Oct 27_00 Dichosos los perseguidos por Mí causa, porque de ellos será el Reino de los Cielos.

Mensaje.

 

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J.V

 

Hijitos Míos, os he dicho anteriormente que estáis en el Mundo para servir a Mí Padre, para ser corredentores junto Conmigo, porque al Mundo hay que devolverle su dignidad de Principio, con la acción de vuestros actos amorosos, unidos a los Míos.

Estáis en el Mundo, pero NO debéis ser del Mundo. Los que son Míos, sufren, realmente sufren, el estar en el Mundo, porque no loes atraen las cosas de él, viven aún con el recuerdo del Cielo, pero se alegran de servir a su Dios.

El Mundo, al haber sido afectado por el Pecado de Orígen y, posteriormente, por estar bajo el influjo de Satanás, vive en el error y en el pecado, que os apartan de Mí y os llevan a tratar de separaros de todo lo que es Mío. Por ello, los que Me pertenecen, al no querer aceptar lo que el mundo les ofrece, o son vistos “raros” o, si su acción se vuelve más manifiesta, son perseguidos.

Desde que el pueblo judío hizo su “pacto de amor”, al escoger a Mi Padre como a su único Dios, él fue perseguido o envidiado, pero Yo estaba con ellos en todo momento. Yo era su Dios y ellos Mí pueblo, en un mundo lleno de errores que a cada momento los trataba de influenciar con sus cultos y creencias y, que a ratos lo conseguía, pero ahí estaba Yo, nuevamente, para volverlos al buen camino.

Todos aquellos que se levantaban en Mí Nombre, como los santos profetas de la antigüedad, la mayoría o eran perseguidos o eran asesinados por causa Mía, por llevar Mí ejemplo y Mí Palabra a los demás, que, aunque aún Yo no Me encarnaba, el Amor que Me mueve a Mi, ya los movía a ellos.

Luego vengo Yo, vuestro Dios Encarnado, a convivir entre Mis hijos y Me sucede a Mí lo mismo, se Me atacó y se Me quitó de en medio, para que el hombre, vencido por el mal, pudiera seguir haciendo su propia voluntad y no la de Mí Padre. Satanás, manipulando al hombre, siempre ha querido destruir Mí Obra y a la Presencia de Mí Padre, pero, aunque nunca lo va a lograr, sí va a luchar fuertemente para tratar de hacerlo.

Ahora, en los tiempos en los que vosotros vivís, sucede exactamente lo mismo. Satanás no puede cambiar su actuación contra el hombre, porque es el mismo de siempre, sus mentiras y sus ataques son los que usó en la antigüedad, porque su caída lo limitó para siempre, pero le siguen dando resultado, porque el hombre sigue sin protegerse, por alejarse de su Dios.

A los Míos es estos tiempos, se les ataca, se les ridiculiza, se les asesina. Quizá los métodos actuales sean más sutiles, pero la finalidad es la misma, tratar de destruir Mí Obra y destruirMe del corazón del hombre.

Yo les previne a Mis Apóstoles y Discípulos, cuando los mandé a predicar, haréis grandes cosas, pero también seréis perseguidos por Mí causa. Y la “causa” es de lo más noble y de la mayor magnitud que un alma puede tener, el servir a su Dios.

El servir a su Dios, el salvar almas por medio de Mí Palabra, el morir por su dios, son regalos hermosísimos para un alma, pero debido a vuestra fragilidad humana, no podéis comprender perfectamente la magnitud del regalo que os doy. Al pertenecer a vuestro Dios, por medio de vuestro fiel servicio, estáis asegurando un tesoro grandísimo en el Reino de los Cielos, porque si os estáis volviendo unos Cristos en la Tierra, estaréis alcanzando la Gloria de un Cristo en el Reino de los Cielos. Mí Padre paga en forma infinita a todos aquellos que son Nuestros. Que han sabido mantenerse con Nosotros. Que Nos han transmitido a los demás y que puedan vivir por Nosotros.

El morir por alguien, el dar la vida por un hermano, es la acción más loable que un ser humano puede realizar. Le está regalando su propia vida por proteger la de él. Humanamente los llamáis héroes, porque dieron su vida por alguien o por un ideal. Imaginaos lo que sois ante los Ojos de Mí Padre cuando os dais por Nuestra Obra, por Nuestros intereses, cuando os dais por Mí, Su Hijo, esto es algo que no alcanza a abarcar vuestra pequeña mente, pero os puedo asegurar que el regalo que recibe un mártir en el Reino de los Cielos, es de los más altos y deseados por todas las almas.

El valor del mártir no tiene para. Primero, porque se vuelve otro Cristo Conmigo y con ello alivia a una gran multitud de almas de las penas del Purgatorio, alcanzando, con éste hecho, una gran Gloria al regalarLe éstas almas a Mí Padre. Y, por otro lado, el mártir se vuelve ejemplo vivo desde antes de su martirio, de lo que debe ser la vida de un verdadero hijo de Dios, ayudando, con ella a muchas almas a cambiar de vida y ayudándoles en su salvación.

Vosotros decís que la palabra mueve, pero el ejemplo arrastra y éste vale para lo bueno y para lo malo, pero si vosotros habéis escogido el camino bueno, entonces os estáis entregando a vuestro Dios y Él no os puede olvidar.

Vosotros, Mis pequeños, no deberéis estar preocupados si seréis perseguidos o asesinados e forma cruenta y eso os quite la paz. El santo y el mártir se hacen y crecen día a día, con las cruces de cada día y con el crecimiento que se logra a través del ejemplo que dais a los demás, a través de la defensa que hacéis de Mis Palabras y Obras que os dí cuando viví sobre la Tierra y a través de la aceptación y ofrecimiento de los pequeños o grandes dolores o penas que permito tengáis en vuestra vida. Así que no os preocupéis del futuro, sino ved vuestro presente, cuidando que si lo que hacéis lo estas haciendo bien por Mí o reparad por lo que hacéis y que no ofrecéis, porque no lo estáis ni uniendo ni ofreciendo a vuestro Jesús para presentarlo a Dios Padre.

Vuestra vida debe ser de oración, aceptación, intercesión y, sobre todo, de agradecimiento, por la multitud de bendiciones y favores que recibís a diario y que en su gran mayoría, ni cuenta os dais de ellos.

El alma, al llegar al final del tiempo que se os prestó para servirNos, se va a dar perfecta cuenta de todo lo que recibió, de lo que sí fue aprovechado y agradecido y de lo que no fue tomado y que, hasta fue maldecido o rechazado, al no haberlo querido aceptar. Todo lo sabréis y algunos agradeceréis las oportunidades que se os dieron, mientras que muchos otros, por vuestra distracción en las cosas de éste Mundo, os arrepentiréis por no haberlas tomado.

TODA acción vuestra, o recibe recompensa o recibe castigo. Por ello, os pido estéis muy atentos a lo que pensáis, hacéis o decís, porque todo está supervisado por el Divino Amor y por Su Santa Justicia.

Si el alma vive en el Amor, no deberá preocuparle Nuestra Santa Justicia, pero aquél que viva en el error, sabiéndolo, aceptándolo y atacando al Amor, sí deberá preocuparle su futuro eterno.

Hijitos y hermanos Míos, aprended y tratad de ser UNO Conmigo, como Nosotros somos UNO en Nuestra Santísima Trinidad y, al permitirNos vivir plenamente en vosotros, eduquemos, prediquemos, demos buen ejemplo, vivamos por la salvación de vuestros hermanos y muramos por su salvación eterna y así, a vuestro regreso, sigamos unidos eternamente en un solo Amor.

Yo os bendigo en el Santo Nombre de Mí Padre, en el de Mí Amor Redentor y en el del Amor de Vida de Mí Santo Espíritu.