Jul 23_98 El Mundo vive su noche espiritual.

Mensaje.

 

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J.V.

 

Dice Nuestro Señor: Son tan pocas las almas que realmente Me quieren. Es tan poco el deseo de salvación que escucho en vuestros corazones. Es tan débil la vida espiritual que ahora se vive en Mí Iglesia, que Me hace derramar nuevamente lágrimas y sudor de sangre como en el Huerto de los Olivos. El Mundo vive ahora su noche espiritual, como Yo la viví en Mí Pasión. Aún los Míos dormían, aún los Míos Me negaron, aún los Míos Me abandonaron. Pocas fueron las almas piadosas que Me acompañaron todo el tiempo y aún al patíbulo.

Cuanta oración se necesita, cuántas buenas obras se requieren, cuánto amor falta entre todos vosotros, para lograr nuevamente vuestra salvación.

Hijitos Míos, ¿acaso no os dáis cuenta que lo qué sucede a vuestro alrededor, es nuevamente Mí Traición y Mí Pasión Dolorosa?

Yo os dije: Estas cosas de Mí Reino se les dejarán ver a los sencillos y humildes de corazón. Tratad de introduciros a Mí Corazón, a Mís Intereses de Amor y Salvación, a Mí Vida de Donación y todo fue con una Divina finalidad, ¡Vuestra Salvación!

Durante toda Mí Vida sobre la Tierra Yo me dí en totalidad. No había momento durante el día o la noche en que Yo no Me estuviera ofreciendo por vuestra salvación. Mí finalidad al estar entre vosotros era y sigue siendo, daros vida eterna, con Mí Ejemplo, con Mís Enseñanzas, con Mís Sacrificios, con Mí Sagrada Eucaristía y con Mí Sacrificio Final en la Cruz Bendita.

Todo hablaba de Salvación en Mí, para vosotros. Os enseñe el camino perfecto para llegar a Mí y es el de vuestra completa donación en pensamiento y en obras a Vuestro Dios y Señor. Yo os dije: No todo el que Me diga, Señor, Señor, se salvará. Es muy fácil decir: Mí Jesús ya murió por mí, ya estoy salvado. No es así, hijitos Míos, Yo necesito ahora de vuestras obras, de vuestro ejemplo de ser hijos y hermanos Míos, Yo necesito de donación total de vuestras vidas. También os dije: que aquél que Me siguiera, tomará su cruz y Me siguiera. Con ello quise decir que vosotros mismos tenéis que practicar las mismas obras que Yo hice. Tenéis que ser dinámicos. Yo no tenía casi momentos de descanso y aún esos momentos eran ofrecidos a Mí Padre. No podéis ser sólo contemplativos, la contemplación de Mí Vida y de Mís Obras, necesariamente os tienen que llevarlos a vivirlas en vosotros. No podéis manteneros en la retaguardia, tenéis que dar siempre un paso al frente y mostrarMe ante los demás. Si os hacéis llamar hijos Míos tendréis que hacer Mís Obras en vosotros. Es Mí Vida en vosotros lo que realmente vale, lo que os debe alentar el seguir adelante en ésta vida que se os ha concedido para servir al Padre y para ser correndentores Conmigo. ¡Esto es lo que sóis, correndentores! ¿No es grandísimo el honor que se os ha concedido?

Recapacitad y reflexionad en éste excelso regalo que se os ha otorgado. No temáis a éstas palabras, puesto que inmediatamente recordáis con ellas todos Mís Sufrimientos. Yo padecí tan fuertes dolores que ningún ser humano los hubiera resistido.

Vuestra corredención Conmigo consiste en aceptar vuestros sufrimientos, vuestras alegrías, vuestra vida diaria, sea lo que sea, os llegue lo que os llegue. Aceptádlo todo con alegría, sabiendo con toda verdad que en vuestras vidas no existen las casualidades y que todo aquello que os llega a vuestras vidas, Dios Padre lo ha permitido y Él no permite que os sucedan cosas que vosotros no podáis resistir. Vosotros os imagináis que lo que debéis ofrecerme sean siempre vuestros dolores y penas. ¡No hijitos Míos! Yo también tuve muchas alegrías durante Mí Vida con vosotros y ellas también eran fuente de salvación.

Todo, absolutamente todo lo que sucede en vuestras vidas está guiado y protegido por las Manos Amorosísimas de Mí Padre, NADA se escapa a Su Mirada. Su Providencia todo lo controla y de ésta manera también controla el mal con que Mí enemigo os ataca, pero tenéis siempre Nuestra Protección Amorosa. Os digo éstas cosas para que dejéis de blasfemar o enojaros contra Mí Padre por las cosas negativas que acaecen en vuestras vidas.

Ya os lo he dicho antes, el mal NO puede salir de Nosotros, sale de Nuestro enemigo y Nosotros lo controlamos para que su maldad no destruya completamente las obras buenas que han salido de las Manos Creadoras de Mí Padre. Entended bien éstos Misterios del Cielo.

Cuando os va realmente mal en vuestras vidas, es cuando vosotros os habéis apartado de Nuestros Preceptos, de Nuestra Ley y de Nuestro Amor. Os vendéis a Nuestro enemigo, os conviene estar con él y aceptáis todas sus proposiciones. Aceptáis las cosas del mundo que se os ofrecen, sin importaros el daño que podéis causar a vuestros semejantes. Esto os lo digo para representar todos los niveles sociales y puestos que tengáis cada uno de vosotros. Cuando es vuestra soberbia la que manda en vuestras vidas, cuando es el desamor a vuestros hermanos lo que impera y sólo os van a acarrear mal futuro, es cuando os habéis apartado de Nosotros y tendréis que padecer lo que el resultado de vuestras obras reclamará.

No hijitos Míos, no Soy Yo el creador del mal, es vuestra propia negación a Mí Bien. Muchas oportunidades os damos para vuestra salvación, no las desperdiciéis.

No esperéis a que ésta noche espiritual se haga más obscura y esto de penderá de el cambio real y verdadero que cada uno de vosotros haga en su corazón.

No vean a los demás, no critiquen las obras de los demás, no vean el mal que los demás hacen. Vean primero vuestro propio actuar, vuestra propia vida comparada ante la Mía, vuestro amor hacía Mí y hacía los demás.

Cuando vosotros mismos empecéis a cambiar, cuando sea vuestro propio ser el que se vivifique en Mí Gracia, ésta fluirá a través vuestro y se unirá a la de los demás y así, poco a poco, las tinieblas de vuestras vidas y de la noche espiritual del Mundo, se disiparán, pero todo tiene que empezar con la luz que logréis producir, primero, en vosotros mismos.

No exijáis nada a los demás, ¡exíjanse vosotros a vosotros mismos!
Acudid a Nuestra Fuente de Vida y Amor que os puede proveer de todo lo que podáis necesitar para ése cambio en vuestras vidas y en vuestro corazón. El Amor todo lo puede, acudid a Él y no quedaréis defraudados.

Os amo con el Amor que Me concedió Dios Padre y con el Amor que Nos une el Espíritu Santo y os bendigo con el Santo Deseo de que ésta Bendición sea la chispa que encienda vuestra luz interior para producir vuestro verdadero y eterno cambio.