Nov 26_04 Coloquio entre la Santísima Trinidad y la Santísima Virgen María.

Rosario.

 

Mensaje de Dios Padre, Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Virgen María a J.V.

Primer Misterio. Habla Dios Padre.
Hijitos Míos, el hombre fue Creado para recibir grandes Bendiciones de su Dios, sois la obra maestra de la Creación y como tal, Mis Bendiciones son inmensas, innumerables hacia vosotros.

¿Cómo puede un Padre olvidarse del hijo? desgraciadamente, el hijo es el que se olvida del Padre, se aparta, no quiere saber de Él, no quiere recibir Mis Bendiciones. Fuisteis creados para el Bien, para hacer el Bien, para llevar Mi Bien, y a cambio de ello, escogéis el mal, lleváis el mal, promulgáis el mal, pero cuando necesitáis algo, regresáis a Mí, solamente para buscar vuestro bienestar, y al sentiros bien, Me seguís atacando. ¿Es eso justo, Mis pequeños? La injusticia humana se ha dado desde el Pecado, y el hombre no ha querido reparar, el hombre no ha querido volver a su Dios, son tan pocos los que han entendido Mis Palabras, son tan pocos los que han puesto su mano en el corazón, y arrepentidos vuelven a Mí; y son aún menos aquellos que se mantienen puros, sencillos, inocentes, desde que llegan a la Tierra y Me sirven, Me sirven para todo aquello que Yo necesito de salvación, santificación de los hombres.

¡Qué ingratitud la del hombre de olvidarse de su Dios! Poseéis Mi Esencia Divina en vuestra alma y ésta Esencia Divina tiende a Mí, pero vosotros en vuestro libre albedrío le impedís volar hacia Mí. Ese es el error del hombre, ese es el pecado del hombre, no darle el Alimento que el alma necesita para dejarla volar hacia Mí, para que reciba todo aquello que necesita para crecer y para dar fruto.

Utilizáis vuestra libertad para atacarMe, en vez de amarMe y agradecerMe, y aún así os sigo amando, aún así os sigo buscando, aún así sigo derramando Mi Misericordia, sobre toda la Humanidad, sobre cada uno de vosotros. Entended, Mis pequeños, Mi Amor, entended cuánto os Amo y os cuido, entended el Amor de Mi Corazón, cómo quiero acercaros, para estrecharos, para teneros en Mi Reino gozando. Abrid los ojos ya, Mis pequeños, ya no hay tiempo, el tiempo es muy corto ya, y Mi Santa Justicia se ha de derramar.

Os he dado muchas oportunidades de conversión a lo largo de vuestra existencia, a lo largo de la vida del hombre sobre la Tierra; se os ha dado mucho para que podáis aprender, reparar y santificar vuestras vidas y vuestros actos, entended ya, Mis pequeños, ya no hay tiempo, todavía es tiempo de Misericordia, ¡Utilizadlo, Mis pequeños! ¡Os Amo! ¡Os Amo grandemente y lo menos que quiero es vuestra perdición eterna! Pondré todavía todas las oportunidades al hombre, a cada alma, para que entienda cuánto es Mi Amor hacia vosotros, nunca os voy a abandonar, porque el Padre nunca abandona a su creatura, ¡Os Amo Mis pequeños, os Amo!
Gracias.

Segundo Misterio. Habla Dios Padre.
Hijitos Míos, os vuelvo a hablar, a hablar de la pequeñez, porque es tan importante que la entendáis, -especialmente en éstos tiempos-, en los que Yo escojo siempre a los pequeños para mostrar todo Mi Poder a través de ellos. Os he pedido esa pequeñez para que Yo pueda actuar, pueda derramar Mis Bendiciones, Mis Dones sobre vosotros.

Debéis ser como el pequeño David que se enfrentó ante Goliat; ahí mostraba Yo esa pequeñez, pero sobre todo esa donación total a Mí.

Él por su niñez, por su pequeñez, por su inocencia, inocencia virginal, dado totalmente a Mi voluntad, pude trabajar contra las fuerzas del mal.

Estáis ahora así en estos tiempos, Mis pequeños, en donde deberéis estar como David, no protegido por las fuerzas humanas, por las capacidades humanas, por la inteligencia humana, no Mis pequeños, os deberéis presentar pequeñitos, lo más pequeños posibles, sin ninguna armadura humana, sin ninguna protección humana, sin ningún poder humano, sin ningún apoyo humano; así os deberéis presentar ante las fuerzas del mal, Yo voy a vencer a través de Mis pequeños, a través de vosotros.

El gran Poder de vuestro Dios, más poderoso que el Universo entero, se mostrará a través de Mis pequeños; las fuerzas humanas de nada servirán, los poderes humanos serán pisoteados; solamente a través de esa inocencia virginal, esa santa donación que tienen los niños hacia Mí, su Dios, es como se va a vencer.

Mi Hijo os lo dijo, que no buscarais en ningún momento pretensiones humanas, títulos, poderes humanos, sino que fuerais como niños, confiados totalmente en el Poder de vuestro Dios.

Mis pequeños, ya no es tiempo de duda, es tiempo de comprensión espiritual, deberéis ser los últimos ante vuestros hermanos, para que seáis los primeros ante Mis Ojos. La Humildad, Mis pequeños, es imprescindible para ganar la batalla que estáis ya llevando y que se os presentará en forma más cruenta en el tiempo por venir.

Si no confiáis plenamente en Mí, vuestro Dios, sufriréis fuertemente la embestida del mal. Haceos pequeños, dejadMe actuar a través de vosotros, dejadMe daros Vida.

A través de la historia grandes ejemplos he dejado Yo en vuestros hermanos, almas pequeñas pero poderosas, almas pequeñas que se donaron a Mí, y que a través de ellas se hicieron grandes obras. ¿En dónde están los nombres de aquellos poderosos, de aquellos que amasaron grandes riquezas? murieron y ahí terminó su nombre. En cambio, en los pequeños en los sencillos, en donde Yo Me pude manifestar, sus nombres se recuerdan y se recordarán eternamente.

Así que os vuelvo a repetir, no busquéis, Mis pequeños, alabanzas humanas, títulos nobiliarios, todo aquello que os pueda crear soberbia ante los hombres, haceros creer grandes ante los ojos de los hombres, eso de nada sirve para el Reino de los Cielos; dejad ya esas pretensiones humanas y llenaos de Mí, de vuestro Dios, a través de la Humildad, a través de la confianza plena en Mí, a través de vuestra donación total.
Gracias, Mis pequeños.

Tercer Misterio. Habla Dios Padre.
Hijitos Míos, estáis muy acostumbrados a ver con los ojos del cuerpo y no con los ojos del alma.

Os voy a decir algo que parecería una barbaridad: que ojalá fuerais ciegos, para que sólo os pudierais guiar por la Fe y por una confianza puesta totalmente en Mí. Deberéis aprender a cerrar vuestros ojos humanos y confiar más en los ojos de vuestra alma estando vuestra alma en contacto continuo Conmigo y así estaréis seguros que no tropezaréis; pero confiáis demasiado, como os decía, en vuestras capacidades humanas, en lo que podéis ver, en lo que podéis tocar, en lo que os da alegría a vuestro cuerpo, que satisface vuestros sentidos, pero no buscáis lo más importante para el crecimiento de vuestra alma y que empieza precisamente en la Fe.

Tenéis la Fe de aceptar las Enseñanzas de Mi Hijo, tenéis la Fe para saber que Yo estoy con vosotros, aunque no Me veis, tenéis la Fe en reconocer que Mi Hija, la Siempre Virgen María es vuestra Madre y os protege, tenéis Fe en Mis Palabras, habéis abierto vuestro corazón, para vosotros esto ya es normal, pero hay tantos hermanos vuestros, que al hablarles de esto, se burlan de vosotros, os atacan, os creen locos por vivir en Mi Amor, por vivir con los ojos cerrados del cuerpo.

Vosotros aceptasteis lo que Yo os doy, aceptasteis Mis Enseñanzas, os voy guiando en éste mundo de penumbra, sé y conozco vuestro corazón que todavía hay falta de Fe, pero vuestro camino es más seguro, ya vuestros pasos van más ligeros hacia Mí, hacia el encuentro definitivo, pero muchos, muchos de vuestros hermanos, todavía sus pasos van errantes, van por otros caminos, muchos de ellos de perdición, de destrucción espiritual, del apartarse de Mis Leyes y de Mi Amor. Muchos de vuestros hermanos y aún muy cercanos a vosotros, se burlan.

Mis pequeños, se pierde tanto de Mi Gracia, se pierde tanto de Mi Amor. Obrad, obrad siempre en el Bien, manteneos en esa vida de Gracia, que es vida de lucha aquí en la Tierra.

En las Bienaventuranzas os da Mi Hijo la pauta, que todo aquel que siga a su Dios va a ser tratado de la peor forma, porque vivís en el mundo, pero no vivís para el mundo y el mundo desprecia a todo aquel que quiere vivir en su Dios.

Que no os preocupe el ataque del mundo; Mi Hijo os dijo que aquel que siguiera Sus Pasos, sufriría también ese ataque del mundo; todo lo contrario ¡Alegraos si el mundo os ataca! porque eso querrá decir que vais por el buen camino, es vuestra cruz, es el sufrimiento por amar a vuestro Dios, pero es vuestro boleto de entrada segura al Reino de los Cielos y hacia un regalo inmenso por haberos mantenido con Fe, con amor y con confianza a lo que la Fe dicta en vuestro corazón, Me amáis por la Fe y Yo pago a aquellos que están Conmigo dándoles regalitos para acrecentar esa Fe y esa confianza en Mí. Manteneos, Mis pequeños Conmigo, y no os voy a defraudar, tendréis mucho, porque lo habéis ganado con vuestro sudor, con vuestras lágrimas, con la sangre incruenta que habéis derramado por seguirMe.

Esos ataques que tenéis os darán vida eterna, os darán regalos inmensos, siempre y cuando actuéis y respondáis con amor. Nunca ataquéis en maldad, al contrario, es gracia especial de los hijos de Dios, perdonar a aquel que os ataca.
Gracias, Mis pequeños.

Cuarto Misterio. Coloquio entre la Santísima Trinidad y la Santísima Virgen María.
(Lenguas…)
“He aquí la Esclava del Señor, hágase en Mí, según Tu Palabra”.

“Padre Santo, Padre Mío, Esposo Mío, Hijo Mío, ante vuestra Presencia Estoy, Yo la Humilde Sierva, arrodillada, implorando vuestro Amor, vuestra Misericordia, para que la derraméis sobre todos Mis hijos”.

“Padre, Mi Creador, ante Ti estoy, deteniendo todavía Tu Brazo, el Brazo de la Justicia Divina, Tu Amor es Grande, Tu Amor es Infinito y a Tu Sierva le concedes todo. Padre, apiádate de Mis hijos, los gané por la Sangre Preciosa de Mi Hijo”.

“Oro por ellos, lloro por ellos, también derramo Mi Sangre por ellos, Ten Piedad de ellos, son pequeñitos, velos Padre Santo, no saben lo que hacen”.

“Sí, mucho dolor Te causan, pero déjaMe a Mí recibirlo, déjaMe a Mí, detener todo ese mal que Te llega, para que no llegue a Tu Corazón y Yo pueda seguir deteniendo Tu Cólera, Tu Justa Justicia y así Tu Amor no quede ofendido”.

“Esposo Mío, ayúdaMe, ayúdaMe a liberar a Mis hijitos de las fuerzas del mal, derrámate sobre ellos, dales nueva Vida, enséñales a amar, llévalos hasta las profundidades de su corazón y que ahí encuentren el Amor”. “Esposo Mío Te Amo, Te Amo, Tú Me diste una Vida Grande para Mi Vientre, Me has hecho lo que Soy, y Yo como Madre del Género Humano quiero también hacer grandes a Mis hijos”. “Tú Eres Mi Esposo, y también eres Padre del Género Humano, y también el Padre vela por los hijos y el Padre nunca abandona a los hijos caídos, tenemos familia, ésta es Nuestra familia”.

“Hijo Mío, ayúdaMe que Soy Tu Madre, libéralos, actúa nuevamente en el alma del hombre, que su corazón ya no dañe al Corazón de Nuestro Dios”. “AyúdaMe Mi Pequeño, Mi Hijito, al que llevé en Mi Vientre, al que Adoro, porque es Mi Dios, ayúdaMe Mi Pequeño a levantar a Tus hermanitos, no saben lo que hacen, dales Vida con Tu Sangre, dales Vida con Tus Enseñanzas, dales Vida con Tu Amor, ayúdaMe a detener la Cólera Divina”.

“Esposo Mío, Te Amo y Confío en Ti”.

“Padre, Padre del Amor, Padre de la Creación, que pese sobre Mí, Tu Hija, los pecados del mundo, no quiero que llegue a Ti el dolor que te causan Mis hijos, déjaMe ser oprobio ante Tus Ojos, y déjaMe a Mí, como Madre recibir el castigo que merecen Mis hijos, no derrames Tu Justa Cólera sobre ellos, derrámala sobre Mí, que Soy Tu Hija”.

“Mi pequeña, levántate y ven a Mí”. “Soy Tu Padre, Soy el Amor, ven Pequeña Mía, Tu Amor, Tu Donación de Corazón han alcanzado gracia para Tus hijos”. “Un tiempo más se les dará para que puedan recapacitar su pecado, pero no he de quitar todo aquello que les hará entender hacia dónde les ha llevado su negación a su Dios”.

“Permitiré grandes catástrofes, grandes males a la Tierra, pero Pequeña Hija Mía, por el Amor que Te tengo, por la donación que acabas de hacer de Corazón, ella servirá para la salvación de infinidad de ellas, muchas se iban a perder con éstas pruebas que iban a venir, Tu Donación, Me ha conmovido y Tus hijos saldrán ganando, Me acabas de arrebatar el Cielo para infinidad de ellas”.

“Gracias Hija Mía, gracias por Tu Donación hacia Tus hijos”.

Quinto Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo. 
“Y dejando todo Me siguieron”. Mis pequeños, en varios pasajes de las Sagradas Escrituras se os pide esto, el desarraigo de las cosas terrenas, el desarraigo a todo aquello que os está separando de Mí, que no os deja llegar a Mí fácilmente, libremente.

Al joven rico, virtuoso, le dije lo mismo, aparentemente las virtudes lo protegían, lo llenaban de vida, pero cuando le dije: “deja todo y sígueMe si quieres la perfección”, había arraigo en su corazón, las posesiones mundanas todavía lo estaban deteniendo.

Poco a poco, Mis pequeños, debéis ir apartando de vosotros todos esos arraigos; con esto no os estoy diciendo que despreciéis los valores del mundo, los necesitáis para seguir viviendo en él; pero que no los busquéis con afán y que no pongáis cimientos con ellos, que luego ellos no os van a dejar caminar con libertad, deberéis utilizar lo material, porque vuestro cuerpo lo necesita.

El cuerpo que os di, os lleva a muchos lugares en donde vuestra alma trabajará. El cuerpo necesita ser cuidado, protegido, alimentado, pero cuidado de que sea demasiado consentido, dadle lo que necesita, pero no lo consintáis demasiado, porque os puede llevar al vicio, os puede llevar a la pérdida de esa libertad con la cual vuestra alma debe de volar hacia Mí. Dejad que sea vuestra alma la que habite plenamente en vuestro cuerpo, que sea vuestra alma la que domine al cuerpo, que sea vuestra alma con sus virtudes la que le den vida al cuerpo y eso sea enseñanza para vuestros hermanos.

Dejad todo, os he pedido, pero no las obligaciones que tenéis por vuestro estado de vida: vuestros hijos, vuestro esposo, vuestros padres, deberéis cuidarlos hasta el momento en que Yo os pida que también a ellos deberéis dejarlos si necesito de vuestro servicio.

También os dije que aquel que confía más en su padre, en su madre, en su esposa, en sus hijos, más que en Mí, no es digno de servirMe y volvemos nuevamente a ese arraigo, preferís a las personas, preferís las cosas, preferís las riquezas antes que a vuestro Dios.

Cuando Yo os llame deberéis venir a Mí, sin arraigos, en libertad total, en donación total.

Y además, sin ningún tipo de presión y sin dejar vuestro corazón allá, vuestro corazón Me pertenece. Yo le he dado Vida, vida física y Vida espiritual, Me pertenece, Yo Soy vuestro Dios y no Me debéis negar nada, pero esto solamente lo entiende la Fe y el Amor. Yo no obligo ni exijo, os pido, os ruego.

Vuestra libertad escoge: Amar, amar totalmente a su Creador, a su Padre, a su Amor ó escoger al mundo.

Tenéis tantas cosas Conmigo, venid a Mí y tomad de Mí, tomad de ésta Fuente de Vida, dad a vuestros hermanos el Amor que Yo he puesto en vuestro corazón.

¿Quién será mejor testigo, aquél que ha caído, se ha levantado y es ejemplo de vida ó aquél que se ha mantenido firme? Este segundo tiene más virtud, pero también se puede tambalear. En cambio el que ya cayó y se levantó valora más lo que recibe de su Dios. Valora más esa Nueva Vida y la comparte. Al primero se le hará más difícil compartir, pero también dará fruto.

Os he levantado, Mis pequeños, todos vosotros habéis caído y os he levantado, os repito esto porque se os olvida muy fácilmente.

Yo vuestro Dios Soy Paciente, voy buscando vuestra perfección, voy llevando al alma a dar ejemplo y esto es fruto para vuestros hermanos.

Dad, dad todo lo que Yo os doy y así tendréis más, no guardéis para vosotros mismos Mis Tesoros, no los pongáis debajo de la cama ni hagáis agujeros profundos en donde esconderlos. Dad tan pronto recibís, dad con amor, que Yo Me seguiré derramando en vosotros y en los vuestros a través de vuestro amor y de vuestras peticiones.

A través de vuestra oración, Yo llego a muchas almas, nada se pierde, Mis pequeños, nada, escucho vuestros ruegos, estoy atento a vuestro corazón y a vuestros pensamientos. Esa es la oración de confianza, el saber que seréis escuchados y que se recibirán Mis Bendiciones.

No desperdicies esta Gracia tan grande que se os ha concedido, amadla, respetadla y hacedla de corazón, desde lo más profundo de vuestro corazón, estáis ayudando a vuestro Dios y estáis salvando a vuestros hermanos, estáis dando vuestra vida por ellos.
Gracias, Mis pequeños.