Jul 02_98 La dignidad de ser Hijos Míos.

Mensaje.

 

Mensaje de Dios Padre a J.V.

 

Habla Dios Padre,
Hijitos Míos, hoy os quiero hablar sobre la dignidad de ser hijos Míos. Es común entre vosotros decir: El o ella, se merecía tal regalo o bendición de Dios, porque es tan bueno por tantos méritos que ha hecho.

No hijos Míos, no son vuestras obras buenas, vuestras obras de misericordia las que os hacen obtener de Mí favores especiales. Todos vosotros, por vuestra naturaleza, sóis indignos de Mí por el pecado, es Mí Amor el que os hace dignos de Mí.

Vosotros conocéis de hijos Míos que hacen penitencias atroces, caminar de rodillas por varios kilómetros, caminar por días en peregrinaciones, ayunos casi mortales, golpes a su cuerpo que casi matan y todo esto, muchas veces lo hacen por obtener un favor egoísta, o un favor material que no le ayudará a su salvación y Yo no concedo lo que Me piden en ésa forma, por su bien. Otras veces, estas penitencias y sacrificios serán en agradecimiento por un favor antes concedido, pero si ésta penitencia o sacrificio no va acompañado de un verdadero acto de amor y agradecimiento sincero, tampoco vale, ya que en la desesperación de alcanzar el favor de Su Dios, hacen promesas tales, que si no tardan mucho en realizarlas por no haber un verdadero agradecimiento de corazón, lo hacen de mala gana con pesadumbre, como obligados a agradecerMe el favor recibido.

No hijitos Míos, si no ponéis vuestra voluntad y vuestro amor, tanto en lo que pidiéreis o agradeciéreis, vuestro holocausto no llega a Mí, vuestro Dios. No Me importa si por vuestro agradecimiento a un favor recibido sólo Me entreguéis una linda flor, pero quiero que en esa flor vaya todo vuestro corazón. Yo Soy un Dios sencillo, humilde, bondadoso, que dá sin esperar grandes cosas de vosotros porque conoce vuestra naturaleza. Vosotros no podéis esperar grandes muestras de agradecimiento de vuestros hijos pequeños, cuando aún ni siquiera saben hablar ni caminar, pero, ¿Qué sentís cuando vuestro bebé, allegándose a vosotros como pueda, os abraza y os sonríe en un acto de agradecimiento y de amor? ¿No es acaso esa una paga pequeña al tiempo y gato que habéis invertido en ellos? Pero esa muestra de amor, no se puede comprar ni con todo el oro del mundo, porque se las ha dado un alma pura, sencilla, humilde que no conoce de comportamientos humanos para ocasiones determinadas, el bebé o niño pequeño ama porque sólo actúa según su corazón le indica, no lo que le indique su mente o la educación recibida; es el agradecimiento de corazón lo que dignifica al hombre con Su Dios.

Vuestras donaciones, grandes o pequeñas de vuestro propio ser ya sean ayunos, sacrificios, penitencias, etc. nunca van a ser desoídas, ni nunca se van a desperdiciar cuando éstas llegan a Mí, adornadas con el amor de vuestro corazón.

¿De qué os sirvieron los kilómetros caminados, ya sea a pié o de rodillas si todo el camino ha sido una queja y pensando que fue un error la promesa hecha y que el sufrimiento de recuperación va a ser largo y doloroso? Si no se hace de corazón, no vale. Prefiero que caminéis 100 metros poniendo vuestras pisadas en las Mías en el trayecto al Calvario y acompañandoMe así y uniendo vuestra voluntad a la Mía, os introduzcáis a Mí Corazón y juntos salvemos infinidad de almas, que es lo que Yo, el Hijo de Dios, iba haciendo a ésos momentos y en todos los momentos de Mí Vida sobre la Tierra.

Os dignifica el ser hijos Míos, porque un hijo de Rey lleva sangre Real por el sólo hecho de pertenecer a la Familia Real y venir de su mismo Ser. Todos vosotros sóis hijos de Rey. Yo no he creado almas diferentes, unas para un tipo de gente y otras para otro tipo de gente. Todas las almas que han existido, existen y existirán, han salido de Mí, de Mi Esencia Divina. Vuestros cuerpos son diferentes porque diversas son las razas existentes en vuestro mundo, diversas son las condiciones sociales y económicas también, pero las almas, todas, provienen de UNA sóla escencia, la Mía y si Yo Soy Rey, vosotros todos, sóis hijos de Rey.

Dignificáos en ésta realidad y agradecédMe con vuestra voluntad libre en el amor, tal favor.

Mí enemigo y, por lo tanto, el vuestro, sabiendo que sóis y pertenecéis a Mí Reinado, os quiere denigrar tanto en cuerpo como en alma. Todos vosotros sóis reyes, no súbditos, él es el súbdito y traidor a Mí Reino y vuestro reino, defended vuestra dignidad de hijos de Dios, de hijos de del Rey. Comprended vuestra posición real y no os envilezcáis con las bajezas que el enemigo y traidor os propone, mostrádle vuestra realeza y comportáos como Mi Hijo Jesucristo os lo enseño.

Hijos Míos, sed dignos descendientes de vuestro Padre, el Rey del Universo, uniendoós al verdadero amor y al verdadero agradecimiento de corazón que todos vosotros recibís por cada momento de vuestra existencia. Yo os amo y os quiero a todos conmigo de regreso. No os dejaré nunca sólos a vuestras pequeñas fuerzas de bebés. No os sintáis poderosos o soberbios ante Mí, vuestro Creador, ni os sintáis merecedores de Mis Bienes por vuestras acciones, ya que ellas mismas Me pertenecen por obligación puesto que Yo os dí lis dones y las capacidades para llevarlas a cabo, lo único que Me interesa de vosotros es el amor que pueda salir de vuestra voluntad libre y que sean actos sinceros de vuestro más profundo ser, de vuestro corazón, ya sean para agradecerMe los dones que habéis recibido de Mí, como para salvar almas, tanto de la Tierra como del Purgatorio. Actuando así seréis dignos hijos del Rey.

Os amo, Mis pequeños príncipes y os bendigo en Mí Santo Nombre, en el de Mí Hijo Jesús y en el del Espíritu Creador y Consolador.