello y por eso acudo a vosotros, Mis pequeños, que habéis sido escogidos alrededor del mundo, para daros cuenta de los acontecimientos actuales que os rodean, para que podáis interceder, para que podáis uniros, al Amor de vuestro Padre, a la salvación de vuestros hermanos. Vosotros sois los Cristos de éste tiempo, los salvadores, los intercesores, muchos de vosotros daréis vuestra vida por ellos, pero recordad, que aquél que da la vida por su hermano, es la mayor seña de amor y éste es el momento de darse por el hermano.

Acercaos, Mis pequeños a Mi Corazón, acercad vuestro oído a Mi boca, para que Yo os guíe, para que os dé ésas Palabras de Amor, de aliento, de crecimiento, para que no escuchéis la voz del mal, para que Yo os pueda proteger y os pueda guiar por ésta obscuridad que ya os rodea. Tomad Luz de Mí y transmitidla a vuestros hermanos, cambiad al mundo por Mí, es el tiempo de los hijos de Dios, son los tiempos de la Mujer y de Sus hijos, estáis ya en el tiempo, Mis pequeños, traedMe, traedMe muchas almas y quisiera decir todas, porque a todos os Amo. Luchad con el Poder que Yo os daré, el Poder del Amor, que es Infinitamente más poderoso que cualquier otro poder del que habla el mal y que ofrece a sus hijos, a los que le siguen.

Confiad, Mis pequeños, en que Yo he de vencer, que el Amor vencerá y todo será transformado nuevamente para una vida digna del alma, para una vida de Amor con vuestro Dios. Nuevamente se darán los Cielos en la Tierra, se unirán las almas, las del Cielo con las de la Tierra y gran alegría habrá entre los hombres, al ver a su Salvador de regreso.

Dejad que Yo os transforme, que el Santo Espíritu de Amor os transforme, que la Sangre de Mi Hijo os lave y os purifique. Dejad que vuestro Dios os pueda llamar nuevamente hijos, hijos predilectos, dejadMe actuar libremente en vosotros, dejadMe, Mis pequeños, os Amo.
Gracias, Mis pequeños.

Cuarto Misterio. Habla La Santísima Virgen María,
Sobre: Una paradoja espiritual, la debilidad destruyendo al poder entre los hombres. (Intercesión de la Santísima Virgen)
Mis pequeños, Mis hijitos, ciertamente el Padre Me ha dado la Gracia de que a Mí, Su Hija, la Siempre Virgen María, pueda trabajar para la salvación de todos vosotros en éstos tiempos.

Son tiempos de la Mujer, son tiempos en que la supuesta debilidad femenina, a la que no se le hacía caso en tiempos pasados, tome ahora fuerza contra aquél que tomó poder desde el Principio de los Tiempos. Una paradoja espiritual, la debilidad destruyendo al poder entre los hombres. Mi Sencillez, Mi Humildad, Mi donación total.., (Lenguas…,), (Dice J.V.: aquí veo a La Santísima Virgen María, de rodillas, ante un altar en el cuál veo a Nuestro Señor Jesucristo, recostado, muerto y la Santísima Virgen, con Sus brazos extendidos hacia delante, hacia el altar, ofreciéndoselo a Nuestro Padre Dios.)

-Padre Santo, he aquí a Tu Hija, he aquí éste Amor manifestado por Tu Poder, por Tu   Perfección, que se hizo Mujer, que se hizo Pequeñita, que se hizo todo Amor para servirTe.

-Nuevamente Te ofrezco a Mi Hijo en éste Altar Divino, éste Cordero, que se dejó degollar por el hombre, por la maldad del hombre, Te lo ofrezco Padre y con Él, a todos Mis hijos, a la humanidad entera.

-Padre, aquí Él es en éste Altar Divino, Él, Quién que trata de llamar Tu atención, para que Tu Misericordia se derrame sobre todos Mis hijos; hijos de éste Tiempo, hijos de pecado, hijos de maldad, pero son Tus hijos Padre y Yo los amo, por el Amor que Tú les tienes.

-Ve a Tu Hijo, aquí, ante el Altar, sin una gota de Sangre, todo, todo Su Ser ofrecido a Ti por la salvación de todos ellos. (Dice J.V.: Aquí, al seguir viendo la escena, veo que de uno de los pies de Nuestro Señor Jesucristo, está cayendo una gota de Sangre y como que me hacen saber que es la última gota.)

-Mira, Te ofrezco Su Sangre Divina, la levanto hasta el Cielo para ofrecértela, perdónalos Padre, perdónalos porque son pequeños, porque no saben lo que hacen.

-Toma a Tu Hijo, toma Su Amor, toma Su donación, es el Verbo que se ha hecho Carne para servirTe y servir a Tus hijos, Él es el Camino, Él es la Verdad, Él es la Luz que ahora ilumina a los hombres, a aquellos que abrieron su corazón, que abrieron su mente y todo su ser, que aceptaron una transformación total, para que, aún caminando entre el estiércol y la penumbra, entre ésta obscuridad espiritual, puedan encontrar el camino y llevar a varios de sus hermanos por ése Camino de Salvación.

 (Dice J.V.: Aquí veo que Dios Padre no quiere ver el Cuerpo de Su Hijo ni a nuestra Madre, está mirando hacia arriba y a la derecha, como no queriendo escuchar ni ver.)
Padre, ve a Tu Hijo, que se enternezca Tu Corazón, Misericordia Te pido para todos ellos, no veas el pecado del mundo, ve el Amor de Tu Hijo que se dio por todos ellos, ve a Tu Hijo aquí, en éste Altar de expiación. Toda Su Vida, por todos ellos, todo Su dolor por ellos, todo Su dolor y toda Su alegría, toda Su esperanza por ellos, Padre.

-Baja Tus Ojos, Padre, y ve a Tu Hijo, ve a Tu Hijo cómo quedó por Amor a ellos, Misericordia y perdón.

-Tu Amor, Padre, Tu Amor para ellos.(Dice J.V.: Aquí veo que Dios Padre voltea hacia el altar y ve a Su Hijo y a Nuestra Madre Santísima y accede a Su petición.)

-Gracias, Padre por Tu Misericordia, gracias Padre, porque Tu Corazón se enternece por Tus hijos, gracias Padre, por todo lo que le das al género humano y se lo merecen por Tu Hijo y no por sus actos.
Gracias, Padre, por ver a Tu Hija, aquí, Humilde Sierva del Señor, que la escuchas y que aceptas Sus oraciones.

-Hágase en Mí, Tu Voluntad.

Quinto Misterio. Habla Dios Padre,
Sobre: Buscad, Mis pequeños, todo lo que es Mío, Mis tesoros, Mi Vida, Mi Amor.
Mis pequeños, cuando os pido ésa pobreza espiritual, os estoy pidiendo el olvido de vosotros mismos. El hombre mientras más se llena de lo material, de lo superfluo, más se olvida de lo espiritual y de lo Divino. Mientras más necesitáis, más os acercáis a vuestro Dios, Él que es Fuente de Vida, a Mí, que Soy Fuente de Amor y de todo aquello que el hombre necesita, en lo material y en lo espiritual. El hombre, cuando se siente satisfecho de los bienes del mundo, cierra su corazón, cierra su mente, cierra el amor, se cierra para sí mismo, vive para sí mismo y empieza el hombre a decaer por los vicios, por la maldad que trae el hombre, desde su nacimiento, por el pecado.

Mis pequeños, los Mandamientos que Yo os he dado, las enseñanzas que os dio Mi Hijo, son protección para vuestra vida sobre la Tierra, sino os escudáis con ellos, caeréis irremediablemente. Es una realidad, que el hombre combata toda su vida sobre la Tierra, el alma tiene que combatir contra las fuerzas del mal. Queréis ver, y vuestros ojos se cierran, queréis escuchar y vuestros oídos se tapan, queréis tener vida y el hombre se llena de muerte.

Entended, Mis pequeños que estáis en un campo de batalla y que debéis tener todo vuestro ser dispuesto a Mí, vuestro Dios, para que Yo os pueda sacar adelante, para que podáis vencer a las fuerzas del mal que os rodean y que continuamente os están llenando de mentira.

Buscad, Mis pequeños, todo lo que es Mío, Mis tesoros, Mi Vida, Mi Amor. Anunciadles a vuestros hermanos lo mismo que os anunció Mi Hijo. Vivid, vivid entregados, como Vivó Mi Hijo Jesucristo por vosotros y como Mi Hija, sirviendo a Su Hijo, a Su Dios. Aprended de ellos Mis pequeños y seguros estaréis de que vuestra vida irá por ésos caminos seguros y que estaréis llevando a vuestros hermanos también por ésos caminos seguros.
Gracias, Mis pequeños.