Mensaje de Dios Padre a JV.
Habla Dios Padre,
Sobre: El Sacerdocio.
Hijos Míos, ahora os quiero hablar  sobre Mis ministros, vuestros sacerdotes. Ellos son almas escogidas de  Mi Corazón, en los que he puesto multitud de  dones para la transmisión de Mis Gracias a todos sus hermanos que sois  vosotros. A ellos les he cuidado desde antes de su concepción en la Tierra. Son  almas especiales con las que Yo regalo a Mi Iglesia para transmitirle Mi  propia vida a través de los Sacramentos; son almas muy cercanas a Mi Corazón.
Yo constantemente envío a la Tierra  éste tipo de almas para ayudarles a vosotros en vuestra conversión, en vuestra  salvación, en vuestro crecimiento espiritual. Ellos son los portadores de Mis  Virtudes y de Mí Amor.
Como vosotros sabéis, éstas almas  tienen que encarnarse, igual que vosotros, y tienen que luchar contra todo lo  que el demonio y el mundo les ofrecen, igual que a vosotros. Tienen que sufrir  incomprensiones en su niñez y juventud, especialmente en éstos  tiempos en los cuáles las familias, en general, no les interesa y hasta luchan  por no permitir que un hijo suyo se vaya de sacerdote. Esto lo consideran  pasado de moda o indigno para sus familias. Qué tristeza se produce en Mí  Corazón cuando veo que en las familias, que se dicen, cristianas, atacan y tratan  de quitarle esa idea del sacerdocio a sus hijos; no se imaginan el daño que Me  hacen y el daño que se hacen vosotros mismos. Luego os quejáis conmigo de que  no hay operarios para la mies, cuando sois vosotros mismos quienes lo estáis  propiciando.
Luego tenemos que, a los pocos  operarios de Mi rebaño, en vez de protegerlos con vuestra oración, os pasáis el  tiempo criticándoles sus vidas. Ya les dije que son almas escogidas de Mí  Corazón, pero así como a vosotros os tocó un cuerpo defectuoso por el pecado  original, también a ellos y todos tenéis que luchar contra todos los ataques que  Mi enemigo les pone en vuestro camino. La lucha de un sacerdote contra sus  debilidades corporales, es muchísimo mayor que las de vosotros, puesto que el  demonio los ataca muchísimo más fuerte a ellos, por ser Mis ministros y  propagadores de la Fe que Mi Hijo les dejó. 
Si vosotros fuerais generales de un  ejército y tuvierais que atacar al ejército enemigo ¿a quién trataríais de  eliminar primero?
Os iríais hacia las cabezas que  comandan al otro ejército, para que al eliminar a los que dan las órdenes y la  estrategia de ataque, ya no pudieran continuar el ataque y así el resto del  ejército se tendría que retirar sin rumbo fijo y perderían la batalla ¿no lo  creen así, Hijitos Míos? Lo mismo sucede con Mis sacerdotes y los ataques del  maligno, si vosotros en vez de criticar a Mis sacerdotes, los protegierais con  vuestras oraciones, ayunos y penitencias, tendríais los sacerdotes santos que  tanto me pedís.
Hijos Míos, Yo necesito de vosotros  para proteger a los sacerdotes a través del amor de vuestras oraciones. Tenéis  que daros cuenta que el mundo os necesita en la virtud, y que sólo viviendo en  la virtud, todo se puede lograr.
Recapacitad en que para la  obtención de los principales sacramentos, se necesita uno de Mis ministros y  si vosotros no los cuidáis como piedras preciosas, que son realmente porque son  almas escogidas por Mí, vuestro: Padre, no tendríais esos sacramentos ni para  vuestra vida ni para vuestra muerte. Yo constantemente envío almas sacerdotales  a la Tierra. Yo conozco vuestras necesidades, escucho el clamor de Mi pueblo y  actúo de inmediato, pero ¿que hacéis vosotros con éstas almas? Muchas son abortadas,  muchas son “convencidas” por sus padres para que no tomen el  santísimo camino del sacerdocio y otras son dejadas a la deriva, a merced de Mi  enemigo, quien las ataca y logra convencerlos a tomar otras ideologías que no  son las Mías y sólo logran confundir a Mi pueblo y así se pierden o se apartan  de Mi camino. 
Pero todo ésto sucede por vuestra  falta de oración y penitencia por ellos. No creáis que porque son sacerdotes ya  no necesitan de oraciones, ellos necesitan muchas más que para vosotros. Y son  pocos los sacerdotes que se mantienen en una vida santa y de ejemplo. Pero no  os engañéis, Hijos MÍos, si las cosas están así en Mi Iglesia, es por vuestra  frialdad, indiferencia Y crítica hacia Mis ministros. Se dice que un pueblo  tiene el gobierno que se merece, y vosotros ¿no os merecéis, lo que tenéis  ahora? Recapacitad Y orad.
La oración y la penitencia, junto  con el ayuno, tienen un poder absoluto contra Mi enemigo y sus secuaces, porque  al orar y daros en penitencia por Mis ministros y por vuestros hermano, estais viviendo  en el AMOR, y mi enemigo no puede nada con quien realmente ama.
Recordad nuevamente, Yo  constantemente envío almas sacerdotales a la Tierra, pero ¿vosotros las acogéis  como lo que son y fomentáis su apostolado?
Os amo, hijitos de Mí Corazón, y  les pido que vean por Mis ministros, cuídenlos, protéjanlos en cuerpo y alma,  porque así vosotros mismos os estaréis protegiendo ya que ellos intercederán  por vosotros en vida y en muerte.
Los  bendigo en Mí Santo Nombre, en el de Mi Hijo Jesús y en el del Amor Fecundo del  Espíritu Santo.