Feb 03_05 Mi Misericordia se derrama sobre todos vosotros y Mi Corazón sigue esperando.

Rosario.

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo, a J. V.

Tema: (Único)

  • Mi Misericordia se derrama sobre todos vosotros y Mi Corazón sigue esperando.
Primer Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: Mi Misericordia se derrama sobre todos vosotros y Mi Corazón sigue esperando.

(Lenguas…)
Hijitos Míos, estoy ante vosotros, con Mi Corazón abierto, Mi Corazón traspasado, Mi Corazón Amoroso.

¿Por qué el hombre no se acerca a Mí, a pesar de que Mi Corazón, amor destila en cantidades sobreabundantes para traeros Gloria, para traeros Perdón, para atraeros a Mi Misericordia?

Mi Corazón abierto está, Mis brazos abiertos de par en par. ¡Es tanto el Amor que quiero derramar sobre vosotros!

Mi Amor, Mi Puro Amor, puede transformar la Tierra entera y debe transformarla, pero el hombre debe aceptarlo.

¡Sufro, Mis pequeños al ver cómo paso desapercibido por tantas almas cuando Yo a todas las tengo en Mi Corazón! Pasan, Me ven, ven Mi Sufrimiento solamente, algunos se apiadan, otros se horrorizan, otros desprecian, pocos aman, menos de ellos agradecen y Mi Corazón sigue esperando, sigue esperando a las almas.

Mi Misericordia se derrama sobre todos vosotros y Mi Corazón sigue esperando.

¿Hasta cuándo el hombre se dará cuenta de Mi grandiosidad, de Mi Sacrificio, que por él obtuvisteis vuestra libertad, que por él sois llamados hijos de Dios, que por él se abrieron las Puertas nuevamente del Cielo, para que regresarais a él?

¡Cuánta ingratitud del hombre! ¡Cuánta maldad todavía en su corazón! ¡Cuánta iniquidad! Tanta, que muchos de vuestros hermanos quisieran crucificarMe de nuevo, deshacerse de Mí, no saber de Mi Amor ni de Mi Sacrificio.

El hombre quiere caminar solo, no quiere saber de dolor, pero tampoco de Amor.

¡Cuánta ingratitud del hombre que Me sigue dejando en la Cruz, abandonado! Sin querer compartir Mis Méritos, sin unirse a la Vida de su Redentor.

¡Qué ingratitud la del hombre, que ni siquiera el Amor, que tanto costó, lo quiere tomar
para sí, ni para sus hermanos!

¡Qué ingratitud la del hombre, de seguir escupiendo a su Salvador, aún sufriente en la Cruz! Con sus actos deplorables a diario, rehusando la Gracia, rehusando la Gracia que Yo os puedo alcanzar.

Mis pequeños, Mi Corazón abierto está, para recibiros a todos vosotros, para recibir vuestras peticiones, para recibir vuestras palabritas de aliento, para recibir vuestro amor.

Mi Corazón deseoso está de derramarse sobre vuestros corazones, de transformarlos, de vivificarlos, de llevarlos a la Gracia extrema de la Santidad.

Mi Misericordia, antes que Mi Justicia, quiere derramarse sobre todos vosotros; levantar aún a aquél que muerto a la Gracia está.

Darle nueva vida al leproso, levantar al oprimido, llevar al bueno a misionar entre sus hermanos.
¡Cuánto dolor, Mis pequeños, cuánto dolor de éste Corazón tan dadivoso!

¡DejadMe Amaros, dejadMe llevaros hacia la Gracia, hacia la Vida Celestial! Acercaos a Mí, Fuente de Sabiduría, Fuente de Amor, Fuente de Perdón.

En la Cruz está la Vida, no la muerte, como muchos la quieren ver y así dejarMe ahí. La Cruz os abrió la puerta a la Vida, vuestra Vida real, Celestial y eterna.

Os quiero ahí, Mis pequeños, junto a Mí, bebiendo de éste Cáliz, pero adquiriendo Vida. ¡Llenaos de Mi Vida! Servid a vuestros hermanos, no Me dejéis morir con vuestro olvido, con vuestro desprecio.
 
DejadMe Vivir como fue en Mi Resurrección.

¡Implorad Mi Amor para vuestros hermanos! ¡Implorad Mi Sangre Purificadora sobre ellos! ¡Salvad a vuestros hermanos, que inertes están a Mi llamado, inmersos en el mundo, que los está sepultando.

¡Mis Llagas, Sangrantes están para todos vosotros y son Vida!

Acercaos a Mí, escuchad Mis Palabras, aprended de Mí.

DejadMe ser nuevamente vuestro Salvador, El que os purifique, El que os enseñe, El que os salve, El que os santifique.

DejadMe cubriros con Mi Sangre, Sangre que os dará Vida, para que ésa Vida dé mucho fruto y ésa Vida reclame más Vidas.

Orad, interceded, daos Conmigo en la donación total de vuestro ser para la conversión total de vuestros hermanos, para la salvación de éste mundo, que al abismo, que al abismo están cayendo, no lo dejéis perderse, no los dejéis en el abandono.

Orad, orad, acompañadMe, subid a la Cruz Conmigo, reparad, tomad de Mí y salvad todas las almas que podáis.

Velad, velad vuestro sueño, porque el dragón, el dragón infernal se acerca.

Protegeos, entrad en Mi Corazón, no os apartéis de Él y alimentaos con Mi Sangre, con Mi Amor. Y así protegidos estaréis.
No os separéis de Mí, no os separéis de Mí.
Gracias, Mis pequeños.