Feb 13_02 El Amor de Dios.

Mensaje.

 

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J.V.

 

Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: El Amor de Dios
Hijitos Míos, Mí Corazón arde de Amor por cada uno de vosotros. Es el Corazón de vuestro Dios-Hombre, el que se quema de Amor. Es el Corazón del Dios-Hombre el que se ha dado y se sigue dando por cada uno de vosotros. Es el Corazón de vuestro Dios-Redentor el que se ha dado por toda la humanidad para redimiros y ayudaros a alcanzar la Vida Eterna.

Sí, Yo Soy vuestro Dios, y al tomar vida humana os di a conocer la Voluntad de Mí Padre. Él al compadecerSe de vosotros, Me envió para libraros de las garras del maligno. Sí, Él se compadeció porque, a pesar de que el hombre mucho se olvida de su Dios, vuestro Padre nunca se olvida de vosotros, malos o buenos, todos sois sus hijos.

Mucho os ha dado, mucho os ha regalado, mucho sufre Nuestro Amor por causa vuestra, pero el Amor insiste, el Amor pelea contra las fuerzas del mal, el Amor se humilla con tal de ganar a su creatura.

Vosotros, en la tierra, reconocéis que el Amor de una madre es el lazo más fuerte que posee una familia, pero Yo os quiero recordar que el Amor que os tiene vuestro Dios sobrepasa infinitamente ese amor terreno.

Hijitos Míos, estáis comenzando un nuevo periodo de Cuaresma, tiempo en el cual es bueno que reflexionéis sobre el estado de vuestra alma y sobre todos vuestros actos pasados. Es un tiempo para preparar al alma a recibir a su Dios. Es un tiempo en el cual la creatura se debe unir a Mí, vuestro Dios-Hombre, para que juntos podamos levantar al mundo entero a la dignidad de hijos de Dios.

Todo esto os lo pido de corazón, pero cada vez más Me doy cuenta de la ingratitud del hombre y de la frialdad de su corazón, porque os olvidáis de lo que Yo tanto os pido y no os dais cuenta que todo ello es solamente para vuestro bien. A pesar de que estoy llamando a todos Mis hijos alrededor de la tierra, pocos aceptan el llamado y lo guardan en su corazón.   

Para que una carreta muy pesada pueda mover hacia donde queráis, debéis unir las fuerzas y todos jalar hacia una misma dirección; pero si unos jalan hacia un lado y otros hacia otro, la carreta, con su carga, nunca va a llegar a su destino. Así estáis ahora vosotros, vivís en la tierra para ayudarMe en la salvación de todo el género humano; sí, la tarea es difícil.

La carga es pesada, pero se os hace más pesada porque no todos vosotros estáis yendo por el camino que Yo os tracé, cada quien quiere seguir su propio camino, cada quien quiere hacer su propia vida, cada quien está haciendo de su vida un mundo personal y privado, y no siempre bueno.

Desgraciadamente las fuerzas del mal sí jalan hacia una misma dirección y os están ganando, por eso se ve ahora, en toda la humanidad, situaciones nunca antes vistas y si no buscáis el contrarrestarlas uniéndoos en Mí Voluntad y en Mí Ejemplo, os vencerán.

Vuestra actitud es pasiva y comodina, ya no queréis servir a vuestro Dios; ya no queréis sufrir ni un poquito por Él; ya no queréis tomar el estandarte y, con glorioso gusto, levantarlo y mostrarlo a vuestros hermanos, aceptando que sois hijos de Dios y que con gusto seguís sus Designios.

Yo os dije que la puerta para llegar a la salvación eterna era angosta y el camino difícil, nunca os prometí bienestar aquí en la tierra, aunque, de vez en cuando, las almas que están conmigo reciben grandes bendiciones que les hacen su vida terrena alegre y llevadera; no les sucede así a los que están separados de Mí.

Si os unierais en el Amor, destruiríais fácilmente el mal que os rodea y vuestra vida, la de todos vosotros, sería diferente. Pero como ya os dije, cada quien sigue sus intereses, que no siempre son los Míos y así le estáis permitiendo al mal crecer en poder en tal forma, que más fácilmente os aplaste. Sois necios, hijitos Míos, y no queréis entender, pero Yo os seguiré buscando y os seguiré dando oportunidades para que alcancéis a entender el Amor de vuestro Dios y así podáis, con gusto, seguir Sus Designios.

El Amor perdona siempre, aun al más grande pecador. Os pido que, en este tiempo de Cuaresma, reflexionéis y volváis al buen camino. Vuestro lugar en el Reino de los Cielos os está esperando, pero se necesita vuestro sí, vuestro consentimiento a cambiar y dejaros, dócilmente, ser guiados por Mí Gracia. Todo se vuelve fácil y llevadero cuando es el amor y la docilidad las que mueven a vuestra voluntad. ¡Regresad Mis pequeños, regresad!

Yo os bendigo en Nombre de Mí Padre, en Mí Santo Nombre y en el Nombre del Amor de Mí Santo Espíritu.