Mzo 12_01 Desde vuestro corazón debiera brotar continuamente: ¡Piedad Dios mío, piedad!

Mensaje.

 

Mensaje de Dios Padre a J. V.

Habla Dios Padre,
¡Piedad Dios mío, Piedad! Hijitos Míos, ésta frase debiera brotar desde lo más profundo de vuestro corazón, es una frase que debierais tener continuamente en vuestros labios intercediendo por todos vuestros hermanos, pero ésta frase también brota de vuestro corazón cuando estáis en una gran necesidad.

¿Por qué, Mis pequeños, os esperáis a usarla cuando ya veis casi todo insalvable?, ¿Por qué, Mis pequeños, en vez de usar ésa frase no usáis la de “Gracias Padre por Tu Amor y Tu Misericordia”?

Usáis de la primera frase para implorar Mi Amor y Mi Misericordia cuando ya humanamente os sentís abandonados e impotentes. Esto os pasa porque Me tenéis como a un Dios “al que le tenéis un lugar en vuestro corazón”, cuando vuestra necesidades son muchas, ó Me tenéis como a un Dios para “usarse” cuando ya está casi todo perdido y que no encontráis ni en vuestros conocidos, “poderosos de la Tierra” la ayuda necesaria para resolver vuestro problema.

¡Piedad Dios mío, Piedad! Es la frase que se grita en la necesidad, pero el decirla os exige humildad, humildad que no tenéis cuando os sentís ricos, sanos, poderosos ó “sin problemas aparentes”.

¿No os dais cuenta de que cuando os sentís “sin problemas” es cuando en mayores problemas estáis? Quizá estéis sin problemas del mundo, pero estáis en un real y grave problema espiritual, porque Yo no habito en vuestro corazón. Hay lugar para todo en vuestra vida, pero no para vuestro Dios.

Pedís piedad cuando vais a ver al banquero para que os ayude a resolver vuestros problemas económicos que os agobian. Pedís piedad cuando el casero os quiere arrojar a la calle por no haberle pagado la renta de varios meses atrasada. Pedís piedad cuando por haber cometido un error grave os quieren meter a la cárcel. Pedís piedad cuando veis a un hijo vuestro gravemente enfermo y que necesitáis sea atendido por el médico adecuado y no tenéis con qué pagarle.

¡Estáis ciegos hijitos Míos! Voltead a ver a vuestro alrededor. No hay país en el Mundo que no tenga problemas fuertes, si no lo son políticos son de guerra ó son climáticos. No hay país ó familia que no tenga un serio problema, ya sea moral ó espiritual.

No queréis ver la realidad, pero el mal ya está caminando por vuestras calles, cubre vuestra sociedad, está aplastando ciudades enteras y aún así cerráis vuestros ojos a la realidad.

No es ya Mi Amor el que camina por vuestras calles. Ya no es Mi Amor el que dirige a los pueblos. Ya no es Mi Amor el que se vive en los hogares. Ya no es Mi Amor el que os distingue como hijos Míos y aún así no queréis ver la realidad ni pedir Mi Misericordia.

El mal os ha cegado y ha debilitado vuestra voluntad. Ya no os interesa el ver por las necesidades del hermano, cualesquiera sean, para no introduciros en sus vidas y os causen un malestar “innecesario” a vuestra mundana comodidad.
Ya no os podéis llamar hijos Míos, porque ni vivís Mi Amor ni Me hacéis vivir en vuestros hermanos. Ya vuestro Dios ha sido apartado de vuestro corazón porque molestan Mis Leyes y Decretos a vuestro libertinaje humano.

Estáis ciegos, hijitos Míos, pero el ciego, no por estar así se libra de los accidentes ni del dolor. El ciego sufre con su ceguera, pero también sufre con los golpes y caídas que no puede esquivar. Así vosotros, sufrís por vuestra ceguera espiritual y además, por estar separados de Mí, os atraéis mucos males. Yo no os los mando, sino que al estar apartados de Mí, en la mayoría de los casos viviendo en pecado mortal y totalmente apartados de Mi Iglesia, no tenéis la protección que os doy para que el maligno no os ataque y os venza.

Sufrís porque queréis, porque si en Mí estuvierais, Yo os protegería de todo mal, pero sólo Me buscáis cuando os conviene y cuando ya veis todo perdido.

Sí, es verdad que a veces, por amor, permito que tengáis algunos “males” en vuestra vida, para con ellos acercaros a Mí. Como seguís siendo un pueblo de cabeza dura y corazón de piedra, sólo en las ocasiones “fuertes” que permito en vuestra vida os pueden tambalear y así os permiten ver vuestra realidad.

¡Entended!, no sois poderosos porque tenéis muchos bienes ó mucha salud ó mucho poder humano, en esto habéis basado vuestra vida y cuando os lo quito, sentís que el mundo se os a acaba.

¡Ved bien, abrid vuestros ojos, observad lo que pasa! Vuestra Fe es una fe material, una fe de polvo, una fe efímera, porque la estáis basando en los valores del mundo. Vuestra fe no es una Fe espiritual, una Fe en vuestro Dios, una Fe que destruye toda duda ó padecimiento humano.

Los que en Mí confían y en Mí se apoyan no quedan exentos de pasar algunas pruebas fuertes, pero la diferencia con los otros, es que no se derrumban, no se desesperan, no pierden la esperanza en que su Dios les va a resolver, en Su Voluntad, su problema real.

Mientras Yo no escuche del fondo de vuestro corazón y con humildad ésta frase, Yo no podré hacer mucho por ayudaros. ¿Acaso queréis estar con el agua hasta el cuello,  con ya casi todo perdido, para que entendáis Mis Palabras? Hace tres años os profeticé que “las presas se romperían y muchos pueblos quedarían cubiertos por las aguas”. Lo estáis viendo y ¿ni aún así se mueve vuestro corazón al arrepentimiento y a un cambio de vida según Mis Leyes?

Si no entendéis, cosas más graves sucederán y que ya os profeticé. El Cielo se horroriza al verlas, de vosotros dependen que se realicen ó que se cancelen.

Yo Soy un Dios de Amor y de Perdón y si permito esto es porque os amo, pero vuestro duro corazón parece que sólo entiende con los golpes fuertes que hacen doblegar vuestra soberbia. Yo os amo y he de servirMe de todo para recuperar vuestra alma para el Cielo.

Entended por las buenas y Mi Amor cancelará a Mi Justicia. Yo os amo y os bendigo en Mi Santo Nombre, en el de Mi Hijo Jesucristo y en el del Amor de Mi Santo Espíritu.